+ALEXEI+ Estoy con Alexa en mi despacho. Sí, Alexa, la italiana. Mi exnovia. Y remarco: ex. Pero parece que en su diccionario esa palabra nunca existió. Ella siempre hace lo mismo: cada vez que ve a una mujer que no sea mi madre, mi hermana o mi abuela acercarse a mí, aparece con alguna jugada dramática, como si estuviéramos en un maldito teatro y yo fuera su único papel principal. La enfrento de inmediato, porque no soporto rodeos. —¿Por qué hiciste eso? —le digo con la voz firme, sin gritar, pero con un filo que corta. Ella me mira con esa sonrisita italiana que antes me hacía gracia y ahora solo me da dolor de cabeza. —¿Eso? ¿Lo de decir que regresamos? Aaay, nene, solo por molestar. No me digas que te interesa tu secretaria… Pongo los ojos en blanco, respiro hondo y cuento hasta

