En horas de la noche, Lucy, la mejor amiga de Teresa, va hasta su casa para decirle una noticia muy importante. — ¡hola abuela Francesca ¿Cómo esta? ¿se encuentra Tessa?!— preguntó la rubia parada afuera de la puerta de la casa de los Wallas, con una mochila en su espalda. La abuela Francesca, al verla, sonrió instantáneamente, le dio un abrazo, y un beso en su frente y le dijo — ¡mi adorada Lucy, ¿y porque estás aquí a estas horas…? ¿te vas a quedar durmiendo aquí?! — le preguntó mirándola subiendo una de sus cejas, un poco intrigada. — ¡sí, señora, pero no piense mal, mis padres no me corrieron de casa ni nada, si no es que no entiendo algo de matemáticas, entonces quería decirle a Tessa que me explicara, ya que ella es muy buena en eso! — la señora sonríe nuevamente, y le contesta — ¡oh
