Capítulo 9

1518 Words
Abrí mis ojos lentamente y un dolor de cabeza insoportable me inundó haciendo que hiciera una mueca de dolor, todavía todo seguía n***o pero esta vez no era porque estuviera inconsciente, sino porque a mi alrededor estaba oscuro, como si estuviera en una habitación sin luz, pero cuando intenté moverme no tenía el más mínimo espacio para hacerlo, y me di cuenta de que no estaba en una habitación sino estaba en el maletero de un auto. Toqué mi cabeza y sentí algo húmedo entre mis dedos que comenzaba a pegar cabellos, no podía asegurar que fuera sangre porque no podía distinguir bien el color entre tanta oscuridad pero supuse que lo era. Comencé a tantear la parte de atrás del maletero en busca de alguna vía de escape, sabía que muchos autos conectaban sus asientos traseros con el maletero, y ¡bingo!, encontré la pequeña ranura que me indicó que este era uno de esos modelos. Me costó un poco de trabajo por el poco espacio con el que contaba pero finalmente logré abrirlo y tuve que pestanear más de una vez para que mis ojos se adaptaran al cambio de luz. Me quedé completamente desconcertada al volver a abrir los ojos y ver quién era mi captor, no podía creerlo. —¡Qué rayos! ¿En serio Saúl? ¿Me golpeaste la cabeza y me metiste en un maletero?—dije incorporándome en el asiento de atrás y masajeándome mi cabeza, efectivamente era sangre lo que tenía—¡Joder me has roto la cabeza! ¿Vas a darme una maldita explicación o solo estarás callado todo el camino?—acabé gritando de la exasperación que estaba sintiendo. Él me miró y luego miró por los espejos y una mueca se dibujó en su rostro, miré a donde él lo hacía y me percaté del motivo de su gesto, habían dos autos siguéndonos, los cuales sin dudas debían ser de Mauricio. —Alexa por favor, no compliques más las cosas, nos están siguiendo y Benjamín está muy, pero muy furioso contigo. Y por favor agáchate o te acabarán viendo—dijo con la voz hiper tensa, y no pude evitar sentirme culpable, de seguro Ben no había sido nada sutil con él y había descargado todo su ira sobre Saúl debido a mis acciones. Hice lo que me dijo y me agache en el asiento. Saúl soltó un suspiro cansado y volvió a hablarme, esta vez con un mejor tono de voz—Alex perdón ¿Vale? Solo estoy haciendo lo que Benjamín me ordenó, ya sabes como es él, no le gusta que las cosas no sean como él ordena. Pero ciertamente se me fue la mano con el golpe que te di, es solo que necesitaba que pareciera real y todo fue demasiado rápido. Benjamín está realmente enfadado contigo, encolerizado más bien, quiere que te lleve hasta él pero me advirtió que no debía arruinar tu fachada, no sé cómo lo logras pero aún cuando no haces lo que quiere él sigue confiando en ti. —Tranquilo, no hay nada que perdonar, sé que serías incapaz de hacerme el más mínimo daño. Pero por favor la próxima trata de pegarme un poco más suave, ¡Me acabaste abriendo la cabeza!—dije y el soltó una carcajada que ciertamente aligeró mucho la tensión que había en el ambiente—Espero que Ben no haya sido demasiado duro contigo, la culpable soy yo, pero estoy segura que él entenderá mis razones. —Ya sabes como es Benjamín, con la única que es indulgente, por así decirlo, es contigo, eres especial para él Alex. Sinceramente espero entienda tus razones porque nunca le había visto de esa manera. Pero Alex, ¿Qué es lo que pasó para que no terminaras el trabajo? Eres una mujer implacable, nunca fallas ni dejas nada a medias, ¿Qué te llevó a hacerlo diferente esta vez?—Saúl hizo la justa pregunta que no paraba de hacerme a mí misma, ¿Por qué con Mauricio todo era diferente? Y no sé por qué estúpida razón me negaba a responder esa maldita pregunta, la incógnita que había desencadenado todo esto. Suspiré pensando en que decirle, sabía que me volviera a enfrentar a esta pregunta una vez más cuando estuviera frente a Ben, pero nuevamente me negaba a responderla, era más facil excusarme en el pretexto de que podría llevarme directo a Aracelio Iglesias. —Supongo que esta vez ví una posibilidad más viable e inteligente que solo dañar la red de Aracelio, ¿Por qué seguir destruyendo pequeñas piezas cuando puedo ir a por el rey del tablero? Saúl nunca he cuentionado nada de lo que Ben me ha pedido hacer, he hecho cada cosa que ha dicho, pero...