(Pv Daniel)
—Gracias por recibirnos en este día de invierno, héroe Daniel, mi nombre es Albao, primer príncipe de la Isla Kemoh, es un gran honor conocerlo.
...Un príncipe....
¡ES UN PUTO PRÍNCIPE!
Cuando las puertas se abrieron, un hombre bastante alto entró seguido de sus escribas y asistentes, pero los chicos se tensaron casi de inmediato, incluso Atem se puso tan pálido que parecía un fantasma.
No entendí al principio, pero cuando se presentó casi me desmayo.
¡¿Qué se supone que debo hacer o decir?!
—Alteza, nos disculpamos por la reacción —dijo Atem tomando las riendas de la situación—. Me temo que nos sorprendió mucho que nuestro cliente fuera el mismo príncipe, por favor acepte nuestras disculpas.
—No se preocupe, mantuve esa información en secreto porque me preocupaba que rechazaran mi invitación —aseguró el príncipe—. No hay nada que disculpar.
—Se lo agradezco mucho, Alteza —dijo Atem.
Los guardias del príncipe se reunieron con Hector y Lern para decidir quienes se quedarían afuera y quienes dentro mientras que los asistentes comenzaron a servir los platos de entrada.
—Permitan que les presente a mis compañeros—dije tratando de sacar un tema de conversación, pero el príncipe sonrió divertido.
—Gracias, Señor Daniel, pero me temo que ya los conozco, al menos de oída—dijo mirando a Atem—. Usted es Atem de Jabari, líder del grupo Real Felino o Felinos Reales, pero tenía entendido que su rango era B y por lo que puedo sentir es de Rango A ¿Significa que son oficialmente pareja?
—Así es—dijo Atem tomando mi mano—. Somos oficialmente una pareja.
¡¿Ah?!
¡Espera al menos dime eso antes de que los demás se enteren!
—Entiendo, muchas felicidades entonces—sonrió el príncipe—. Yo también estoy en una relación así que entiendo sus sentimientos—dijo mirando a dos personas de su grupo, luego miró a Maya y a Héctor—. Ustedes son los hermanos Maya y Héctor Buganvilia, hijos de los héroes 97 y 98.
—Así es—dijo Maya—. Es un placer conocerlo, Alteza.
—El honor es mío, los avances que trajeron sus padres fueron de mucha ayuda para todos—dijo el príncipe.
Héctor asintió pero no parecía muy complacido.
—Usted debe ser Heloise Aldara, candidata a Rey Demonio e hija del Rey Demonio Mogwai—dijo mirando a Hel—. He escuchado que su poder es abrumador.
—Es un honor para mí conocerlo, Alteza—dijo mientras Peu se asomaba levemente por su espalda.
—El honor es mío, según tengo entendido, usted y su compañero están casados.
—Así es—sonrió ella acariciando a Peu que simplemente se escondió dentro de su vestido—. Disculpe, a veces es un poco tímido, pero es un chico increíble.
—Lo que se ve a través de los lentes rosas—pensé divertido.
—Jeje entiendo—dijo antes de mirar a los demás—. Pero admito que estoy sorprendido de ver a los líderes del clan Serpiente, deben ser los hermanos Leviatán, Lern, candidato a Rey Demonio y una de las pocas serpientes con extremidades superiores, y Asmodeus, un pocionista experto en venenos.
—Es un honor que el primer príncipe sepa de nosotros—dijo Lern haciendo una reverencia pero no parecía sincero.
Finalmente vio a Al.
—Jamás pensé llegar a conocerlo, Lord Yukine, ha pasado mucho tiempo desde que se supo de usted—dijo haciendo una reverencia—. Espero algún día tener la oportunidad de conocer sobre su mundo.
—Sería un honor hablar con usted, Alteza—dijo Al sonriendo.
Definitivamente tengo que hablar con él en cuanto pueda.
—Aquí tienen—dijo Hel sirviendo las galletas que preparé.
