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925 Words
La Mina Colapsa Durante la semana en que Yaina permaneció en el castillo, comenzó a ayudar utilizando su magia para apoyar las necesidades del mismo. El poder utilizar su magia a libertad, relajó a la joven y su ánimo se estabilizó. Arak estaba agradecido por verla más animada y feliz. Yaina preguntaba con curiosidad e interes a los caballeros y sirvientes. Saros la miraba sorprendido ante sus conocimientos de caballería y administración. Propuso varios cambios para abaratar costos y mejorar la distribución de recursos los que el Archiduque implementó lentamente. Ahora, después del desayuno habían ido a una de las minas de piedras mágicas del ducado para ver la situación después de las lluvias y, que era el motivo por el que Saros no había asistido a la coronación. - ¡La mina va a colapsar! - gritó un caballero ayudando a varios mineros a salir. Saros y Yaina, los que estaban revisando uno de los asideros externos, se giraron con sorpresa - Quédate aquí. -ordenó Yaina desplegando las alas al activar su magia. - ¡¿Cómo que me quede aquí?! ¡¿Qué vas a hacer?! - le gritó Saros, pero Yaina levantó el vuelo sin escucharlo pasando por encima de las cabezas de los caballeros y gente que salía de la mina adentrándose en ella a toda velocidad. Arak estaba adentro y no permitiría que sufriera daño. - ¡Arak! ¡Arak! - gritó esquivando pedazos de roca que se desprendían del techo. Lo llamó varias veces hasta que escuchó a lo lejos su respuesta. Yaina entró al espacio de trabajo que era más espacioso de lo que esperaba. Habían unos quince mineros más su escolta. - ¡¿Qué diablos, majestad?! - le gritó furioso - ¡No debería estar aquí! - ¡Vine a ayudarte! - le gritó ella a su vez - ¡¡¿Crees que dejaría a uno de los mios atrás?!! - vio como el caballero la miró perplejo, pero no le respondió - La mina está por colapsar. Tenemos que salir - Varios están heridos. -le dijo Arak señalando lesiones de algunos - No lograremos llegar a la salida a tiempo. La joven los miró asintiendo y evaluó las posibilidades. -Abriré un portal donde estábamos trabajando. - le dijo activando su magia y creando un gran círculo cerca de ellos, pero titiló cuando algunas rocas cayeron cerca de ella. La joven miró hacia arriba y con la otra mano creó una barrera de magia sobre ellos - ¡Ahora! - les gritó - ¡Salgan! Al mismo tiempo, cerca de Saros y los caballeros que ayudaban a los mineros, se abrió el portal sorprendiéndoles primero, pero cuando vieron salir a los primeros mineros atrapados se acercaron corriendo para ayudar - ¡Yaina! - gritó Saros viendo como la joven desplegaba el portal y la barrera de protección. No muchos magos lograban desplegar magia en varios lugares distintos con ese nivel de pureza y precisión. Yaina levantó la cabeza hacia él y le sonrió asintiendo con la cabeza mientras Arak ayudaba a salir a los mineros que quedaban - ¡Tienen que salir! - le gritó preocupado. Yaina hizo una seña a Arak para que saliera cuando los círculos de magia titilaron otra vez. Saros vió su expresión de sorpresa y preocupación atravesar su rostro en segundos y Arak también parecía haberlo visto ya que se detuvo en el acto. Algo estaba mal. - ¡Vamos majestad! - le gritó. - ¡Sal! - ordenó Yaina consciente de que algo no estaba bien... No podría mantener ambos campos con la magia inestable - ¡No la dejaré, majestad! - le gritó Arak. - Qué te dije de no llamarme majestad aquí. Con todo lo que lo has gritado ya deben saber quién soy - ¿Y qué importa eso ahora? - alegó Arak frustrado - Tengo que sacarla de aquí. - ¡Saros! - le gritó Yaina al duque - ¡Sácalo! Su expresión era dura y decidida lo que hizo que el joven diera un paso hacia adelante, pero en el momento en que lo hacía, la barrera superior se debilitó haciendo caer varios fragmentos de roca y tierra que la hicieron desestabilizarse. - ¡Majestad! -gritó Arak, cubriéndola con su cuerpo al tiempo que el portal se cerraba. Saros vio la escena desde el otro lado del portal angustiado. - ¡Nooooo! - gritó- ¡Yaina! El joven corrió hacia la entrada de la mina, pero solo fue recibido por una bola de polvo y tierra que salía desde el interior. - ¡La mina se ha derrumbado! - gritó un caballero saliendo de entre el polvo con el último minero. Saros entró corriendo para enfrentarse a una pared cerrada de rocas y escombros. - ¡Maldición! - gritó golpeando el puño en la roca. - Señoría. - le dijo Ciro quien lo había seguido - Tenemos que reagruparnos. Si hay mas gente dentro….. - ¡Tenemos que sacarla! - le gritó Saros extrañamente afectado. - No podemos hacer nada por el momento aquí, maestro. - le dijo - Venga. El duque salió del túnel mirando a sus caballeros y a los mineros exhaustos. Tenía que concentrarse en la emergencia inmediata. - Ciro. - ordenó - Contabiliza a nuestros caballeros, que los mineros informen si faltan compañeros. Hagan un catastro de los heridos. Los que puedan, reúnan leña. No nos moveremos durante la noche. - ¡Vamos! ¡Ya escucharon al maestro! - gritó Ciro al tiempo que se movían para comenzar el proceso.
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