Capítulo 4 Los Hall

1212 Words
Esa noche el haberme reencontrado con Amelia, el que ella me haya encontrado y el que se quedara a mi lado, me llevó una vez más a una época de mi vida, mientras ella descansaba en el sillón a la par mía, yo no podía cerrar los ojos, estaba tan despierta y los pensamientos comenzaron a surgir uno tras otro y uno de ellos, uno en especial, que me hizo recapacitar y darme cuenta de lo equivocada que estuve durante esos seis largos años, donde abandoné a aquellos que me amaron y por ser cobarde me aleje, me aferró a la vida ideal que me propuse construir en soledad... Era noche buena y en la casa de los Taylor siempre fuimos bienvenidos papá y yo. Recuerdo haber entrado en la sala donde se podía oler una mezcla a pavo asado y pólvora que sin dar lugar a dudas llenaba de algarabía toda la casa. A pesar de tener 16 años, aún disfrutaba de quedarme recostada sobre el césped con Ali y Amelia, mis cómplices de juegos, mis confidentes, más que mejores amigas, ellas eran mis hermanas de crianza, esa noche fue distinta, había estrellas fugaces, había una alegría en todo lo que sucedía al rededor nuestro, estábamos contando estrellas cuando una camioneta se detuvo frente a la casa, nos pusimos en pie Ali y yo, mientras Amelia sólo se sentó y dijo. — ¡Por fin! Son ellos, son ellos. — ¿Ellos? ¿Quienes? — Dije —Tara te van a encantar y tu a ellos ¿No es así Ali? —Por supuesto que así será, vamos levántate, hay que ir a saludar —Yo me quedaré por aquí, no quiero ser inoportuna — dije soltando la mano de Amelia, ella tomando de nuevo mi mano me jaló hacia donde estaban todos los adultos y dijo. —Vamos no seas tímida Estaban varias personas que no conocíamos papá y yo, tras varios años de cercanía a la familia Taylor, nunca habíamos tenido la oportunidad de conocerlos a ellos, hasta esa noche, entonces llenas de emoción Ali y Amelia se encargaron de presentarme con cada uno de ellos. Era la hermana menor de la Señora Taylor, la señora Hall, era una mujer joven que por cosas del destino tras 11 años de matrimonio, se divorció en buenos términos y quedó a cargo de sus tres hijos, sus dos hijas menores Ambar de 12 años y Sarina de 14 años de edad y su hijo mayor Cristhofer Hall de 18 años, él tenía ojos oscuros, cabello n***o, era alto y delgado, tez morena, parecía alguien tranquilo aunque algo serio. —Cris ella es Tara, es hija del Señor William Morgan viven acá desde hace unos años ya te he platicado algo de ella — dijo Ali Él sonrió algo tímido se limitó a decir. —Mucho gusto, Cris Hall. —Hola soy Tara — me sentí tonta no sabía porque. Aunque no hablamos mucho, de vez en cuando nuestras miradas se cruzaban, creí que sólo yo sentía esa atracción por él, algo llamaba mi atención hacia él que sin querer, me llevaba a alzar la mirada en dirección a sus ojos y tocar repetidas veces mi cabello cuando él me miraba, cada vez que estábamos cerca apenas hablábamos mostrándonos tímidos y torpes. Casi me desmayo cuando por accidente toque su mano, al querer tomar el último pedazo de pan casero. —Lo siento — dijimos al mismo tiempo. —No pasa nada — dijo —Bueno — respondí Desee que él me dijera algo más o haber dicho yo algo más, pero guarde silencio. La familia Hall pasaron todas las vacaciones en casa de los Taylor, durante ese tiempo nos reuníamos todas las tardes a charlar entre todos, me sentía parte de una gran familia, recuerdo haber hablado con Ali acerca de Cristhofer. — Tu primo es algo serio, creo que le llegó a incomodar cuanto estoy cerca y me da algo de vergüenza venir a tu casa, creo que no vendré hasta que se hayan ido — dije — ¡Eres tonta! Desde que mis tíos se separaron el ya no es igual, era muy divertido y dinámico le gustaba conversar mucho, oye creo que gusta de ti — dijo sonriendo con una mirada de complicidad — ha preguntado mucho sobre ti y tu familia. Recuerdo haber sentido una especie de ardor en mi cara, latidos rápidos en mi pecho, mis manos se pusieron frías y me sonroje tanto que Ali pudo notarlo. —Jajaja no puedo creerlo, tu y Cris... ¡Wow! ambos se gustan, Tara eso es fantástico. —No... Yo no, yo... Aliiii él ni siquiera le gusta conversar conmigo — dije bajando la mirada ¡Esto es totalmente estúpido! —Cris es un buen muchacho, digo por si te interesa saber... jajaja —Realmente no le encontré la gracia — ¿Sabes? el próximo año irá a la Universidad del Este, se ha comprometido mucho con lo que quiere ser de adulto, estudiará Literatura. Un poco atrasado al iniciar los estudios, pero lo hizo por ayudar a mi tía a hacer los planes de mudanza, bueno estará en la misma Universidad que tú. — No puede ser, si sabes que la Universidad del Este es la única que ofrece Diseño aca en la ciudad — dije en un tono emocionada — no quiero ilusionarme no seré tonta, hay que torpe... Ali sólo pudo sonreír y dijo la frase favorita de papá “Las coincidencias no existe, eso es destino” — lo dijo de una manera tan convencida que sonó igual a papá. Me sentí como una niña tonta aunque dije que no lo sería y ahora que lo pienso papá siempre tuvo la razón., jamás las cosas son coincidencia. Si él no hubiera tomado la decisión de mudarnos no habría conocido a las personas que me hicieron sonreír de nuevo y conocer a la persona que amé hasta el día de hoy. En esos días la barrera del silencio se había roto, Cris y yo logramos entablar una amistad bonita, también con su hermana Sarina, menos con Ámbar quien se mostraba celosa y enojada conmigo. pues lograba evadir cada intento mío por acercarme a ella. Durante los meses siguientes pude saber que siempre pensó que robaría el amor y atención de su hermano, la cual era su figura paterna, aunque yo no demostraba que me gustaba, con el tiempo ella superó eso también. A partir de esa navidad, los Hall fueron acercándose cada vez más a nuestras familias, por el vínculo amistoso que se había creado entre nosotros, hasta que se llegó el día que lograron mudarse por completo a GreenVille a unas cuadras cerca. La familia se hacía más grande, porque era así como nos sentíamos, parte de una gran familia donde reinaba el cariño mutuo. A pesar del acercamiento que tuvimos con la familia Hall, Cris y yo no fuimos más que sólo amigos, tontos enamorados el uno del otro, sin decirnos nada de eso porque éramos demasiado jóvenes para entender los sentimientos que teníamos y el cargaba una enorme responsabilidad con sus hermanas en sus hombros. Conservamos una linda amistad que duró años, hasta que todo se volvió a derrumbar en mi vida.
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