1: Soy Marien Black

2147 Words
— ¡¡¡¡Perra!!!!! — Gracias y vuelva pronto — dije con ironía, ahí iba otro que me decía perra solamente porque no le gustaba que le dijeran las verdades en su cara y deseaba que le pintaran todas las porquerías que hacía. — ¿Qué sucedió ahora? Genial, ahí estaba de nuevo ese tipo que decía ser mi jefe y era como una patada en el culo, solamente sabía joderte la vida hasta el cansancio. — El paciente se largó, ¿Acaso tanto follar te dejo más idiota que de costumbre? — ¡Marien es el segundo paciente que se te va en menos de una hora! — ¿Qué quieres que haga?— me crucé de brazos mientras este tipo se volvía loco de rabia ante mi actitud — no puedo soportar las personas que vienen llorando por problemas insignificantes cuando hay otros que la están pasando peor allá afuera. — Qué apliques la ética profesional y sepas darle atención a los pacientes, a este paso terminaré en la bancarrota. Sé que hay otras personas con problemas reales, pero es lo que tenemos en este momento y no puedo estar dándome el lujo de ser selectivo cuando las deudas no dejan de llegar. — Entonces despídeme, ya te lo he dicho varias veces, pero simplemente no entiendes, dado que follas hasta con la escoba. — ¡Marien! Por un demonio soy tu jefe. — ¿Y? El hecho que seas mi jefe no quiere decir que me tenga que quedar callada ante las cosas, deberías preocuparte por tener una verdadera clínica y no un nido de padres que no saben qué hacer con los pequeños monstruos que ellos mismos formaron, lo peor es que quieren que uno arregle un desastre que no pueden arreglar en absoluto. — Tienes que respetarme, carajos, si no fueras una buena psicóloga te juro que desde hace tiempo te hubiera tirado el culo a la calle. — Mejor di que soy la única que decidió quedarse después de que te tiraras a toda la clínica. — Sabes que no es así, además no me tire a toda la clínica como dices. — Ah, es cierto, tu paquete no cumplía mis requisitos, la señora de limpieza era demasiado anciana para tu gusto y mi secretaria es lesbiana. Mire como mi jefe se puso más rojo de lo que estaba, todas las empleadas se largaron una vez que él se acostó con ellas y quedamos solamente de mujeres en la clínica, la señora de limpieza, mi secretaria y yo. Me llamo Marien Black y soy psicóloga, trabajo en esta clínica desde hace 6 años. Mi jefe se llama Bruno y es lo más descarado que existe sobre la faz de la tierra, se revuelca con todo lo que tenga un lindo trasero y falda, pero claro, siempre en estos casos hay excepciones y aquí somos la señora de limpieza, mi secretaria y yo. — Bueno, dado que mi último paciente acaba de cruzar por esa puerta me voy, si me necesitan no me busquen. — ¡No has trabajado tu horario completo Marien! Me levanté ignorando los comentarios escandalosos de Bruno y tomé mi chamarra de cuero para largarme de la clínica, salí y mi secretaria al verme hizo lo mismo. — ¡Marien por un demonio! — Deja de ladrar y sé un buen chico, mañana te pienso traer croquetas — me acerque a mi escandalizado jefe y le sacudí el cabello como si fuera un perro — además no veo el sentido de quedarme aquí si ya no tengo ningún paciente y los casos que sí necesitan de mí ya fueron debidamente atendidos, antes de que preguntes también ya está hecho el papeleo que se necesita en cada uno de esos casos, te recuerdo que me pagas por consulta y no por horario laboral. — ¡Deja de compararme con un perro por un demonio! Sé que ya dejaste todo el trabajo hecho, pero aún falta para que cerremos la clínica. — Dile a tu madre que si tiene un hijo, que trate de buscar un nombre, que no sea de perro — le dije cruzando los brazos — yo no tengo la culpa que te bautizaran como Bruno, además te recuerdo que muchas veces me quedó aquí después de que cierran la clínica, ahí si no dices nada de nada. — ¡Era el nombre de mi bisabuelo por un demonio! Con lo otro ya ni te digo nada mejor. — ¿Y?— le dije como si no tuviera relevancia — ¿Si tu bisabuelo se hubiera llamado barro en el culo te habrían puesto así?— me puse a reír mientras decía esto — definitivamente las cosas hubieran sido más interesantes que con Bruno. Mi secretaria se puso a reír disimuladamente y yo me despedí de Bruno como si fuera un perro, al salir escuche como explotó nuevamente, esta rutina era todos los días. — Hasta mañana Jeanne — le dije a mi secretaria, quien se encontraba caminando en dirección al carro de su novia — a la misma hora de siempre, si hay algún cambio te llamo — Está bien Dra. Black, que descanse. La novia de Jeanne bajo del carro y la beso, colocó sus manos en sus glúteos y miré como mi pobre secretaria se ponía roja escarlata debido a esto — ¡Deberías dejar de ser pasiva Jeanne!— Al decirle esto favoreció a que su rojo escarlata se volviera rojo escarlata menstruación — ¡Laura deja que sea activa y tú la pasiva! — Ya le dije eso, pero no quiere — sentenció Laura — prefiere que yo lleve el ritmo entre las sábanas. — ¡LAURA!