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Información Desconocida y Culpa Mia se acercó con unos platos y Lucy le sirvió pastel. Kairon agradeció la comida y probó, suspirando de placer. El sabor acido de las fresas sin azúcar tranquilizó su estómago revuelto. - Su majestad ha estado con algunas molestias estomacales. Lo acido parece hacerle sentir mejor. - explicó Don al ver sus rostros confundidos - Se comió las uvas que llevé. - Pruebe estos dulces, majestad. - le dijo Lucy ofreciéndole los dulces amarillos - Son de limón. Kairon obedeció y lo dejó disolver en su boca. -Es bueno. - le dijo sonriendo agradecido - ¿Pueden llevarme algunos a mi despacho? - Por supuesto, majestad. - Este pastel…Lo he probado antes... - Es el que le gusta a la maestra. - ¿Puedes prepararlo para mí? Lucy lo miró sorprendida y se sonrojó. - Es un honor, majestad. - le dijo - Si gusta puedo enviar la receta a su chef en el palacio del león. - No, - le dijo con rapidez - Es el que le gusta a mi esposa. - miró a Arak - Trae al mejor chef pastelero para que trabaje en el palacio de la emperatriz. Entrevístalo y envía directamente a mí el contrato. - Sus órdenes, majestad. - contestó Arak sorprendido. - Cuando regrese de la expedición, hablaré con la emperatriz para elegir más personal. - miró a Don - Lleva el plato y las uvas. - ordenó - Debo regresar a trabajar. Gracias por la comida. - les dijo saliendo de la cocina mientras la escolta agarraba el plato y las uvas cercanas encogiéndose de hombros al ver la confusión de los demás quienes se miraron sin entender lo que había pasado. - Yo tampoco entiendo. - les dijo siguiendo al emperador que ya había salido. Mia se sentó mirando a Lucy. - ¿Por qué no le dijiste que los dulces los preparó su majestad? – le preguntó. - No quería meter en problemas a nuestra señora. - explicó la doncella - Su majestad no ha venido a verla y no sabemos que está pasando entre ambos. -Ya veo. - dijo Mia. - Preparen las porciones para su majestad. - dijo Arak desviando el tema. No quería rumores o comentarios extras hasta no saber que realmente pasaba con la pareja imperial. - No seremos nosotros los que creemos rumores de los maestros. No hablarán con nadie fuera de nosotros y Don de lo que está pasando. - Lo entendemos, Sir Arak. - dijeron ambas preparando las viandas. Don alcanzó a Kairon unos metros más adelante. - Investiga lo que está pasando en el palacio de la emperatriz, si está enferma o le pasa algo. - le pidió - ¿En serio? - le preguntó Don incrédula. - ¿Que significa eso? - le preguntó el joven deteniendo la marcha. - Me esta pidiendo que investigue algo de lo que usted es culpable... - le dijo molesta. - ¿De qué estás hablando? - le preguntó Kairon. - Ahh, majestad. - dijo al fin - Lleva semanas siendo duro con la maestra, dejó de verla, cenar o incluso dormir con ella. - lo vio abrir la boca para refutar, pero ella lo detuvo - Si me va a decir que tiene mucho trabajo, no lo haga. Esas son sólo excusas que usted se pone a si mismo. La maestra se está enfermando y usted también ¿No se supone que el león necesita a la compañera y a la inversa? La está lastimando y olvida que ella está sola en este lugar ¿No ve como la tratan? La humillan o la ignoran, ahora más, debido a cómo usted se comporta con ella. Es su compañera, pero la trata como si fuese su enemiga ¿De verdad la ama o ahora que es emperador, se olvidó de ella? - Don... - dijo abrumado por la información que Don le estaba revelando. - ¿Sabe qué, majestad? - le dijo finalmente, demasiado dolida, entregándole los platos - Lléveselos y vaya a su bendito despacho a trabajar. No puedo quedarme quieta si mi maestra está sufriendo. Necesito respirar o le daré una patada y me acusarán de traición por golpear al emperador. - Sabes que no sabía lo que me acabas de decir o la situación del palacio de los Lirios...- se defendió Kairon. - Pues tendrá que abrir más los ojos, majestad. Estamos hace tres meses aquí. Decir que no lo sabía sólo confirma que la ha olvidado. Hay gente que los quiere lastimar más cerca de lo que cree. Si usted y la maestra se alejan, ellos ganarán...Me retiro primero, majestad. - le dijo inclinándose - Estaré en su cámara a primera hora para acompañarlo a trabajar. La maestra me ha encomendado protegerlo y no le fallaré. Sólo necesito respirar un poco o me enojaré aún más. - Ve con ellos. - le dijo con calma. No te detendré. - Gracias, majestad. - le dijo regresando de dónde venían dejando a Kairon en el pasillo del corredor cerrado, en la penumbra, asimilando sus palabras.
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