El príncipe y su grupo las vieron extrañados, eran galletas de frutos rojos, ya que Ur tenía varias que usaba para cocinar, por lo que vi no se solían preparar galletas así que pensé que sería buena idea traerlas.
—Estas son galletas de frutos rojos—expliqué tomando una junto con una servilleta de tela—. Puede tomarse con una mano y para evitar que se caigan las migajas se usa una servilleta—. La acerqué a mi boca y mordí la galleta, esto me lo enseñó Hel para evitar ensuciar el piso, en lo personal me parecía extraño pero si esa era la forma de comer de acá, me tenía que acostumbrar.
—Galletas de frutos rojos—repitió el príncipe antes de tomar una imitando el proceso antes de morderla—. ¡Mn! ¡Está deliciosa! no recuerdo que los frutos rojos supieran tan bien.
Jeje claro que no, Ur los preparaba en almíbar para hacer cocteles o salsas dulces, así que tienen un sabor distinto. Sin dudas las bayas de este lugar al no tener tantos productos químicos eran mucho mejores que los de la Tierra, yo sólo hice la masa de galletas y al parecer el príncipe estaba encantado.
—Alteza, antes de empezar me gustaría saber cuales son sus intenciones con nosotros—dijo Atem sacándome de mi mundo de dulces—. Me temo que debo saber sobretodo tomando en cuenta que la heroína número 99 está con usted.
¿Mn?
Miré al grupo del príncipe y...¡Ah! ¡No me había fijado en Felicia!
Aunque bueno como siempre está gritando y armando escándalo no me extraña que no la hubiera visto.
—Felicia está bajo mis órdenes y no dirá nada sobre esta reunión, se lo garantizo—afirmó el príncipe—. Mi objetivo principal era conocer al nuevo héroe ¿Cuáles son sus intenciones? ¿Qué desea hacer o lo que quiere lograr? Entre otras cosas.
Sentí que todos me miraban y el ambiente animado que estaba armando en mi cabeza se esfumó de golpe.
¿Mis intenciones?
¿Qué se supone que debo decir?
Mi corazón comenzó a latir con tanta fuerza que parecía ser el único sonido en la habitación.
Si respondo que sólo quiero sobrevivir ¿Me lo tomaría en serio?
¿Que quiero abrir una pastelería y pasar del tema del héroe? Eso podría darme un boleto de ida a la muerte por no cumplir mi objetivo.
En eso sentí una mano apretando la mía y vi que era Atem.
—Alteza, Daniel no tiene malas intenciones, pero aunque tenga un objetivo claro...no sabría cómo decirlo sin ofenderlo a usted y a su familia—dijo sin dudarlo.
Atem...no sé si eso fue buena idea decirlo.
—No se preocupe, yo estoy aquí en mi propio nombre, no por mi padre, el Templo ni nada por el estilo, sólo quiero saber la verdad por su propia boca—aseguró sacando un abanico y abriéndolo al nivel de su nariz cubriendo su boca—. Sólo sería un insulto si dijera que tiene intensiones que acabar con todos nosotros.
—¡N-no! ¡No tengo esa intensión para nada!—exclamé asustado poniéndome de pie—. Yo sólo quiero vivir en paz con mi hijo, tener una pastelería y estar con Atem, ni siquiera quiero ser un héroe ni nada de eso.
Felicia me miró sorprendida y parecía que se iba a desmayar, los asistentes se quedaron en shock seguramente por levantar la voz pero la guardia que se quedó y el otro escriba no mostraron ningún cambio.
—¡Jajajaja!
De pronto el silencio que provoqué se detuvo cuando el príncipe comenzó a reír a carcajadas.
—¡Jajajajaja! Sa-sabía que fue buena idea venir ¡Jajajaja! —reía tirando el abanico y agarrándose el estómago—. N-no sé que es una paste-pastería pero suena tan inofensivo que...¡Jajajaja!
...¿Eh?
Todos nos quedamos en blanco, incluso sus compañeros estaban igual.
—Lo-lo siento—dijo tratando de calmarse—. Por favor disculpen mi comportamiento, me emocioné demasiado—se sacudió la ropa y tomó el abanico—. Entonces, héroe Daniel, ¿Su objetivo aquí es crear esa pastería? ¿De qué se trata?
—Es un lugar donde se venden dulces variados—expliqué tratando de sonar amable y no estar tan tenso—. Pueden ser galletas, pasteles, caramelos, entre otras cosas.
—¡Oh! ¿Así que estas galletas podrían venderse en un lugar?—preguntó viendo de nuevo las galletas—. ¿Y puedes hacer más?
—Si, antes fui pastelero, así que con los materiales correctos puedo hacer galletas de diferentes tipos—expliqué—. Aunque vine a este mundo, estoy feliz de estar aquí así que no me molesta adaptarme al lugar, pero Atem me ha ayudado al igual que los demás.
—Entiendo ¿Entonces sólo quieres adaptarte a este nuevo mundo? ¿No te sientes perdido sabiendo que nunca podrás volver a tu mundo?—preguntó.
Bajé la mirada un poco incómodo, aunque no tenía nada en la Tierra, me hubiera gustado limpiar mi nombre y llevar a esa mujer a la justicia, no habría podido hacer algo así debido al miedo que le tenía, además seguramente nadie me creería y en el proceso judicial me habrían quitado a mi hijo.
—No hay nada para mí en ese lugar—expliqué —. Aunque entiendo que a muchas personas invocadas no la pasaran bien al ser arrastradas aquí, es probable que yo sea el único que esté feliz de estar lejos de mi mundo.
El príncipe me miró por un momento, parecía estar meditando sus palabras ¿Serían suficientes como para no sospechar de mí?
—De acuerdo, veo que está dispuesto a mantenerse aquí y ayudar a la gente con sus ideas—dijo guardando el abanico—. Ahora, respecto a que si es seguro para todos, quiero saber sus intenciones sobre los reyes demonio, después de todo liberó a uno de ellos y a su familia.
Felicia parecía apunto de gritarme, pero el otro chico le señaló el pisapapeles, recordándole que debía escribir y mantenerse callada.
—¿Me permite hablar a mí, Alteza? —dijo Lern desde la puerta que estaba abierta y los que estaban afuera podían escuchar.
—Por supuesto —dijo el príncipe.
—Las cajas donde estaba el Rey Demonio y su familia cayeron cerca de nuestro hogar, por más que tratamos de sacarlas era imposible moverlas, nuestra gente podría morir debido al frío si no las sacábamos, el señor Daniel salvó a nuestra gente a pesar de todo, por eso lo ayudaremos a detener al Rey Demonio si es necesario.
El príncipe comentó un "Entiendo" antes de tomar un poco de té.
—Bueno, veo que realmente no hay peligro con usted y también es muy sincero—dijo antes de mirarme—. Gracias, héroe Daniel.
—No hay problema, realmente no quiero causar problemas a nadie.
—Me alegra escuchar eso—sonrió el príncipe—. Bueno, ustedes me han dado la información que quería, así que puedo confiar en ustedes.
Sentí que Atem se relajaba un poco pero seguía estando alerta.
—Ahora, tengo entendido que no ha ido a jurar lealtad al Rey ni al Templo—dijo mientras los asistentes empezaban a servir la mesa.
Según lo que me contó Atem, los entremeses o entradas, eran el primer tiempo en donde se presentaban las partes y comenzaban a "romper el hielo", la comida principal se servía en el segundo tiempo, que era cuando empezaban las negociaciones y el postre se servía para el tercer tiempo, cuando se cerraban los tratos, este último era crucial ya que si todo salía bien, se puede obtener información secreta, era una forma de reforzar la alianza.
El aroma de la comida inundó el ambiente tanto que el príncipe se levantó a ver los platos.
—¿Qué es eso? Huele muy bien.
—Es milanesa de pollo al vapor con verduras—explicó Hel—. Se trata de pollo cortado y asado, colocado en una cama de verduras con salsa para aderezar, todo libre de contaminantes y hecho esta mañana.
—Comienzo a sentir un poco de pena por lo que traje—dijo divertido.
Los asistentes bajaron la cabeza con un poco de tristeza, pero mantuvieron la serenidad.
—Alteza, recuerde que debe darle al héroe sus propiedades—dijo el escriba que estaba al lado de Felicia.
—Oh, lo siento, me emocioné demasiado—dijo divertido antes de volver a sentarse.
¿Propiedades?
Maya y Héctor fruncieron el ceño pero no dijeron nada, el escriba se acercó al príncipe y le entregó unos documentos mientras Hel se acercaba a los asistentes y les susurraba algo mientras Alberto terminaba de servir.
—Como no ha hecho el juramento seguramente no lo sepa—dijo el príncipe mientras revisaba los papeles—. Es costumbre darle al héroe una residencia en la Zona Media, con sirvientes y un carruaje, todo lo que hay dentro le pertenece, así que puede disponer de esta cuando quiera.
Le devolvió los papeles al escriba y este se acercó para dárselos a Maya, ella los revisó y frunció el ceño antes de aclararse la garganta.
—Alteza, ¿Me permite hablar un momento?
—Por supuesto.
—Es cierto que a los héroes se les da una propiedad, pero tengo entendido que la casa se le quita a los héroes que pierden prestigio—explicó seriamente—. Además, los sirvientes que atienden la casa son en realidad mujeres que sirven al templo.
¡¿Mujeres?!
No gracias.
—También por ser parte del templo son muy desagradables con los hombres—continuó—. Aunque no dejan de atenderlos correctamente, los miran de forma altanería, mi padre sufrió mucha discriminación cuando llegó, eso molestó mucho a mi madre y por eso abandonaron la casa y prefirieron vivir lejos de la ciudad rechazando sus obligaciones como héroes.
El príncipe y su grupo la miraron sorprendidos, Felicia trató de hablar pero luego bajó la mirada incómoda.
—Lo siento mucho, no tenía idea —dijo incómodo—. Ya comprendo porqué sus padres se fueron de la capital, todos decían cosas desagradables de ellos...en ese caso despediré al personal que atiende la casa y buscaré gente de confianza.
—Gracias, Alteza, luego revisaremos si usaremos la casa—dijo Atem aunque realmente no tenía ganas de tener una casa en este lugar tan frufrú.
—Muy bien, entonces hablemos de los negocios—dijo el príncipe mirando a Felicia.
Ella hizo una reverencia y se retiró junto con los asistentes y el otro guardia cerró la puerta detrás de ellos, dejando sólo al escriba y la chica albina.
—Héroe Daniel, Señor Atem, quiero pedirles que nos dejen unirnos a su grupo.
....¡¿Cómo?!
Todos nos quedamos de piedra ante esas palabras, es más hasta nos miramos mutuamente como si tratáramos de confirmar que escuchamos lo mismo.
—A-Alteza ¿E-está hablando en serio? —preguntó Atem.
—Totalmente, soy un bardo y puedo usar mis poderes para mejorar las habilidades del grupo, mis parejas también son muy fuertes, Hermes es un erudito, por lo que su magia es muy avanzada, Helena es una guerrera especializada en arquería y sigilo, queremos ser parte del grupo del héroe, aprender todo lo necesario para ser fuertes.
No podía creer lo que el príncipe decía, ¿realmente quería ser parte de nosotros?
—Alteza, un pedido de ese calibre, sólo me hace pensar en algo—dijo Atem mirándolo seriamente—. Usted lo que quiere es que el héroe esté de su lado...posiblemente para obtener algo más que experiencia en combate.
