2: Otro sobrino

2123 Words
Coloqué el dibujo en la pared donde estaban el resto que había hecho. Mi hija es sumamente talentosa para dibujar y aunque yo no la presionaba para que lo hiciera, ella me pidió que la llevaran a clases de dibujo, por lo cual yo accedí. — Hola menstruación — le dije a mi hermano — ¿Qué tal tu día? — ¡Ya te dije que no me digas así frente a la niña!— exclamó molesto — el otro día me dijo así delante de todo mundo. — Amor ya hemos hablado de que no le puedes decir menstruación a menstruación delante de todo mundo — le dije mientras aguantaba una carcajada — al señorito le da vergüenza — Está bien mami, no lo vuelvo a hacer — me dijo sonriendo — perdóname tío menstruación. Yo solté la carcajada mientras el pobre hombre se ponía rojo de cólera y me lanzaba una mirada de reproche. — Ya cálmate Andrés que vas a explotar y ahí sí que vas a parecer menstruación — le dije tratando de calmar el dolor de estómago que tenía — debes de estar preparado psicológicamente para esto. — Definitivamente, no eres la dulce hermana que tienen muchos chicos, pero a pesar de eso te amo. Andrés me dio un beso y sonrió, fui a cocinar y Aileen me miraba mientras lo hacía. Al abrir la refrigeradora miré toda la comida que había y recordé que en un tiempo hubiera matado por tener aunque fuera una uva. — ¿Sucede algo mami? Aileen me sacó de mis pensamientos y en el momento que le sonreí logró calmarse, preparé macarrones con queso y Andrés se quedó a comer. — Te miró pensativa — dijo mi hermano mientras lavaba los platos a mi lado — ¿Sucede algo? — No es nada, recuerdos que llegan a mi mente para atormentarme. — Nunca me dijiste que fue de ti durante el tiempo que estuvimos alejados, solo sé que estuviste en prisión por matar a un hombre. — Cuando esté lista lo pienso contar, pero antes no, hay cosas para las cuales aún no se encuentran preparados para escuchar. — ¿Tomamos una cerveza? Yo asentí, luego de lavar los platos fui a dormir a Aileen, le conté su cuento favorito y al finalizar ya mi pequeña se encontraba dormida. — Eres una excelente madre — Andrés estaba apoyado contra el marco de la puerta — me recuerdas a mamá. — Eso en definitiva es un halago, trato de hacer lo mejor por mi hija y protegerla a toda costa. — Y lo haces, nunca miré a una madre tan entregada a su hija y mira que Rea lo es con Leire, pero lo tuyo es otro nivel, has hecho un excelente trabajo hermanita al criar a una niña tan educada como Aileen. Yo salí del cuarto de Aileen y cerré la puerta, fui con Andrés a una de las ventanas y ahí nos sentamos mientras la brisa acariciaba nuestros rostros. — ¿Cuándo piensas darme otro sobrino o sobrina? Es lindo escuchar el ruido de los niños en el apartamento y además quiero cargar al bebé que tengas, ya que con Aileen no lo hice. — Te preguntó lo mismo — dije riendo — aunque con el escándalo que hacen noche tras noche tú y Rea creo que pronto darán la buena nueva. — ¿Cómo has dicho? — Lo que escuchas, el otro día le dije a Aileen que estaban matando ratas y por eso era el escándalo, mi pobre hija va a quedar traumada de tanto escuchar su cama rechinar. Andrés se avergonzó y yo tomé mi cerveza, desde que era un hombre casado lo miraba sumamente feliz y eso me alegraba mucho. Lucía y Rea se miraban felices con sus maridos, la primera mencionada tenía todo mi respeto y admiración al ver el coraje que poseía, cuando perdió a su bebé y torturó de la manera que lo hizo con esa tipa me sorprendió, pero no puedo negar que cada cosa que Scarlett padeció en manos de Lu fue merecida. Andrés se fue a su apartamento y yo tiré las botellas de cerveza, fui a mi cuarto y me coloqué el pijama que había usado antes, me metí en la cama y pronto