Capítulo 23 parte 2

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Lo que importaba eran tres cosas que a todos les causaba incomodidad: la primera era la voz que salía de Némesis sin necesidad abrir la boca que siempre estaba sonriente era rara para todos menos para Themis, lo segundo era la espada de la venganza, esa que cortaba a todo aquel que no siguiera la sentencia de Themis fuera dios o humano, que cortaba tiempo y espacio y que amenazaba siempre con ser desvainada de la espalda de Némesis como ahora estaba pasando y en tercer lugar, pero no menos importante, estaban esos ojos color rojo sangre que siempre daban la impresión de locura. Todos los dioses presentes retrocedieron un paso de forma inconsciente, no querían meterse con un dios primordial ya que ella no estaba sometida a las dictaduras de otros dioses en el olimpo, ni siquiera Zeus que era considerado el rey de reyes, el pináculo del poder, el ser más poderoso, podía contradecir a Némesis, que era una deidad libre de reglas, sumándole el hecho que la locura siempre la acompañaba, sin mencionar que no era una de las diosas que tenía paciencia, había formulado una pregunta y no estaba oyendo una respuesta por lo que la escasa paciencia estaba terminándose. Todos miraron a Themis, la única diosa que era capaz de calmar a Némesis y de no temerle, gritando por ayuda en su mirada. La mano blanca de la titánide se posó en el pequeño hombro de Némesis con mucho cariño y cuidado, deteniendo así a la diosa que estaba a punto de sacar su espada y cortar a todos, aunque sabía que no los mataría, se divertiría con el dolor que ellos fueran a sentir. – Querida Nemi, muy seguramente todos se sorprendieron por nuestra aparición. Demos un tiempo para que nos expliquen ¿sí? Luego si deseas podremos ir a jugar un rato solas tú y yo ¿qué te parece? Los ojos de Némesis se abrieron y ese atisbo de locura se fue por completo cuando miró a Themis con un cariño evidente y esa voz fría y desprovista de sentimientos cambió a una llena de alegría. Y es que si los dioses no conocieran a Némesis podrían enternecerse por la vista, pero claramente esa diosa con apariencia de niña no era de sus favoritas. – ¿¡En serio!? Quiero decir, siempre cumples lo que prometes, siempre juegas conmigo y comemos cosas deliciosas ¿hoy podremos comer de esos pasteles tan deliciosos que preparas? La otra vez que los probé quedé enamorada de su sabor, entonces tendré paciencia. Y en tal caso… respondan rápido a la pregunta de mi hermana que tenemos una agenda que cumplir.
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