Entré a la suite de Osvaldo. Todo estaba cerrado y, de repente, no veía nada. Pasaban los segundos y mi vista se iba aclarando, pero lo que vi me dejó con los pelos de punta: un escenario donde yo iba a bailar, con un tubo en el medio… y él. Él estaba sentado en un sofá, desnudo por completo, como Dios lo trajo al mundo. Me quedé en shock cuando vi a las dos putas: una agachada con el m*****o de Osvaldo, bien erecto, en la boca. Lo tenía bien agarrado, dándole movimientos, sube, baja… sube, baja… metiéndoselo en la boca, sacándolo, haciéndole con la lengua sexo oral, volviendo a chuparlo. Él me hizo una seña para que comenzara a bailar. La otra lo besaba en la boca y lo acariciaba con sensualidad. "¿Tú quieres jugar conmigo? Vamos a jugar tu maldito juego", dije para mí mientras subía

