+IVANNA QUE ES KATYA+ Llegamos al penthouse. Yo con mis maletas… mejor dicho, con las maletas de la loca de mi hermana. Porque seamos sinceros: nadie normal necesita tres maletas solo de bolsos. Ni que fuera una pulga viajera que necesita cambiar de carteras para cada ocasión. Y claro, como si no bastara, había una maleta exclusiva para tacones, otra para abrigos (¿para qué, si aquí ni frío hace?), otra de vestidos, otra de ropa interior, otra de pijamas, otra de “ropa no tan fina” como si en esta familia existiera algo que no sea “fino”, otra de pantalones, otra de camisas. Un zoológico de maletas, eso es lo que era. Mauricio, pobre, me ayudaba a arrastrarlas y yo solo pensaba: —Si el cielo existe, mínimo debería dar puntos extra por cargar equipaje ajeno. Ja, ja, pobre, no sabe lo q