me quedé dormida. Flashback de Marien — Gracias por venir a mi vida, te juro que te voy a proteger del mundo entero. Tomé a mi bebé recién nacida y con la sábana que me abrigaba la envolví, ella paró de llorar en el momento que la coloque en mi pecho y sintió mi esencia, al mirarla me sonrió con una inocencia pura. — Te voy a llamar Aileen, como mamá. Dejé a mi bebé entre mis brazos y caí en un sueño profundo, pero me desperté al sentir que alguien la estaba tocando y ella lloraba de manera inconsolable. — ¡¿Qué demonios haces?! Un drogadicto quería manosear a mi hija, tomé una navaja que cargaba siempre y le corté la mano. Él al ver la sangre me dejó ir un golpe, mi bebé se encontraba en el suelo y lloraba, debido al golpe que había recibido me aturdí, pero eso se fue al demonio cuando miré que se acercaba a Aileen, el mismo instrumento con el cual había cortado el cordón umbilical que me unía a mi amada bebé fue el mismo que clavé en la espalda de ese tipo. — A mi hija no la vas a tocar, antes te mato maldito enfermo, ¿Qué clase de persona eres que te atreves a desear a una recién nacida? Todos ustedes me dan asco. Para mi mala suerte llegó la policía, había matado al tipo que había intentado abusar a mi hija recién nacida, me llevaron arrestada y cuando menos percate ya estaba siendo enjuiciada por homicidio. Fin del flashback Me desperté sudorosa y temblando, las malditas pesadillas se repetían una y otra vez. Mi pasado tenía que quedar en el olvido, pero al parecer surgía como si yo quisiera tenerlo presente. Tome una botella de coñac que guardaba para ciertas ocasiones, fui a sentarme en la ventana y las lágrimas se deslizaban por mi rostro, las seque y respire profundamente. Se hizo de madrugada y miré el amanecer, no dormí en toda la noche y se notaba. Me levanté para estar preparada una vez que Aileen se levantará, tenía que ir a trabajar, pero no quería y aunque mi lado rebelde me decía que hablará con Bruno, el lado responsable que tanto odiaba en estos momentos me decía que era necesario ir a la clínica. Preparé el desayuno y cuando Aileen se levantó lista para ir a la escuela ya la comida estaba servida en la mesa, tocaron la puerta y abrí. — Qué cara la que tienes Marien, parece que no has dormido bien en absoluto, ¿Acaso Aileen se encuentra enferma? — Pasa, Aileen se encuentra bien, así que no hay nada de que preocuparse. Solo tuve unas pesadillas que hicieron que me despertara a media madrugada. Rea entraba con mi sobrina en brazos y Andrés estaba detrás de ella, sonreí a duras penas y todos nos sentamos para desayunar. — Deberías quedarte en la casa, habla con tu jefe para decirle que vas a faltar y así duermes un poco, por Aileen no te preocupes que puedo cuidarla, después de todo es una niña muy tranquila. — No puedo, ya anteriormente me había estado ausentando por demasiado tiempo, con la terapia de Lucía y las otras cosas personales que se me habían presentado. — Pero no estás en condiciones de manejar, deberías faltar solo por hoy. — No, en caso de que no me sienta bien para manejar, pediré un taxi, pero necesito ir a la clínica. Por más que Rea y Andrés me insistieron en que no fuera a trabajar, simplemente no les hice caso, tomé un taxi y pedí que fueran a dejar primero a Aileen. — Te portas bien, una vez que salgas de la escuela va a venir tu tía Dánae a traerte, yo tengo que trabajar, así que le haces caso en todo a lo que ella te diga. — Está bien mami, cuídate y te quiero mucho. Aileen entró a la escuela y el taxista me llevó a la clínica, estando ahí revisé mi agenda y miré que tenía varias citas, solamente una persona era la que realmente tenía problemas graves y de ahí los otros probablemente son casos