Prologo

2602 Words
En una época difícil, con una familia dividida, por lo tanto carente de cariño, o siquiera atención, en plena adolescencia, y sin un objetivo que seguir, la vida de Ada Wembley era simplemente un asco, ella solo se dedicaba sobrevivir, asistía a la preparatoria, donde se le había creado mala fama por una relación fallida, tenía muy pocos amigos, aun cuando antes era una señorita muy popular y muchos querían permanecer a su lado, ahora ella no quería gente que consideraba hipócrita y hueca cerca de ella, su vida cambio y cambio radicalmente…   Acostada en su cama boca abajo, ahogando un grito de frustración con su almohada, Ada solamente esperaba que todo esto terminara, se sentía de más, no tenía ánimos, ni fuerzas para seguir adelante, sino fuese por su pequeño hermano que la necesitaba, ella no dudaría en acabar con su vida, pero no podía hacerle eso a Byron, pues él también pasaba esa triste situación con su madre…   _ Como fue que llegué hasta aquí?, ¿en qué momento mi vida se fue al carajo?, se preguntaba Ada, al mismo tiempo que giraba su cuerpo hacia un lado, colocada en posición fetal y derramando una lágrima…   El timbre de su celular llamó su atención, “Edrick”, se leía en la pantalla del aparato   – Ahora que querrás? – suspiró, no sabía si contestar, en ese momento todos los recuerdos del porque estaba en esa condición vinieron a ella…   Flash Back   Todas las mañanas a las 6.00, se levantaba Ada, con todo el ánimo del mundo a bañarse, y alistarse para asistir a la preparatoria Roseu donde estudiaba, hacía el desayuno para ella, su pequeño hermano y su madre, aunque a esta ni siquiera le importaba, pues acostumbraba embriagarse todas las noches para olvidar al padre de sus hijos que hacía ya un año los había abandonado por una joven apenas 6 años mayor a Ada, ese fue un golpe durísimo para ella, para todos, pero la vida seguía, si su padre no los valoró ese era su problema, ellos se sobrepondrían pues tenían vida y eso bastaba, el optimismo era una de las grandes virtudes de Ada, eso, la sonrisa que siempre le mostró al mundo, y lo hermosa físicamente que era, la convertían en una de las chicas más populares de la preparatoria, incluso en otros colegios se hablaba de ella, pues también era de las mejores nadadoras que había, participaba continuamente en competencias estatales.   – Buenos días Byron – saludó con una sonrisa en la boca a su pequeño hermano que bajaba las escaleras, aun medio dormido, ya cambiado para asistir al colegio.   – Buenos días hermana… todavía tengo sueño – le dijo sentándose a la mesa apoyando su cara sobre sus manos.   – Lo se Byron, lamento que tengas que levantarte tan temprano, pero si no te llevo yo al instituto, sabes que mamá no lo hará, pues está enferma – todos los días llegaba Byron casi una hora antes de la entrada pues Ada pasaba a dejarlo para que no se fuera solo, y sus horarios chocaban, así que lo dejaba a las 7.15, cuando entraba a las 8 de la mañana, pues ella entraba a la misma hora, y la distancia entre ambos planteles era considerable.   – ¿enferma?, si claro, ya no soy un niño Ada, y me doy cuenta de que mamá bebe todas las noches desde que papá se fue – le dijo con un semblante serio y triste.   – Claro que eres un niño… mi hermanito pequeño – le dijo abrazándolo por la espalda y despeinándolo aún más – y mamá solo está pasando por un muy mal momento, ahora nos toca a nosotros apoyarla – continúo dirigiéndose a la estufa para servir el desayuno – ella nos cuidó cuando fuimos pequeños, ahora tenemos que devolver los cuidados – le afirmó con una cálida sonrisa.   – Lo sé hermana… lo sé –  y comenzaron a comer.   Siguiendo la rutina de lunes a viernes, pasó a dejar a Byron al instituto, le daba remordimiento con su pequeño hermano, pues solo tenía 8 años y tenía que madurar y entender que por ahora no contaban con su madre, eran solo ellos dos, y tenían que apoyase mutuamente para salir adelante y no dejarse caer, porque el mundo era duro, pero le harían frente siempre pensando en que algo mejor los estaría esperando más adelante… Por suerte el dinero no era problema, no es que fuesen ricos, pertenecían a una clase social media-alta, y su padre tratando de enmendar un poco su mal comportamiento, había creado un fideicomiso que cubría sus estudios hasta finalizada sus carreras universitarias.   – Bueno, te quiero mucho Byron, pero me tengo que ir, si no, no llegaré a tiempo a la preparatoria, cuídate mucho, por favor entra a tu salón y espera la llegada de los demás, si? – le pidió y miró tiernamente.   – Claro hermana, no te preocupes – le dijo para ingresar al plantel, prácticamente vacío.   – Bien ahora a correr, para no llegar tarde – se dijo ella misma, y corrió a esperar el camión que la llevaría cerca de su escuela.   