Zeus

Capítulo 10 parte 3

Las palabras de Zeus hicieron que mis ansias por matar a Adrián bajaran, respiré hondo y volví mi mirada a la puerta, ingresando y sentándome en mi sitio, en la cabeza de la mesa. El dios tenía razón, no era mi asunto, no podía enojarme solo porque mi ninfa tocó a alguien y ese alguien no era yo, “no es mía, no es mía, no es mía…” ese mantra comenzó a tranquilizarme y a centrarme mientras comía mi desayuno. Decidí ignorar a los tres, más por mi paz mental que por otra cosa, sentí a Zeus suspirar dentro mío, pero también estaba ignorándolo. Todo saldría bien si no hubiese escuchado a Adrián coquetear todo el desayuno con la ninfa, intentando darle de comer, intentando tocar su hermosa mano, no sentí el sabor de la comida, creo que llegué a doblar los cubiertos en un intento por retener mi creciente ira, no fui consciente de nada más. Me apresuré a terminar mi desayuno y desaparecer lo más rápido del lugar, necesitaba calmarme, centrarme, volver a quien era antes de la llegada de mi ninfa.

Apenas salí, fui al gimnasio de mi mansión, no importaba si recién había desayunado, no importaba si no llevaba ropa especial para ejercitarme, no importaba nada más que sacar toda esa rabia que tenía en mi pecho y que me molestaba.

Para cuando salí del gimnasio ya habían pasado unas cuatro horas, incluso con eso sentía que no era suficiente, no fue suficiente para calmar mi ira creciente, no fue suficiente para borrar de mi mente el coqueteo descarado de Adrián, no fue suficiente para quitarme de la cabeza el sonrojo delicioso que vi en el rostro de mi ninfa. Salí más frustrado de lo que entré. El móvil sonó para cuando ingresé a mi habitación, era Damián.

— Adrián y yo tuvimos que volver, al parecer reportaron dos desapariciones en nuestra zona, ambas mujeres. Aprovecharon nuestra ausencia para hacer de las suyas. Como sea, dejamos a Nora a tu cargo, debe estar en su habitación recibiendo la ropa que compró en línea con ayuda de Adrián. Dejé la laptop y el móvil de la humana en tu cuarto, asegúrate de dárselos.

— ¿qué? Pero ¿porqué no me avisaron? Estaba…