Tomé asiento en el inodoro y quité mis zapatos para intentar masajear un poco el área. Abrí mi cartera y saqué de ahí unas banditas para poder ponerlas en mis ampollas y esperando que así esas heridas no se hicieran más grandes.
— ¿Qué harás ahora, Lizz? Esa gorda fea se ha robado el show con ese pedazo de hombre.
— Lo sé, es una perra. Cuando mi papi dijo que esa gorda iba a venir acompañada de un representante de Olympus, esperaba que fuera un viejo feo y gordo como ella, no esperaba que fuera un hombre así.
Me quedé quieta, ni siquiera pensé en respirar. Conocía esas voces, eran Lizz y su mejor amiga. Cuando éramos niñas ellas se aseguraban de hacerme la vida un tormento, desde dejar comida podrida en mi casillero en la escuela con la idea de que “los cerdos comían de todo”, hasta empujarme en la piscina de la casa para averiguar si “los cerdos podían nadar”, madre no decía nada, ni qué decir de Franklin quien hacía de la vista gorda. Ambas se encargaron de atormentarme en mi niñez y adolescencia, ahora que era adulta solo usaban las bromas crueles cuando nos encontrábamos. Ahora estábamos las tres en la misma habitación, con solo una puerta que nos separaba porque yo estaba en el inodoro y ellas en el lavamanos y rogaba a todos los dioses existentes y también a los que no existían que no se les ocurriera entrar a hacer pis, porque estaba segura que no me dejarían ir sin atormentarme antes. En silencio dejé mis zapatos, y ya con las banditas puestas, puse mis pies ahí, abrochándome lo más despacio posible los tirantes mientras escuchaba su conversación.
— De haber sabido que el representante estaba así de bueno, me hubiera comprometido con él y no con el santurrón de Jason.
— Pensé que te gustaba Jason.
— Claro que me gusta, me gustó más porque fue algo que tuvo la gorda y yo se lo quité. Ella no se merece ser feliz.
— ¡Zorra, me encanta! Cuando me contaste que planeaste todo el escenario junto a tu madre no podía creerlo. Me hubiera gustado ver la cara de esa cerda.
— Fue épica, créeme. Y déjame decirte que todos los meses intentando seducir a Jason, haciéndome la niña buena y tonta dieron sus frutos. Mami también ayudó mucho, llamó a Jason diciendo que la gorda estaba en la casa cuando no era así, tuve oportunidad de poder estar a solas con él.
— ¿Es cierto que el rumor que era virgen es cierto? Porque obviamente él no pudo haberse acostado con la cerda, pero ¿si le fue fiel y todo eso?
— Es cierto, ese idiota es un niño bueno que la respetó hasta que no pudo resistirse a mí. Estoy orgullosa de decir que ya puedo tachar el estar con un hombre virgen de mi lista, además que ese hombre virgen tiene el plus de ser el único heredero de su familia por lo que después de la boda todo lo que él tenga también será mío. Obviamente la que se merece la fortuna y el hombre guapo soy yo, no esa gorda asquerosa, solo moví un poco mis hilos para que el destino caiga como debe ser, con Jason a mi lado y la gorda hermana mayor triste, desesperada y sola… como debió ser desde un inicio.
— Y ahora ¿qué pasará con la gorda y ese papucho? ¿lo dejaremos así?
— Seh, el ver a Jason bailar conmigo su canción favorita debe haber sido un golpe duro para ella, además es imposible que un hombre como él se interese en una cerda como ella a no ser que solo quiera experimentar lo que es estar con una mujer necesitada… ya estoy lista, vámonos.