CAESAR
Ya no me importó nada, dejé atrás todas las dudas, todos los temores, todas las restricciones que en mi cabeza tenía con respecto a mi ninfa. Pensé que los días que me tomé lejos de ella habían servido de algo, que me estaba centrando de nuevo, que estaba en calma como siempre, pero eso se hizo añicos apenas vi a mi ninfa, ella ya era preciosa, pero ese pedazo de tela que apenas cubría su curvilíneo cuerpo la hizo parecer una aparición. Por un momento me pregunté si solo era producto de mi mente, incluso la llamé para estar seguro… hasta que escuché su suave voz. Y cuando mis manos tocaron su suave piel, algo se encendió en mi interior, en cuanto vi esa mirada necesitada de protección, todos mis instintos se activaron con necesidad, necesidad por decirle lo valiosa que era, necesidad por curar todas las heridas que posiblemente tuviera, necesidad por demostrarle con mi cuerpo cuánto era que la necesitaba y cuánto era que me excitaba con solo respirar, que importaba una mierda su familia porque no los necesitaba, no necesitaba a nadie más que a mí, yo iba a ser su familia. Tuve que poner todo de mi parte para no soltar cada uno de mis pensamientos, para no hacerle promesas que no sabía si podía cumplir, mi cuerpo y mi alma la necesitaban como se necesita el aire para respirar, pero mi mente calculadora me frenaba diciendo que esperara, que no era tiempo para imaginar un futuro, que no podía tener a alguien importante en mi vida porque esa era una debilidad que ahora mismo no era bienvenida.
Yo era un soldado hecho para matar y proteger a mi pueblo y a mi señor, estaba orgulloso de mis hazañas y de mi inteligencia, ahora era un guerrero inmortal con una misión, detener a los titanes y exterminarlos de la faz de la tierra. Si antes no podía darme el lujo de descubrir ese sentimiento llamado amor, ahora mucho menos. Pero tampoco podía dejar pasar esta oportunidad dada por los dioses, solo será una vez, solo una vez y ya, eso me repetí una y otra vez mientras apagaba la parte racional en mi que me gritaba que todo estaba mal y que después tendría que asumir las consecuencias. Seguro que luego lo haría, pero por ahora solo me concentraría en mi belleza de infarto que estaba entre mis brazos y se derretía bajo mi tacto.
Cada beso fue combustible para el deseo que tenía, cada toque provocaba que el anhelo por tener a mi ninfa bajo mi cuerpo retorciéndose de placer y con mi polla muy dentro de ella, subiera como espuma. Alcé su cuerpo y ella de inmediato abrazó mi cintura con sus hermosas piernas ¿porqué pesaba tan poco? Hice una nota mental para asegurarme de que comiera adecuadamente los siguientes días, por unos segundos la aplasté contra la puerta, frotándome contra ella, solo necesitaba bajar mis pantalones de chándal y hacer a un lado sus bragas para estar dentro de ella, solo hacía falta eso y la tendría para mí y sería mía. Por un momento mi lado salvaje casi se hizo cargo, pero vino a mi mente la conversación que tuve con Adrián “ella aún es pura” pensé y eso solo hizo que la deseara mucho más.