Una vez en el colegio, varias personas se le acercaron a platicar de temas variados, no era raro verla rodeada de “amigos” pues con esa sonrisa que nunca se borró de su rostro, a todos les daba por acercársele, ella seguía siendo feliz, pues, aunque en casa su vida no era la ideal, ella siempre encontró la manera de darse ánimos, de cierta forma asistir a la preparatoria, llevar buenas notas, el club de natación y sus amigos, eran una válvula de escape para lo que le ocurría. Aunque hasta ahora nadie se imaginaba siquiera que eso le pasaba, pues nunca lo mencionó, no es que se avergonzara, sino que no le veía el caso, y no quería que juzgasen a sus padres, la única que lo sabía era Agnes, la mejor amiga de Ada, aunque ella nunca se lo dijo, se enteró por su cuenta y jamás se lo mencionó.   Ese día, por raro que parezca, se incorporaba un alumno nuevo a la preparatoria, justo a la clase de Ada, era extraño, pues estaban a más de la mitad del semestre, pero bueno tratándose de Emmett Ryder, hijo menor de unas de las familias más importantes del país, no había tenido tantas dificultades para ser aceptado aun cuando venía expulsado de su antigua escuela la mejor de California, por un pleito donde se vio involucrado y tan grave fue que no pudo ser pasado por alto.   La preparatoria Roseu era considerada entre las mejores del país, esta se ubicaba en una de las ciudades más importantes de California, cercana a la costa.   – Jóvenes atención, el día de hoy se integra a ustedes un nuevo compañero, ayúdenle en lo que pueda necesitar, pase por favor… joven… mmm – dijo el profesor de esa primera clase.   – Ryder, Emmett Ryder – dijo entrando al salón.   – Bien joven Ryder, yo soy el profesor Ethan Gardener, ahora preséntese ante sus compañeros – le pidió mirándolo despectivamente, pues odiaba a los niños ricos.   – Mi nombre es Emmett Ryder, y espero llevarnos bien – se presentó y dirigió la mirada al profesor al terminar.   – Bien, tome asiento junto al joven Stone – ordenó el profesor señalando hacia un joven de ojos azules, cabello castaño agarrado con una pequeña coleta.   – Ahora saquen su libro en la página…. - Comenzó su clase.   – Hola Emmett, mi nombre es Arley, oye y porque te unes ahora si prácticamente está por terminar el semestre – preguntó entre curioso y divertido   – Pues un inconveniente que por el momento no estoy de humor para relatar – le dijo viendo a cierta jovencita de largo pelo azabache, tez blanca y grandes y hermosos ojos chocolates… pues desde que entró al aula la notó, sobresaliendo del resto, por su porte elegante natural y espontánea sonrisa.   – No te recomiendo que pongas tus ojos en ella – le dijo   – ¿Por qué?, ¿acaso crees que no me hará caso, o que es mucho para mí? -  preguntó ahora si mirándolo a los ojos y totalmente indignado por su comentario.   – Ella es mucho para todos, nunca se le ha conocido novio, y ha rechazado a media preparatoria, pues según ella misma, ahora no es momento de romances… - Arley le hizo saber.   – Así que, sin novios, ¿eh? –  le dijo volviendo a fijar los ojos en ella – pues te apuesto lo que quieras que, en menos de 15 días, no, en menos de una semana ella es mi novia, y en menos de 15 día, ya me acosté con ella – volvió a decir regresando su mirada al joven ojiazul, que lo miraba incrédulo.   – Lo dudo mucho, de verdad ella no es como la mayoría – Arley le dijo provocando con esto al chico.   – Pues yo te lo aseguro, de que cae ante mí, cae, no ha habido chica que se me resista, y ella no va a ser la excepción – lo retó con la mirada – es más tendrás mi Audi r8, 15 días completos para ti solo, si no lo consigo – Emmett le aseguró pues no toleraba que dudaran de su capacidad seductora.   – Debes estar bromeando – le contestó pues había visto en internet esos autos, y no cualquiera podría tenerlo, aunque quizás Emmett podría, y el hecho de tenerlo 15 días, significaba poder subir en él a cuanta “señorita” deseara – esto no me lo puedo perder, acepto, pues dudo que lo consigas – dijo Arley.   – Perfecto, pero si ganó, tendrás que hacer todas mis tareas, lo que queda del año – Emmett de verdad odiaba las tareas, pues estaba acostumbrado a pagar porque se las hicieran.   – Es un trato – y se estrecharon las manos, los dos seguros que ganarían…   - Señor Ryder, señor Stone, al parecer su plática resulta más interesante que mi materia, pero o guardan silencio o se largan de aquí - les dijo el profesor, de manera prepotente.   - Si señor, disculpe - contestaron al unísono   Todas las miradas se centraron en los susodichos, pero la de Emmett estaba fija en la chocolate de Ada, le sonrió seductoramente y le guiñó un ojo, provocando un sonrojo instantáneo y haciéndola voltear avergonzada…   “Que comience el juego” pensó y le dirigió una mirada divertida a Arley, que le sonreía del mismo modo.   