30

1013 Words
Palabras Hirientes Habían pasado dos semanas desde la discusión de Kairon con Saros y su partida al día siguiente. El emperador se mantuvo concentrado en su trabajo. Las reuniones diarias con la corte, audiencias y visitas de protocolo eran largas y tediosas. Los tiempos entre reuniones los pasaba en el despacho con el secretario Torne y Marcus, el mayordomo. Kairon caminaba por el pasillo del ala privada de los aposentos del Emperador en el segundo piso en el Palacio del León dirigiéndose al despacho de trabajo seguido de Don y el secretario, quién iba discutiendo unos temas de suministros con Kairon cuando, en la esquina a lo lejos, vio a su esposa caminando con Arak escoltándola. El joven observó como la joven lo miraba sorprendida y sonriendo, pero en cuanto vio que el joven frunció el ceño, su rostro cambió al de la aristócrata, el que usaba en Odea - Saludos al león del imperio, larga vida. - le dijo en una perfecta reverencia según la etiqueta de Yamain. - No hagas eso, emperatriz. - le dijo Kairon apresurándose a levantarla - ¿Qué haces aquí? - Yaina dudó antes de hablar mirando a su alrededor, gesto que Kairon entendió - Denos un poco de privacidad.- ordenó haciendo que todos se alejaran diez pasos - ¿Pasa algo? - le preguntó. Yaina se mordió el labio antes de hablar. - Sé que has estado muy ocupado, pero me gustaría poder tener un tiempo contigo - le dijo con precaución - Sé que no hemos aclarado las cosas... - ¿Tiempo conmigo? - la miró con una ceja alzada - Tenemos la cena juntos esta noche. - resopló un poco molesto -Sabes que he tenido mucho trabajo después de la coronación. - Lo sé. - dijo Yaina rápidamente - Lo entiendo, pero me preocupa tu descanso y comidas, yo… - No soy un niño, esposa. - le dijo Kairon con dureza - Tanto el secretario como el mayordomo están al pendiente de esas cosas. Tú sólo debes descansar. - He descansado lo suficiente. - dijo Yaina apretando las faldas del vestido controlando la rabia - ¿No hay nada en lo que pueda ayudarte? Ha pasado un mes desde la coronación, yo… - Con tener tu hermoso cuerpo junto al mío cuando me duermo y despierto es suficiente. - le dijo coqueto besando sus labios suavemente haciéndola sonrojar. - ¿En serio me dirás eso? - le preguntó incrédula. - Por supuesto. - le contestó - Eres hermosa, princesa. - Ya veo - le dijo retrocediendo tensa - Mis disculpas por haberlo importunado, majestad - se inclinó - Me retiro primero para que pueda seguir trabajando - miró a Arak, quien se acercó a ella - Vamos sir Arak, por favor. - La acompaño, majestad - le dijo caminando junto a ella. Kairon la siguió con la mirada hasta que dobló la esquina sin entender ¿Por qué se había molestado tanto? Tenía mucho trabajo y esperaba que pudiese entenderlo, no molestarse. Chasqueó la lengua enojado - Vamos. - ordenó caminando hacia el despacho - Tenemos trabajo que hacer. - Sus órdenes majestad. - dijeron al unísono sus acompañantes antes de seguirlo. Cena Cancelada El mayordomo se inclinó respetuosamente ante Yaina la que se preparaba para bajar al comedor a cenar. Esperaba tener la oportunidad de aclarar las cosas. Kairon no había regresado a dormir a su habitación después de esa noche y la evitaba si se encontraba con ella en los pasillos. - Majestad - le dijo serio cuando Arak se paró a su lado - El emperador se disculpa, no podrá acompañarla a la cena el día de hoy - Vio como la doncella se detenía y Yaina se giraba para mirarlo. - Ya veo, - le dijo con una expresión tranquila mientras se levantaba dejando fluir el vestido para acercarse a él - Dígale a su majestad que he recibido su mensaje. Coordinaremos una nueva cena cuando sea el momento. - le hizo un gesto a la doncella para que se quedara junto a ella. - Gracias por entender, su majestad - le dijo el mayordomo inclinándose antes de salir de la habitación. En cuanto la puerta se cerró, Yaina se dejó caer en el suelo temblando. -¡Majestad! - le dijo Lucy al tiempo que Arak se le acercaba para ver si estaba bien y apoyarla. - Majestad. - le dijo Arak preocupado mientras la ayudaba a incorporarse - Puede que… - Déjalo, Arak. - le dijo volviendo a sentarse en el banco frente al tocador - Lucy, ayúdame a acostarme. Saca los broches. - Pero majestad, ha sido muy irrespetuoso … - se quejó la doncella. - Sabemos que la carga de trabajo es alta - le dijo Yaina haciendo una seña a la doncella para que comenzara a sacar los accesorios y joyas - Recuerda la cantidad de trabajo cuando liberamos a Odea durante la reconstrucción. - Pero eso era una guerra majestad. Fue una reconstrucción - le dijo Arak. Yaina suspiró. Arak tenía razón. - Lucy, ayúdame con el vestido y luego tráeme la cena a la habitación. - Si majestad. - le dijo inclinando la cabeza. - Me siento un poco cansada, Arak, - le dijo al escolta con una sonrisa - Ve a comer algo y descansa. No saldré de la habitación hoy. - Majestad… - comenzó a decir, pero Yaina levantó la mano para detenerlo - Sé lo que quieres decir, pero no hoy, Arak. - le pidió. - Sus órdenes, majestad. - le dijo - Dejaré dos caballeros en la puerta mientras no estoy - El escolta vio que Yaina asintió mirando su reflejo en el espejo, masajeando su frente con la mano mientras Lucy seguía sacando broches y horquillas, pero no habló - Me retiro. - le dijo Arak girándose para luego salir de la habitación. Le hizo una seña a los guardias para que estuvieran atentos y caminó por el pasillo. - ¿Qué demonios estás haciendo primo? - murmuró molesto. Yaina estaba decayendo, dormía mucho y parecía más cansada.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD