DOS

1360 Words
Tenía horas picando trozos de madera para un estante que haría para mis libros, ya había hecho mi trabajo del día y las horas que quedaban las agarre para hacer esto. — Lori, ya deja eso, terminas mañana— escuche a mi mamá y seguí haciendo mi trabajo. — Mamita linda, tengo que adelantar algo hoy porque mañana no podre— deje de cortar y acomode la madera en un lado de la mesa para ir por los clavos. — Sabes que a tu papá no le gusta que te quedes hasta tan tarde— asentí — Álvaro está del otro lado del taller, yo le digo a él que me lleve— mentí pero ella se quedo tranquila y se fue. Continué con mi labor y ya con los clavos en mano comencé a armar mi añorada biblioteca o bueno mi segunda. Clave, lije y pinte, no sé cuántas horas me tarde pero para cuando vi el reloj ya era medianoche. Cerré la tienda y comencé a caminar a casa, le mande mensajes a Álvaro pero seguramente ya estaba dormido y me toco caminar. Estaba cansada y mis manos me dolían, seguí caminando y de repente sentí como una mirada en mi espalda y luego unos pasos, voltee y no había nadie. Estaba asustada pero no deje de caminar, saque mi teléfono y vi mensajes de mamá, no los abrí y marque el número de Álvaro. Al tercer tono respondió. — Álvaro, Álvaro— estaba muy agitada— por favor… — Respira pollito, dime ¿Qué pasa? — Acabo de salir de la tienda y creo que me están siguiendo— casi llore, los pasos se escuchaban más fuertes. — Cálmate por favor, ya voy saliendo— escuche un golpe y me asuste— tranquila fui yo— suspire pero los pasos seguían allí detrás de mi— en lo que veas un local abierto entra— colgó y yo acelere el paso. Escuche un golpe y voltee hacia los lados y vi una pizzería que decía abierta las veinticuatro horas, cruce la calle corriendo y entre azorada, habían varias personas pero ninguna conocida. Me senté en la barra y no podía dejar de ver a los lados. Le envié la dirección a Álvaro y me quede allí esperando, respondí los mensajes de mamá diciéndole que estaba bien para que no se preocupara. La puerta se abrió y voltee a ver quién era, el pánico me había tomado como presa. Era Derek Morgan, un chico que estudio conmigo el último año y que todas lo consideraron raramente guapo y lo raro era porque a pesar de ser guapo no quiso salir con ninguna. Me voltee y espere a que llegara mi burro favorito a salvarme de este pánico horrible. — Hey ¿Cómo estás?— voltee a mi derecha y Derek estaba sentado junto a mí, sonriendo. — Hola, muy bien ¿y tú?— quise ser amable, cuando estudiamos juntos siempre se me acercaba y me hablaba pero cuando las chicas se acercaban él se alejaba. — Todo bien— sonreí y me tense al sentir una mano en mi hombro. — Calma pollito, ya estoy aquí— me voltee y lo abrace con fuerzas— la próxima me dices que te vas a quedar hasta tarde y te espero tonta— sonreí y lo abrace con más fuerzas— hola Derek ¿Qué tal? — Todo bien, ya tengo que irme, nos vemos luego Lorimar— lo mire y asentí. — Hasta la próxima Derek— vi como salió y luego me concentre en su actitud. — Es muy raro ¿cierto?— pregunto Álvaro. — Demasiado pero bueno, ya nos podemos ir burro— el negó. — No no no, ¿me haces despertarme a esta hora y no me vas a comprar una pizza? Que mal pollito, que mal— se rio y lo seguí detrás golpeándole el hombro. Pedimos la pizza y nos miramos fijamente mientras esperábamos la pizza. — Yo…Alva…— desvié la mirada y él toco mi mano. — No quise incomodarte, perdóname—asentí y la mesera nos interrumpió poniendo la pizza en la mesa haciendo que nuestras manos se separaran. Después que comimos nos fuimos directo a mi casa. — Gracias por siempre estar para mi burrito— hizo una mueca y me despeino. — No hay de que pollito, siempre estaré para protegerte y de verdad, no vuelvas a quedarte sola en la floristería, casi muero del susto cuando me llamaste— me subí al auto y me recosté en el asiento cerrando mis ojos. Escuche la puerta a mi izquierda ser abierta y cerrada. — Espero que mi papá este dormido— suspire. La música se escuchaba en muy bajo volumen y mi cuerpo se relajó, no me quede dormida pero si permanecí con los ojos cerrados disfrutando de la tranquilidad de estar a salvo. El camino a casa fue el más largo de mi vida, me desconecte del mundo y solo podía pensar en que me estaban siguiendo y que si no hubiese estado esa pizzería abierta no sé qué hubiera pasado y tenía miedo, miedo de que pasara otra vez y que esta vez no pudiera contarlo. — Pollis, ya llegamos— me sobresalte y mire a todos lados azorada. — Gracias por salvarme, te debo una— sonreí y voltee para darle un abrazo y me tope con su cara a pocos centímetros. — Sí, me debes una— su voz se escuchó más profunda y mis terminaciones nerviosas se alteraron. Contuve el aliento y lo mire fijamente a los ojos, mi mente en blanco y mi corazón bombeando acelerado. Tragó fuerte y se acerco lentamente hasta chocar su nariz con la mía, la movió de arriba hacia abajo y de derecha a izquierda como una suave caricia. Acomodo un mechón de cabello detrás de mi oreja y dejo su mano en mi mejilla, se mordió el labio de abajo y no me contuve mas, me acerque lo suficiente para rozar nuestros labios. Me dio un beso casto y yo lo tome por el cuello y profundice el beso, desde hace demasiados años quería saber que se sentía ser besada por él, que estuviéramos tan cerca que pudiera escuchar su respiración. Nuestros labios se movían con una lentitud exquisita, lo acerque más a mí tomándolo por el cabello y saboree sus labios, me deleite delineándolos con mi lengua y luego mordiendo suavemente. Me separe de él buscando aire y reaccione de pronto, abrí la puerta y me baje del auto, corrí hacia la entrada y escuche como se bajaba y caminaba hacia mí pero no quise voltearme. — Siempre quise… siempre te quise como algo más Lori— solté el aire que tenía retenido, él se apegó a mi espalda y junto su mano con la mía. — Yo… no puedo Al— lo aleje y corrí a la puerta, abrí desesperada pero no podía, no encontraba la llave. — Por favor… pollito— negué. — Vete, gracias por todo pero vete por favor— pude abrir la puerta y entre sin mirarlo y así mismo cerré para luego pegarme a la puerta. Escuche sus pasos acercarse y mis nervios crecieron. — Lorimar, necesito que entiendas que no quiero dañar nuestra amistad pero desde que te conozco he sentido miles de cosas cada vez que te veo, sonríes o simplemente me gritas, creo que siempre he estado enamorado de ti solo no sabía cómo expresarlo, como decirte que me vuelves loco— mi corazón iba desbocado y yo no podía hablar, tenía la boca seca— perdóname por arruinarlo todo. Escuche sus pasos alejarse y me deslice por la puerta, encendió el auto y duro varios segundos antes de marcharse. Luego de varios minutos me levante y subí las escaleras pausadamente mientras me repetía que todo era un sueño y que despertaría en cualquier momento gritándole al idiota ese que dejara de fastidiarme. Pero no, no era un sueño porque al entrar a mi cuarto y tirarme en la cama mi teléfono sonó. Era un mensaje de él que me dejo peor que antes. BURRO
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