Terminada la clase de Química impartida por el profesor Ethan, los alumnos se sacudieron los nervios de encima pues en verdad era una persona de la cual se desprendía mala vibra, y en especial Ada que digamos esa materia no era su fuerte, y no quería repetirla pues si en clases regulares se le dificultaba, en extraordinarios, seguro no pasaría. En esos cinco minutos más o menos que tenían entre el cambio de profesores, Emmett fue directo sobre Ada, pues esto le resultaba extremadamente divertido…   - Hola, como te habrás dado cuenta soy nuevo en el colegio, te importaría ser algo así como… mi guía, con nadie me sentiría más cómodo… - Emmett le dijo, sentándose a su lado y rodeando su espalda con su brazo, y viéndola tiernamente, ella se separó pues de cierto modo le incomodó tanta cercanía.   – Bueno, pues, yo… yo – no sabía si aceptar, ya que él la ponía nerviosa pues reconocía que era muy atractivo, con esa cabellera castaña y esos ojos que parecían dos lagunas doradas, características muy peculiares, y ese cuerpo atlético, no sabía ni a qué hora lo había visto a tanto detalle.   – Vamos acepta… nunca has estado en una situación similar, nueva en un lugar extraño, sin conocer a nadie – agregó brindándole una mirada acongojada y encantadora, aunque eso era algo que en realidad no le preocupaba, pues siempre ha tenido la facilidad de adaptarse a cualquier situación en la que se encuentre. Y las personas siempre se acercaban a él como si de un imán se tratase.   – Creo que Arley, te puede ayudar con eso – seguía sin estar segura.   – Se lo pedí, pero al parecer tiene cosas más interesantes que hacer - mintió   – De acuerdo, te ayudare con eso, solo en lo que te adaptas, ¿De acuerdo? – Ada aceptó pues ella era así, siempre dispuesta a ayudar a cualquiera que se lo pidiera o lo necesitara.   – Genial, entonces comemos juntos –  le dijo dirigiéndose a su lugar pues el siguiente maestro iniciaba su clase.   Ada presentía que se había metido en un problema, un lindo problema pensaba, pues no quería enamorarse de nadie pues ella tenía prioridades, y él si seguía así de cerca se lo iba a poner verdaderamente difícil, si con solo guiñarle el ojo la hizo sentir mariposas en el estómago, no quería pensar que más podría lograr si su cercanía se acrecentaba.   – Ves te lo dije, esto será pan comido – le dijo a Arley, quién seguía pensando que era mucho lo que Emmett pretendía, quizá con un poco de suerte lograba convertir a Ada en su novia, pero de ahí, a acostarse con ella, eso, eso sí que lo dudaba.   –  Eso no significa nada, ella hubiera aceptado a cualquiera que se lo hubiese pedido – le comentó púes escuchó perfectamente lo que ellos dos hablaron.   – Pues por algo se empieza, y yo ya avancé, así que tendrás que hacer dobles tareas – le dijo recargándose en su asiento y llevándose las manos a la nuca.   Al pasar las siguientes materias, con el timbre se anunciaba la hora del almuerzo, todos sin excepción se levantaban de sus asientos y se dirigían al lugar donde acostumbrasen comer, unos a cualquiera de los patios del plantel, otros a los campos de juego, pues también acostumbraban a practicar deportes en ese tiempo, otros, en el caso de Ada se dirigían a la cafetería…   - Ada, vamos, se hace tarde – la llamó una chica peli roja, y de ojos verdes   – Lo siento Agnes, hoy acompañaré a Emmett… - le respondió a la chica, que al parecer era su mejor amiga, aunque esta sentía ciertos celos, pues Darwin el chico del que ella gustaba, tenía siempre preferencia hacia Ada.   – Como quieras, nosotras nos vamos – le contestó un tanto fastidiada, saliendo del salón con otras 4 chicas.   Ada suspiró algo cansada…   - Y bien, hacia dónde? - le preguntó Emmett, susurrándole al oído por la espalda, cosa que la hizo temblar.   – Ah, pues… a la cafetería, a comer, y de paso te voy mostrando algunas áreas que quedan por el camino – le dijo, volteando a verlo y regalándole una sonrisa.   - Pues andando - y la tomó de la mano, para salir del salón.   Al parecer el juguito de Emmett daba ciertos resultados, pues Ada volvió a sonrojarse y esta vez reconoció en su interior que el chico le gustaba mucho, lo que la hizo sentir un poco tonta, pues en todo este tiempo no había tenido nunca novio, a pesar de estar cerca de cumplir 18 años, ella creía que lo mejor era dedicarse a sus estudios, a la natación y a ayudar todo lo posible en casa, no tenía tiempo de tener novio, eso pensaba… y ahora ahí estaba tomada de la mano de un chico realmente guapo, sintiéndose nerviosa, como nunca antes y sin saber qué era lo que en la mente del joven pasaba, si definitivamente Ada no tenía idea.   Continuará….
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