Una hora después.
Estoy lista para salir, soy una chica sencilla... no es cierto, me gusta la elegancia, lo chic, combino mis outfis muy bien, amo la moda, me gusta ser tendencia, por eso soy original y única, faldas largas, vestidos ceñidos, top cortos, leggings con blusones, coloridos, tonos pastel, así demuestro lo feliz que soy con mi vida, bueno ahora no tanto con esta imposición de la nana.
Me encanta el azul, combiná con mis ojos azules, mi cabello oscuro y mi piel blanca de porcelana.
Mido 1,70, no soy tan alta, pero para eso uso mis bellos estilletos de todos los colores, los amo.
Soy delgada, pero adquirí un poco de curvas de alguna de mis tatarabuelas, porque en esta familia somos muy pobres de atributos. Planas y sin ganas jajajajaja.
Bueno, antes de irme voy a llamar a uno de mis tantos amigos Philips, él es el rey de la universidad, no por guapo, más bien es por lo alocado y fiestero.
Lo mejor de todo siempre me hace reír y me cuida como a una hermana.
Estoy marcando.
Ring, ring, ring...
A ver otra vez.
Ring, ring, ring.
Una última vez.
Ring, ring, ring.
No puedes ser, no contesta, es muy raro, él siempre está disponible para mí.
Lo llamaré más tarde o talvez deba ir a su casa, sí, es lo mejor.
Salgo del complejo, me subo a mi coche y voy de camino a su casa, está relativamente cerca, necesito de su ayuda, él va a morir cuando le cuente los planes que mi Nana tiene para mí.
Esto no se lo espera.
Ya estoy en su casa, bajaré del auto y tocaré el timbre.
Tilín, tilín, tilín
Porque nadie abre.
—Buenas tardes, señorita Nathalie,
—Hola Lola, está Philips en casa.
—No, señorita, él salió está mañana a New York con sus padres.
—¡Que!, ¡es en serio!
—Si, muy en serio.
—No puedo creer que no me lo haya contado, ni siquiera se despidió, esos amigos que me cargó yo, es el colmo, nunca se lo voy a perdonar, cree que se manda solo...
—Señorita Nathalie que tenga bonita tarde.
—¡Lola no me cierres la puerta en la cara!
Que le está pasando a todos, todos están en mi contra, que voy a hacer para cumplir con lo que la abuela me pide, seguro si le cuento a mis demás amigos lo van a tomar de burlas y risas, no me van a ayudar en nada, y a pesar de que me lo estoy tomando tan en broma, sé que esto se trata de mi vida y mi futuro.
Debo hacerlo sola, es lo único que tengo.
A mí misma.
Piensa Nathalie, que hacer, iré a meditar a algún lugar, pero primero necesito un cafe oscuro y caliente, siii jajajaja por Dios en que estoy pensando, eso debe ser mi falta de fornicación.
Aún la cabeza me da vueltas, no puedo controlarlo, y el amoroso y destellante sol no me ayuda, ni mucho menos las gafas de sol.
Subiré a mi auto e iré a buscar ese café.
Cafetería,
LEX DEUX MAGOTS.
Entro a la cafetería, me siento muy relajada, pero con mucha clase, esa jamás la pierdo.
Pongo mis gafas en la mesa, miro el sitio y está completamente lleno, pero para mí siempre habrá una mesa disponible.
En lo que estoy enviando muchos mensajes a mi amigo Philips, quien me abandono sin razón aparente, pero va a ver, apenas lo encuentre, no se va a salvar de mí, voy a acabar con el.
Llega el mesero.
—Buenas tardes, señorita, aquí está su carta, desea algo en especial.
—Por favor trae un café n***o y caliente jajaja delicioso.
—Si señorita. —Él sonríe moviendo si cabeza para los lados.
—También tráeme la especialidad del chef para hoy, gracias.
—Como ordene.
Ahora debo pensar que hacer, realmente no tengo esos prospectos de multimillonarios que le dije a mi Nana, esto se está tornando difícil para mí.
