Aurora la observaba pacientemente… -tranquilízate Ada… hazlo, y verás un poco más claras las cosas… - afirmó tomándola firmemente del hombro mostrando solidaridad con ella. -Lo intentaré Aurora… esto es tan frustrante- suspiró y fijo sus ojos en la castaña, que le sonreía calidamente. - Supongo… bien, vámonos…- entraron al coche, se dirigieron a su casa, no hablaron durante el trayecto… cada una tenía en su cabeza cosas distintas. Ada pensaba en lo anterior, aunado a la segura discusión con su “queridísima” tía… en cambio Aurora sonreía disimuladamente, segura que la sorpresa del fin de semana despejaría la mente de Ada… ya que mucha falta le hacía. … Una vez frente a su casa Ada se despidió de Aurora y se dispuso a entrar a lo que seguramente sería para ella una tediosa ta