— una escandalizada Jeanne le dio un manotazo a su novia — ¡Dra. Black dejé de darle ideas! Me puse a reír y me despedí de ese par, subí en mi adorada moto para largarme de la clínica e ir a casa. Me gustaba sentir el aire dar en mi rostro, al menos el que quedaba descubierto por el casco. Esta moto fue lo primero que compre con mi sueldo y la amaba, me daba un aire rebelde y desenfadado, cosa que adoraba. — Ya estoy en casa — hablé al entrar en mi apartamento, pero no había nadie, bueno, me sirve para descansar un rato y luego ver si voy a salir. Entre a mi cuarto y me quita mi ropa para ponerme algo más cómodo, me puse una pijama de satín y me tiré a mi cama para ver televisión, quería salir después de unas horas y dado que esta gente no tenía la más mínima intención de venir a la casa comencé a prepararme. Me vestí y una vez lista salí del apartamento, maneje mi moto a un bar que frecuentaba seguido… En el bar Estábamos sentados cuando miramos entrar una mujer que era imposible que pasara desapercibida, entonces sonreí de lado y me prepare para ir a conquistarla, el barman miro mis intenciones y se puso a reír por lo que me provocó curiosidad. La mujer pidió una cerveza y una cajetilla de cigarros, el barman se los paso junto con un portavaso y un cenicero. — Gracias Billy — musito y el hombre asintió — esto es lo único que vale la pena después de salir del trabajo y de escuchar a las personas con sus lloriqueos. — A mí también me alegra tenerte por aquí a diario, nadie me entretiene de la manera que tú lo haces — le dijo mientras le sonreía y ella le correspondió — ¿Qué tal te fue en tu trabajo? — Ya sabes Baby cuando quieras — le guiño el ojo y él se puso a reír — con mi trabajo, pues, es como todos los días, al menos puedo decir que hoy sí miré casos muy importantes. — Si logras conquistarla y llevarla a la cama, hoy te invito las cervezas por un mes, pero si no lo haces tú las invitarás — dijo uno de mis amigos — eres Damián después de todo y no creo que se te dificulte hacerlo. — Mira lo que dices — le dije mientras me levantaba y me dirigía a la hermosura que tenía de frente — va a ser pan comido, estamos hablando de mí después de todo. Marien Me encontraba tomando mi cerveza muy a gusto cuando se me acercó un tipo, Billy miró divertido y yo le guiñé el ojo. — Hola linda — me dijo — ¿Por qué estás tan sola? ¿No quieres un poco de compañía de un hombre muy apuesto? — Hola animal— le contesté mirándolo de reojo — me encuentro con Billy, por si no te has dado cuenta, aunque no me había dado cuenta de que era apuesto, sinceramente no es de mi tipo, pero si a ti te gusta no soy quién para juzgar las preferencias sexuales de los demás. — ¿Cómo me has llamado? ¡Claro que no me gusta Billy! El hombre apuesto soy yo, ¿Acaso no te das cuenta la guapura que tienes de frente? — Aparte de animal, eres sordo — le contesté — pensé que nos estábamos diciendo hola según nuestras características físicas — le dije burlona mientras Billy se reía sin mesura — está bien que tengas una autoestima tan alta, pero no andes diciendo tales mentiras por ahí. — Quizás animal por lo que me cuelga en medio de las piernas — me dijo y yo lo mire en esa área y solamente me reí — ¿De qué te ríes? — Definitivamente, lo animal no es por eso, careces del tamaño — le contesté y miré cómo se descompuso. — Comenzamos con el pie izquierdo, al parecer — me extendió la mano y yo solo la miré de reojo sin tomársela, la retiró al ver esto — me llamo Damián. — Lárgate y déjame en paz niñato — le dije mientras encendía mi cigarro — solamente quiero beber y fumar en paz. — Me gustan las fierecillas, son las mejores entre las sabanas — me dijo con una confianza y un ego más grande que su m*****o — podemos pasar un buen rato, no seas tan remilgada y vamos al hotel; no te preocupes que yo pago todo. — Lárgate que no me apetece hablar, hazlo mientras soy suave. — Eres la primera que se resiste tanto a mí, tengo un talento natural para esto. Yo lo miré divertida y le señalé una cerveza a Billy, él comprendía que significaba esto, haría trizas a este sujeto. — ¿Entonces soy la primera en no caer rendida a tu seducción?— le pregunté mientras me daba vuelta para verlo completamente. — Así es, eres la primera en hacerte del rogar — me dijo seguro de sí mismo. — Te felicito entonces, es la primera mujer con cerebro que pretendes, ojalá tu ego fuera tan grande como tu pene — le dije mientras me daba vuelta para regresar a la misma posición — lárgate y déjame en paz porque tu mini espada de lego no es capaz de satisfacerme a como a mí me gusta. Billy soltó una carcajada y el tipo ese se fue derrotado, escuche cuando sus amigos le hacían bullying y mi amado cantinero me pasaba la cerveza que había señalado en premio por hacerle reír. — Siempre es un placer hacer negocios contigo Baby — le dije guiñando un ojo. — Billy trae una ronda de cervezas, a cuenta de Damián — le dijo y yo sonreí. Billy fue a dejarle las cervezas y luego yo me levanté caminando en su dirección, tome la cerveza que iba a tomar el pobre idiota que se me insinuó. — A mi salud, muchachos — le dije levantando la botella — y tú no te lo tomes como algo personal, no soy veterinaria para que me gusten los animales — le dije para después marcharme. Tome mis cervezas y luego maneje hasta el apartamento, estaba en condiciones de hacerlo por lo que llegue sana y salva. Al entrar fui recibida por los mismos brazos que me recibían día a día y por los únicos que me dejaría abrazar de esa manera. — Hueles a recuerdos mami. — No te preocupes, ¿cómo fue tu día amor? — Divertido — me dijo con una hermosa sonrisa que era el motivo para que yo también sonriera. — Me alegra escuchar eso, amor, vamos a la cocina para hacer la cena. Ella no me soltó y entre a la cocina mientras la cargaba, Aileen era mi pequeña hija y la amaba, era lo único bueno que me había tocado en esta vida. — Mami, mira — me dijo mientras me extendía un dibujo de un paisaje — lo hice hoy. — Es hermoso amor…
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