estúpidos que tienen solución con poner un poco de disciplina a sus hijos. — Aquí tiene Dra. Black — Jeanne me entregó un expediente nuevo — se trata de un paciente nuevo. — Bruno no mencionó nada de esto, sabes que no me gusta que me vengan pacientes fuera de la agenda. — Este señor dice que va a pagar el doble de lo que cuesta su consulta — ella me miró extrañada, pero sacudió su cabeza — ¿Lo hago pasar? — No quiero el caso, dáselo a Bruno. Mi agenda se encuentra demasiado ocupada como para estar recibiendo pacientes fuera de cita. — El paciente insiste en que quiere que sea usted la que lo atienda. — Madre mía, realmente a mí me pasa cada cosa — suspiré pesadamente — solo espero que no sea un idiota que viene a querer que resuelva el reguero que él mismo hizo. No tuve más opción que recibirlo, en el momento que entró me sonrió de la misma manera que había hecho en el bar, definitivamente este se pasaba de la raya, recuerda que tienes que ser profesional Marien, no puedes matarlo, no puedes matarlo, no puedes matarlo. — Hola linda. — Soy la Dra. Black — le señalé el sofá — y tomé asiento ahí y dígame cuál es su problema. — Mi problema eres tú, desde ayer que te miré no dejo de pensar en ti. — Ok, pensamientos obsesivos, puede proseguir diciendo babosadas que conforme hable voy a hacer un diagnóstico y así enviaré tratamiento en caso de ser necesario o también lo pondré a dormir. — No, no es eso — hizo una pausa — lo que pasa que miré que entrabas a esta clínica y cuando entré vi que trabajabas aquí. — Ok, acoso se añadió al expediente — yo escribí esto, pero él me detuvo — le aconsejo que me suelte en este momento. — Quiero que me des una oportunidad de conocerte, la realidad es que eres una mujer muy hermosa y sumamente interesante. — Quiero que me escuches muy bien porque no pienso repetir esto, la única relación que nosotros vamos a tener va a ser estrictamente de médico y paciente, si te atreves a buscarme fuera de estas cuatro miserables paredes te aseguro que te daré una patada tan fuerte en el culo que no vas a poder sentarte por el resto de tu vida. Él me soltó y tomó asiento, escribí en el expediente y al terminar de hacerlo decidí echarlo de una vez. — Pero sí, apenas llevamos quince minutos. — Eso es todo, puedes pagar en la caja y regresar cuando la bolsa te dé — le extendí un papel — esa es la cuenta. Cuando miro el papel, por poco le da algo, se negó a pagar la cuenta, entonces yo llamé a Jeanne, ella acudió rápidamente como siempre lo había hecho durante todo este tiempo. — ¿Sucede algo doctora Black? — Llama a Jeff, el señor aquí presente se niega a pagar la cuenta. Jeff llegó y cuando él lo miró se quedó helado, era un hombre sumamente alto y muy grande que fácilmente podía quebrar todos tus huesos. — El señor aquí presente no quiere pagar, Jeff, ya sabes qué hacer. — Está bien doctora Black — él miró a Damián — muy bien, quiero que te prepares, solo no te pongas rígido porque definitivamente va a doler más si lo hace. — ¡Espera! ¡No me hagas daño! Voy a pagar, al fin y al cabo no tengo problemas económicos como para no hacerlo. Jeff lo iba a levantar en peso, pero Damián accedió a pagar, este remedio era infalible a la hora que los que no querían pagar terminarán haciéndolo. Miré al resto de pacientes, pero como siempre terminé antes de tiempo, la rutina fue la misma de siempre y al salir decidí ir al local de Dánae por mi hija. — Por favor vete, ya me siento cansada de tener tantos problemas por tu culpa y ahora que finalmente tengo mi local es que puedo trabajar sin miedo a que me corran. Dánae se encontraba afectada y al mirar de quién se trataba pude comprender…
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