Pero que ideas tengo, se me acaba de ocurrir algo, creo que mi futuro esposo podría ser cualquiera, si llegara a encontrar un hombre rico, no podré manejarlo a mi antojo, necesito uno que se deje manipular de mí, y haga lo que le pida.
El mesero deja la orden en la mesa.
—Algo más, señorita.
—No, todo está bien, puede retirarse.
Pruebo mi café, pero no puedo con el olor de esa comida, huele delicioso.
Meto en mi boca un trozo de salmón y es una explosión de sabor en mi lengua, está comida está realmente buena. Casi termino, quisiera poder lamer el plato, contrólate Nathalie.
Quisiera saber quién cocina estás delicias.
—¡Mesero!, ¡mesero! —llamo al mesero con insistencia, me intriga el sabor de tan espectacular comida.
—Que pena señorita, dígame.
—Quien es la chef que preparo este plato tan fascinante, quiero conocerla.
—Por supuesto, lamento corregirla, pero no es ella, es él...
—¿Cómo?, entonces es un hombre, mejor aún, puedo traerlo acá por favor.
—Si, con especial gusto, ya regreso con el chef.
Ryan.
—¡Señor chef!, hay otra de las niñas riquillas que quiere saludarlo.
—Oh no, jajaja me encanta, esas son las más traviesas y amplias. Voy por ella, espera Simón, ¿es linda?
—Si señor, muy guapa, demasiado diría yo, justo como te gustan.
—Ok, está no me la pierdo, gracias Simón.
—De nada, mesa 15, ¡solo deberías regalarnos un poco de eso que atrae a tantas mujeres!
—¡¡Exclusivamente aprende a cocinar Simón!!
Camino hacia la mesa y la veo, vaya que si está tremendamente hermosa.
Nathalie.
Dios santo, esto es mejor que ver a Henry Cavill en persona. Ardiente, aproximadamente 1,89 de estatura, Hombre sexy, barba rebosante, ojos lindos miel, cuerpo trabajado en gimnasio, piel bronceada que estremece mi ser, parece de mentiras, Dios que calor.
—Señorita, me mandó a llamar, soy el chef Ryan Redford. —Siento su mirada penetrar en mí, sonríe y sus dientes resplandecen.
Me he quedado congelada al apreciarlo tan guapo.
—Si disculpe, soy Nathalie Waldorf, un gusto, solamente admiraba la belleza— me toma de la mano y siento una corriente por todo mi piel.
—¿La belleza?
—Si, la belleza, la belleza de comida que usted ha preparado, vaya que se nota que se esfuerza en todo. —Lo suelto de mi mano y lo miro de arriba abajo mordiendo mi labio sin poder parpadear.
—Por supuesto, amo cocinar, es mi pasión, me esfuerzo al máximo para que chicas lindas como usted me digan que lo hago bien.
—Genial, entonces todo lo hace bien, y ¿tiene novia?
—¿¡Disculpe!?
—Digo no, bueno si, un hombre como usted debe tener varias chicas locas detrás.
—Si tengo novia, y nada más la hago feliz a ella.
—Grandioso, felicidades, es perfecto.
Perfecto para que sea mi esposo, que bueno que no puede escuchar mis pensamientos.
—¡Perfecto!, gracias por el halago.
—Gracias por la espectacular comida, volveré más seguido por aquí.
—Será un gusto tenerla por aquí todos los días, y la señorita ¿tiene novio?
—No, únicamente busco un esposo.
—¿Como dice?
—Nada, no me ponga atención, debo irme, gracias.
Me levanto de la mesa y salgo rápidamente de la cafetería, este hombre está más que bueno.
Subo al auto, Wow me gusta como mi futuro esposo, no es Multimillonario, como la abuela quiere, pero está guapo, sabe cocinar, a mí me encanta la buena comida, y él es un postre delicioso.
Lo quiero para mí, y así será.
Cuando Nathalie Blair Waldorf Hudson se propone algo lo consigue, al precio que sea...