—Me temo que es verdad, al menos en parte—dijo el escriba que se acercó a nosotros—. Mucho gusto, yo soy Hermes, soy el prometido del príncipe Albao, he esperado mucho conocerlos, Felinos Reales.
El chico sonrió divertido haciendo una reverencia, no estaba seguro de qué hacer, pero en eso la chica se acercó haciendo una reverencia.
—Felinos Reales, gracias por haber venido, me presento formalmente, me llamo Helena, soy la prometida del príncipe, por favor perdonen nuestros modales, pero tal como dijo el señor Atem, necesitamos aprender a pelear en un combate real ya que tenemos un objetivo mucho mayor.
¿Ah? ¿Los dos son los prometidos del príncipe?
—Puedo preguntar, sino es mucha molestia ¿Cuál es ese objetivo? —preguntó Atem—. Dependiendo de lo que digan decidiremos si los dejaremos ser parte de algunas misiones.
El príncipe sonrió un poco y luego lo miró con los brazos cruzados.
—Quiero ganar seguidores, un grupo fuerte y tener el entrenamiento necesario para derrocar a los seguidores del Templo de la Santa y a mi padre—explicó—. En otras palabras, estoy preparando una revolución.
...¿Perdón?
Todos se quedaron boquiabiertos al escuchar eso, todo quedó tan silencioso que podría escucharse una aguja caer.
—Estoy seguro que saben que me quitaron el titulo de príncipe heredero cuando se supo que mi talento no es algo digno como futuro Rey—continuó—. Pero todo fue una simple excusa para sacarme de la línea de sucesión sobretodo porque no respeto las creencias de la Gran Santa y no estoy de acuerdo con invocar Héroes a diestro y siniestro. Es por eso que quiero terminar con esta tontería.
Miré a Atem y a los demás, pero todos se veían pensativos o dudosos.
—Sinceramente me sorprende mucho que quiera buscar a nuestro grupo para algo tan serio—dijo Atem—. Incluso siento que saber esto nos metería en un problema grave.
—Créame, no le habría dicho esto si no me sintiera seguro—aseguró el príncipe—. Estuve investigando sobre ustedes y sus objetivos, por supuesto que no quiero que me ayuden sin recibir nada a cambio.
—Bueno, supongamos que aceptamos y le ayudamos a cambio de esos beneficios que nos ofrece—comentó Atem—. ¿Cuales son sus planes como futuro Rey?
En eso, su prometido se acercó a nosotros con unas hojas y se las dio a Maya.
—Queremos negociar con los Reyes Demonio, que recuperen sus territorios y que se haga un tratado de paz entre los cinco—explicó—. Pero sobretodo lo que queremos lograr es romper la barrera de la isla.
Al escuchar eso, Maya lo miró sorprendida.
—Supuestamente la barrera está para evitar que los Reyes Demonio se vayan de la isla y desaten el caos—dijo el príncipe—. Pero en realidad nos mantiene atrapados, sólo hay un pequeño momento en que se abre pero es casi al azar.
—El señor Alberto es de las pocas personas que pudo atravesar la barrera—dijo la chica albina llamada Helena, a lo que él asintió.
—Es correcto—dijo Alberto—. Estaba en un barco, caí al agua y la marea me arrastró pero no tengo idea de cómo atravesé la barrera.
—Entonces ¿Quiere eliminar la barrera para que la gente pueda salir?—pregunté.
—Si, supuestamente a los héroes se les invoca porque se espera que traigan tecnología y cosas nuevas a la isla—dijo el príncipe—. Pero no sabemos si fuera de la barrera la tecnología es superior o menor, tampoco sabemos si hay un peligro peor o si somos los únicos que tienen problemas, no hay forma que sepamos lo que ocurre más allá, sabemos más de los humanos del otro mundo que del nuestro, si realmente estamos en peligro podemos activar la barrera en caso de emergencia, pero sólo lo sabremos cuando ya no estemos encerrados.
