Triana Navarro Pablo. Mi exnovio. El mismo que me rompió el corazón y al que juré no volver a ver jamás. Sentado como si nada, detrás de ese escritorio imponente, con una taza de café y una carpeta en las manos, como si el mundo no se hubiera volteado para mí en ese instante. ¿Cómo era esto posible? Mi corazón latía tan fuerte que podía sentirlo en la garganta. Tragué saliva, pero no pasó. Claro que sabía que trabajaba en una empresa… pero jamás mencionó que era en Nexora. Nunca me dijo un solo detalle. Y ahora, con todo esto frente a mí, recordaba cosas… pequeñas, insignificantes en su momento, pero ahora obvias. Siempre que le preguntaba dónde trabajaba o qué hacía exactamente, él sonreía y decía: “No te preocupes, todo está bajo control.” Y yo… yo le creía. Como una ingenua. Po

