Perspectiva de Marien Briseida llamó a un señor y luego de unos minutos Andrés recibió una llamada. No me extrañaba, todos sabíamos las influencias que Bri poseía y que, a como decía, usaba para hacer el bien. — Está bien, lo comprendo. Andrés asintió y Briseida le sonrió, nos fuimos a la estación de policía, estando ahí, la reina sin corona entró a la sala de interrogatorios. — Me dicen en este momento qué demonios piensa hacer la estúpida de Játiva, si no lo hacen créanme que volveré su estancia en prisión, un infierno terrenal. — No diré nada — dijo el tipo — así que olvídate que hable, esa mujer es muy peligrosa y puede hacer que nos maten en la cárcel. Me acerqué furiosa donde él, lo tomé del cuello de su camisa y lo acerque a mí. Nadie se metía con mi hija y quedaba en pie.