Al escuchar esas palabras, no pude evitar pensar que tal vez tenía razón, si realmente estamos encerrados, el mundo puede avanzar y cuando menos se lo esperen podrían tener armas que hagan que los Reyes Demonio sean personas comunes y corrientes, eso ya había pasado en mi mundo, por lo que me podía hacer una idea.
—¿Por qué no nos sentamos a comer y mientras tanto nos cuentan de sus habilidades? Puede que así nos demos una idea de lo que ofrecen para el grupo—sugerí.
—Me parece una buena idea—sonrió el príncipe ya más relajado para luego levantarse y la chica llamada Helena abría la puerta dejando que los demás regresen.
Miré a Atem y este sonrió agradecido por mis palabras, creo que ya estaba tomando más el control de la situación, aunque claro nada nos preparó para semejante invitado y mucho menos sus verdaderas intenciones.
____
(Pv Atem)
¡Por todos los gatos!
¡Ni en un millón de años habría pensado que vería al príncipe en esta reunión!
Cuando lo vi llegar sentí que el alma se me escapaba y fue peor luego de decir sus intenciones.
¿Una revolución contra el Templo y su propio padre? Todos sabían que el Rey quitó a su hijo mayor de la sucesión por simple capricho usando su talento como excusa, pero nunca pensé que la situación estuviera tan grave.
Por otro lado, la idea de unir a los cuatro reyes demonio y destruir la barrera era una propuesta muy buena.
Mientras nos sentamos a comer, tuvimos que cumplir las normas:
- Los invitados deben probar primero la comida que traen para compartir a manera de demostrar que no hay veneno ni en el plato ni en la bebida.
- No pueden los dos guardias comer al mismo tiempo, por lo que se turnan para que siempre haya uno en la puerta.
- Los asistentes son los últimos en comer ya que son los que sirven y limpian al terminar, por lo que ambos se quedan de pie esperando a que los demás terminen.
- Los escribas no necesitan anotar lo que se converse durante la comida, pero siempre deben tener sus papeles al lado para anotar si es necesario.
Si, una normas muy molestas, pero había que seguirlas si querías ser tomado en serio al momento de negociar.
Cuando nos sentamos a comer, rápidamente tomé un poco de cada platillo y comí para confirmar que no estaba envenenado, luego se lo ofrecí al príncipe, este hizo lo mismo con su comida y finalmente los asistentes llenaron los platos con lo que uno pedía y empezamos a comer.
El príncipe había traído sopa de cebollas, papas al vapor y carne asada, la verdad para mi gusto estaban muy condimentadas, pero fuera de eso no estaba mal.
—¡Oh! Realmente todo está delicioso—dijo el príncipe—. Me siento mal por traer tan poco, por desgracia todo fue preparado a escondidas en el Palacio, si nos veían con algo más grande podrían envenenar los platillos para culparnos de atacar al héroe.
Casi me atraganto con ese comentario ¿Tan mal está la situación en el Palacio?
—Parece que sospechan mucho de usted—dijo Daniel un poco incómodo.
—Bueno, mi padre usó la excusa de que un simple cantante no sería un digno sucesor, pero me asigna todas las obligaciones que debe cumplir el príncipe heredero—se quejó.
—Con el debido respeto, el segundo heredero es un niño malcriado al que se le consiente todo lo que hace—comentó el hombre llamado Hermes—. Sólo se le enseña a pelear y arquería, nada que ver con las artes para que "No se cometa el mismo error"
El príncipe asintió como si nada, pero me sentí incómodo pensando que estaba siendo tratado así.
...Me recordó mucho a mi vida cuando estaba en mi aldea.
—Pero ¿Lo están preparando para gobernar o para ir al combate?—preguntó Daniel mientras Maya escribía y Lern comía a su lado pero también estaba atento.
—Bueno, yo me hago cargo de toda la parte administrativa, pero siempre lo veo entrenando o corriendo por todas partes—comentó el príncipe mientras Hermes comía tranquilamente a su lado—. Ya tiene seis años y no sé si sabe leer o escribir.