—no pude llegar a decir en voz alta lo que pasaba por mi mente porque una bala colisionó contra una de las llantas del coche haciéndome callar y poniéndome alerta. A ese disparo le siguieron más que Saúl logró esquivar entre el tráfico, él estaba intentando evadir las balas pero en algún momento nos alcanzarían—Dame una pistola Saúl, deja que te ayude o nos daran—dije incorporándome en el asiento y mirando por el cristal trasero el auto que cada vez estaba más cerca, el segundo coche estaba un poco más atrás pero también se acercaba a nosotros. —Alexa baja o te verán, si te doy un arma verán que eres tú la que dispara y se acabará toda tu fachada con Diestevan—dijo exaltado mirando intermitentemente del espejo al tráfico. No saldríamos de esta si no me dejaba ayudar ¡Dios! ¿Cuándo es que desaparecerá la estupidez masculina de este mundo? —¡Dame una maldita pistola de una vez! No quedará ninguno vivo para decirle a Mauricio que fui yo la que disparé—grité alterada por la situación y al ver que aún dudaba agregué—Sabes bien que nunca erro un tiro.—solo esas palabras bastaron para que me entregase el arma y sin dudarlo comencé a disparar al auto que teníamos más cerca. Saúl se concentró en esquivar el tráfico que a esta hora del día estaba insufrible. El movimiento del auto me dificultaba demasiado lograr acertar a los hombres que iban en el coche al primer tiro, pero antes de que se vaciara el cargador logré acabar con los dos. El auto se detuvo en plena calle y casi choca con el otro auto que nos seguía pero para nuestra desgracia no fue así y acabó colisionando con otro coche de la vía. El segundo auto aceleró más esta vez tratando de alcanzarnos y la cercanía me facilitó mucho poder darle al que iba en el asiento del copiloto en el primer tiro. El chófer aprovechó el tiempo que me tomó cambiar el cargador y disparó contra nosotros acertando en una de las ruedas que se ponchó al instante. En cambio fue lo último que hizo porque la bala en su cabeza finalizó su vida en un segundo. Saúl detuvo el auto de la mejor forma en que le fue posible, bajamos y suspiré aliviada al ver que no había más ningún coche tras de nosotros. —Los perdimos, pero ahora nos tocará caminar—dije quitándome los tacones que me estaban matando los pies. Saúl me miró con guasa mientras lo hacía y yo le levanté una ceja a modo de pregunta pero él solo soltó una carcajada—¿Qué?—pregunté yo también divertida, la verdad era que la risa y la felicidad eran la cosa más contagiosa de este mundo. Era imposible no reír cuando la persona junto a ti lo hacía. —Nada, solo que es increíble que seas capaz de matar sin siquiera pestañear y no puedas aguantar un par de tacones—dijo comenzando a caminar hasta que detuvo un taxi y ambos subimos a él. El trayecto fue demasiado largo o al menos fue lo que me pareció a mí. La dirección que Saúl le dió al chófer del taxi era de una de las casas que Benjamín tenía a las afueras de la ciudad que apenas era usada. Había sido la casa en la que mataron a su hija y por eso permanecía la mayor parte del tiempo cerrada, comprendía lo que se sentía, ver el lugar donde tantos momentos compartiste con esa persona que te fue arrebatada de la manera más cruel, hacía que los recuerdos te inundaran sin piedad, pero peor era si en ese mismo lugar era donde lo habías perdido para siempre, eso era simplemente devastador. El coche se detuvo y bajamos. Saúl se retardó un poco pagandole al chófer y yo me adelanté. Cuando abrí la puerta de la casa me encontré con Benjamín sentado de espaldas en el único sillón que contenía la habitación. Cuando me sintió entrar se levantó y caminó hasta quedar frente a mí y dijo: —Así que es cierto eso de que la hija pródiga siempre regresa a casa. ¿O es que ese no es tu caso Alexa?
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD