Capítulo 11 parte 5

654 Words
El ceño fruncido y la confusión mostrada todo plasmado en el rostro de Caesar se me hacía muy adorable, quién hubiese imaginado que ese rostro duro mostraría un lado así, por un momento quise encerrar esa expresión solo para mí, no deseaba que nadie más lo viera, solo yo. “¿y esa actitud posesiva? No es propio de ti, Nora” sí, no era propio de mí, pero no iba a ahondar en ese sentimiento, no ahora cuando la causa de mi sentir estaba esperando una respuesta mía. — No sé si fueron ustedes, pero revisando mi celular descubrí que mi madre me llamó y mandó muchos mensajes preguntando por qué no le comenté sobre mi nuevo “trabajo” en tu empresa. Franklin ha querido establecer contacto con alguien de Olympus SAC y ahora que mi madre lo sabe me está exigiendo que lleve al representante con el que estoy en un supuesto viaje de negocios al compromiso de mi hermanastra y mi ex. — Dijiste que no te llevas bien con ellos, así que no hay necesidad de ir. — No entiendes, Franklin Murphy… no conviene hacerlo enojar. No sabes cómo se pone cuando no consigue lo que quiere, él… — Abigail… ¿ese bastardo… te levantó la mano alguna vez? ¿él… te tocó de alguna manera? Vi cómo Caesar se levantaba lentamente del asiento, quitándose las gafas y dejándolas sobre el escritorio, el rostro de preocupación era clara y yo solo quería abrazarlo y llenarle la cara de besos en agradecimiento por pensar en cuidarme. Por primera vez, después de varios años mi corazón se sentía cálido, mi nariz picaba y ya sentía que las lágrimas querían aparecer. Parpadeé varias veces y practiqué mi respiración buscando calmarme. Aquello pareció alarmar a Caesar por que rápidamente se acercó a mí y me tomó de los hombros, sus cálidas manos tocaron mi piel desnuda y pequeñas descargas eléctricas recorrieron mi cuerpo. Esas ganas de llorar pronto se convirtieron en ganas de ser tocada más tiempo. — Abigail, si ese bastardo te hizo algo juro que yo… — No, no… es decir, siempre fue un cretino con su ataque verbal y me gritó muchas veces, pero nunca llegó a golpearme realmente. “al menos no pudo llegar a eso” Franklin era un amante de los excesos y a veces llegaba a casa muy borracho, a veces tenía la mala suerte de cruzarme con él en ese estado, era terrible porque en ese estado era capaz de hacerme daño real, no solo me insultaba y humillaba como hacia cuando estaba sano, su nivel de abuso estando ebrio subía varios niveles, llegando incluso a lanzar cosas. Así fueron los primeros años, pero mientras más crecía el nivel de acoso fue aumentando, la mirada de indiferencia y de odio, cambio a una mirada llena de morbo. Al menos cuando estaba sano sabia disimularlo y no pasaban de los insultos diarios, pero ebrio era otro cuento, esa mirada lasciva lejos de hacerme sentir sensual solo me daban nauseas. Por esa razón comencé a encerrarme y a usar ropa que cubriera cualquier parte que mostrara carne, cuando lo encontraba borracho huía de ahí y me encerraba en mi habitación. Una mano subió hasta mi mejilla, haciendo que mi rostro lo mirara. “vaya, es muy alto, tal vez ¿veinte centímetros de diferencia?” su mirada de preocupación me recorrió el rostro buscando alguna respuesta no dicha. — ¿Estás segura? — Si, Caesar. Él siempre fue un tonto, pero nunca pasó de los insultos. — ¿ese imbécil te insultaba? Parecía que Caesar iba a romper sus dientes de tanto apretarlos, mi mano fue hasta su pecho por instinto y de inmediato su tez se relajó un poco. — Escúchame Abigail, a partir de ahora nadie te va a insultar, ni siquiera tocarán un solo cabello tuyo, tu seguridad y tu bienestar es mi prioridad.
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