Daniel se puso rígido ante ese comentario, ahora que lo pienso Sora ya hasta se sabe el alfabeto, claro que apenas está aprendiendo a escribir de manera entendible pero al menos ya sabía escribir su nombre y contar hasta diez gracias a Rose, a pesar de no ser de este mundo y tener apenas dos años, seguramente él como padre se sintió mal al escuchar eso.
—Lo siento, creo que los estoy incomodando—se disculpó el príncipe—. La idea era que les hablara de mis habilidades, como bardo puedo mostrarles mejor que simplemente hablando.
Una de sus asistentes se acercó a la puerta, donde había un estuche grande, lo abrió y sacó un laúd* de color verde olivo y se lo entregó al príncipe, quien al parecer no comería más y comenzó a tocar.
Enseguida la habitación se llenó de una suave melodía y la voz del príncipe, mi corazón se relajó y con cada palabra me sentía más dichoso.
La canción era sencilla, hablaba de los cambios de estación y de cómo el cielo nocturno cambiaba mostrando las estrellas de cada temporada, pero por alguna razón eran palabras reconfortantes para mí.
Cuando acabó, todos aplaudimos encantados.
—Eso fue muy hermoso—dijo Daniel—. Sentía que estaba en el campo contemplando los cambios de estación.
—Es un honor para mí que diga eso, señor Daniel—sonrió—. Además de eso, les ofrecí una bendición a los espíritus para que se relajaran esta vez, durante la batalla puedo usar mi música para hacerlos más veloces, quitar el cansancio y hasta manipular bestias pequeñas. Eso es lo que ofrezco como bardo.
—Entiendo—dije tomando un poco de té antes de que Lern se cambiara con Héctor y comiera—. ¿Y dijo que sus parejas también quieren unirse?
—Así es, Hermes puede invocar espíritus de otros tiempos y hacer hechizos elementales muy poderosos—explicó—. Helena es una arquera experta y puede manejar las misiones de sigilo sin problema.
Un bardo, una arquera y un invocador.
La verdad no son malos talentos y como Nobles pueden buscar misiones de rangos más difíciles. Pero claro, tendríamos que ayudarlo a generar una batalla sin cuartel contra su propio padre.
Tendría que pensarlo muy bien y escuchar las opiniones de todos antes de tomar una decisión así.
____
—Alteza, nos gustaría que nos dé unos días para pensar su petición.
Al terminar de comer, volvimos a los sofás mientras los asistentes comían, ya nos habían servido el postre así que sólo faltaba decidir si esta reunión fue exitosa o no.
—Me parece justo, después de todo no les estoy pidiendo cualquier cosa—dijo antes de comer un poco de pastel—. ¡Mn! ¡¿Qué es esto?! ¡Sabe delicioso!
Daniel explicó que era un pastel de chocolate y así evitamos probar al postre que trajo, no era malo pero tenía tanta azúcar que tenía miedo de que se me cayeran los dientes.
—¿Y esto es lo que venderán en la pastelería?
—Si, sería algo parecido—aseguró Daniel—. De hecho me gustaría que me diera su opinión sincera ya que he notado que los dulces aquí tienen mucha azúcar.
El príncipe miró el pastel por un momento y luego miró a Hermes, este le dio papel y tinta y escribió algo rápidamente antes de sacar un sello y ponérselo.
—Jamás probé un dulce así, es agradable al paladar—dijo antes de darle a Daniel el papel — Aquí tienes, con mi sello te darán permiso para abrir la pastelería.
¡¿QUÉ?!
—Quiero ayudarte a distribuir estas delicias, aunque no me una a tu grupo definitivamente quiero que la gente pruebe tus postres—aseguró muy contento.
Daniel estaba tan sorprendido como yo, luego sonrió y aceptó el papel.
—¡Muchas gracias, Alteza!
Bueno, parece que sí fue un éxito la reunión, al menos para Daniel. Tal vez no sería tan mala idea después de todo.