-Yo Michael.
***
-Voy a recepción.-digo, sin saludar a ninguno del resto de los chicos, con la intención de girarme para irme en la dirección indicada.
-¿Paraca? -Pregunta el mismo, agarrándome de la muñeca y obligándome a mirarle.
-Para quejarme, ¿igual? -Digo, alzando la ceja con un toque de ironía, mientras tiro de nuevo, en un intento inútil de soltarme.
-Te acompaño.-informa con una sonrisa torcida, sin siquiera preguntar.
-Haz lo que te dé la real gana, pero suéltame, por favor.-pido, doing que él cumpla y me siga en cuanto comienzo a recorrer mi camino hacia la recepción.
-¿Y qué vas a estudiar? -Comienza, tratando entablar una conversación, mirándome while atravesamos la distancia entre la sala común y la recepcionista.
-¿Te importa? -Digo yo, girándome para mirarle con una ceja alzada.
-¿Qué te he hecho para que seas así de borde? -Pregunta frunciendo el ceño, al parecer, molesto por mi comportamiento.
-Solo estoy nerviosa.-respondo while llegamos a la recepción, y me coloco delante de la chica.
-¿Puedo ayudarla? -Pregunta con una sonrisa ensayada a través del mostrador, alzando la cabeza por la diferencia de altura causada por estar ella sentada y yo en pie.
-Vengo a quejarme.-informo, ignorando la presencia de Michael, que me está mirando como si me fuera a desvanecer en cualquier momento.
Ella, revolviendo entre sus cosas en busca de una carpeta en concreto y un bolígrafo con el que escribir en ella, me pregunta qué sucede.
-Soy la única chica de mi pasillo.-explico, apoyando los codos en el mostrador de tacto frío y color crema.
-¿Usted es la señorita Traid? Tuvimos un fallo de espacio. Lo siento-dice la recepcionista mirando sus papeles-, pero no hay más habitaciones libres, o se queda con ésa o puede proceder a marcharse del campus.
-Esto tiene que ser broma ...- mascullo entre dientes, para mí misma.
No puedo irme, mañana empiezo las clases.
Pero si me quedo, tendré que estar viviendo nueve meses con chicos.
Ojalá la suerte me acompañe.
-Me quedo en mi cuarto. -cedo alzando las cejas -Buenas noches.
-Así que nueve meses viviendo al lado tuyo ... Esto será interesante.-dice sonriendo de forma amplia, mientras yo blanqueo los ojos en el camino de vuelta a la sala común.
(...)
-Neurología.-respondo, recibiendo las miradas de todos los chicos.
-¿En serio? Te vas a dejar los codos de tanto estudiar.-dice Aaron, alzando una ceja.
-Es que he venido aquí a estudiar.-digo pasándome la mano por el pelo.
-Ya, eso es lo que dicen siempre.-dice el que antes se ha presentado como James, pasándose la mano por el pelo castaño, que contrasta con el azul de sus ojos.
-Ajá, ¿y tú que vas a estudiar, listo? -Pregunto alzando las cejas.
-Criminología.-responde con una sonrisa socarrona.
-Pobre de mí como me asesinen y tú estés al mando ...- digo en broma, acomodándome en el sillón.
-Ya, lo mismo digo si me tienes que operar tú el cerebro.-contraataca él riendo, causándome a mi unas carcajadas.
-A ver, tenemos: un ciminólogo-comienza Michael, señalando a James-, una neuróloga- dice, refiriéndose a mí-, un profesor de literatura- informa, señalando a un chico rubio de ojos castaños, que antes se ha presentado como Chris -, un periodista- fijándose en Aaron, un chico de pelo n***o y grandes ojos azules que cualquiera se podría quedar mirándolos durante horas-, un economista- señala a un chico rubio llamado Isaac-, y un dentista.-finaliza refiriéndose a sí mismo .
-Un paquete completo.-añade riendo James.
-¿Tú no paras de hablar? -Le pregunto, alzando una ceja y girando el cuello para poder mirarle.
-¡Cállame tú si puedes, lista! -Me reta él, poniéndose de pie.
-¡Ya te gustaría! Siéntate y calladito. -digo riendo, pero sin moverme de mi sitio en el sillón.
-¡Oblígame!
-¿Acaso quieres que te obligue? -Pregunto alzando las cejas.
-¡Empieza! -Dice él, siguiendo el pique.
-Hay cuatro personas a parte de vosotros, eh.-dice Isaac desde su sitio, causando las risas del resto del grupo, que eran meros espectadores en la conversación que manteníamos James y yo.
-Ha sido él.-me quejo, señalando al chico de pelo y ojos castaños que está sentado enfrente mío.
-Éste va a ser un año largo ...- bufa Michael, riendo.
(...)
Saco un pijama del cajón, oyendo como mi móvil comienza a sonar, con el nombre de mi madre escrito en la pantalla.
-¿Si? -Pregunto con voz somnolienta, sentándome en la cama para descalzarme.
-¿Qué tal? ¿Has hecho algún amigo? -Dice la voz de mi madre a través de la línea.
-Pues, todo mi pasillo y un par de chicas más. -respondo con voz somnolienta, aún sentada sobre mi edredón de rayas.
-¡Qué rápido! ¿Y qué tal tus compañeras? -Pregunta, con tono entusiasmado.
Si...
Compañeras ...
-Respecto a eso ...- comienzo a decir, cerrando la cortina para que la suave luz blanca de la luna no se cuele en mi cuarto, pues, ya ha anochecido-. Hay un problemilla ...
-No me gustan tus problemillas, Meredizth. -dice mi madre, cambiando drásticamente de tono- Escupe.
-En mi pasillo sólo hay chicos ...- informo rápida y atropelladamente, para que mi madre no lo comprenda, pero ha sido en vano.
Acabo de desatar a la bestia.
Godzilla, diez miedos.
-¿¡Sólo chicos!? ¡Voy a ir allí y les voy a romper todas las listas de huéspedes hasta que encuentren otra habitación! ¡Les voy a martirizar a base de golpes con los bolis bic ! ¡Qué rollo hippie es ese de mezclar chicos y chicas! -exclama, reflejando a la perfección lo indignada que se siente. Me separo el móvil de la oreja unos centímetros, aún pudiendo escuchar los berridos de mi madre, que, aunque no se entiendan, se oyen perfectamente, para comenzar a preparar las cosas de mañana.
-Mamá, ya intenté arreglarlo yo antes, o me quedo en mi pasillo o me voy del campus. -explico en cuanto los gritos van desapareciendo gradualmente hasta llegar al completo silencio por la línea- No voy a arriesgarme, además, les he conocido, son muy majos.
-¡Juro que como tengas un mínimo problema, se enterarán los de administración! - promete mi madre, relajándose hasta tener una voz más tranquila y pausada- En serio, si te causa algún problema en la carrera, dímelo ya.
-Mamá, aunque tuviese de compañero al Yeti, seguiría estudiando lo mismo. - finalizo yo, sacando la ropa del día siguiente.
-Eso espero. -pide mi madre, soltando un suspiro casi inaudible.
Tras despedirme de la mujer que me dio la vida, con la excusa de que mañana empiezo las clases, cuelgo el teléfono, comenzando a prepararme para dormir, mientras hago una lista mental de lo sucedido, haciéndome pensar una cosa:
¿Qué podría pasarme en un pasillo lleno de chicos? Tampoco es algo tan grave, el único problema que veo son la diferencia de órganos genitales y su uso, pero éso esta muy lejos de mi lista de cosas que hacer en la universidad, que digamos.