Lucien La oscuridad de la noche era un reflejo perfecto de la tormenta que se agitaba en mi interior. Me había obligado a no ver a Octavia durante días, intentando de alguna manera superar estas emociones que me consumían. Como vampiro, la despiadada sed de sangre era mi naturaleza, pero desde que Octavia entró en mi vida, había algo más, una lucha interna entre lo que era y lo que sentía por ella. Había salido a patrullar más seguido, intentando encontrar algún consuelo en la tortura de otros. Cada grito, cada súplica de mis víctimas era un intento vano de acallar la confusión y el deseo que Octavia había despertado en mí. Justo ahora, mi grupo y yo estábamos persiguiendo a unos lobos rebeldes que se habían atrevido a merodear cerca de las fronteras de las Tierras Sagradas. Corríam

