+IVANNA-KATYA+ Hmm… no comprendo lo que le sucede al ogro. De verdad que no. Intento mirar su cara cuando grita, pero es imposible sostenerle la mirada más de un segundo. Está como… como una cabra loca. ¡Sí, como esas cabras que salen corriendo, se trepan a las piedras y de repente te tiran un cabezazo sin avisar! Exactamente así. Un ogro con traje, corbata y escritorio carísimo. Yo sigo recogiendo el desastre que dejó en su oficina. Papeles regados, carpetas abiertas, bolígrafos debajo del mueble, hasta un pisapapeles de cristal que ahora son mil pedacitos de vidrio. Todo por los suelos. Qué genio. Qué paciencia la mía, santo cielo. Y pienso: “No exploté. Todavía no explotaré. ¿Pero por qué no exploté? ¿Será que estoy tan acostumbrada a los gritos de este hombre que ya me resbalan? ¿S

