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803 Words
Acuerdo de Hermanos de Fuego Kean se detuvo en seco al notar un atisbo inusual en el pecho de Drage. Al principio, pensó que la tenue línea oscura era una sombra o una cicatriz de guerra, pero a medida que se acercaba, lo vio con claridad: era una herida profunda, mal curada, justo en el lugar donde debía estar la marca que unía a Drage con su destino mortal. - ¿Drage… qué te ha pasado? - preguntó, con la voz baja y cargada de preocupación. Kean extendió la mano hacia la herida, sorprendido y consternado, como si estuviera ante algo sagrado que había sido profanado. Drage reaccionó con rapidez, atrapando la mano de su hermano en el aire. Sus ojos, generalmente serenos y sombríos, ahora tenían un brillo de advertencia. - No digas nada, Kean - murmuró Drage, apretando la mandíbula - Nadie puede saberlo. Ni siquiera tú deberías haberlo visto. Kean buscó su mirada, asombrado por el miedo silencioso y la intensidad con que Drage guardaba ese secreto. - Pero, Drage… ¿Cómo es posible? Sin la escama… el vínculo… - Kean bajó la voz, casi temiendo terminar la oración - Tú compañera. Esto podría hacernos vulnerables. Si algo te pasa... - Nada me pasará, el bastardo del primer emperador me la quitó con mi daga. Deben haberles contado que el imbécil robó mi cueva y todo mi nido...Por eso la tuve que abandonar. Drage soltó un suspiro pesado y, por un momento, dejó que su mirada vagara hacia la ventana que daba al vasto paisaje nocturno. Su pecho se elevó en una respiración profunda, luchando por recuperar la compostura. - El bastardo quería matarme - dijo finalmente, con un tono bajo y casi triste - No somos frágiles. Cuando se active el vínculo con mi compañera, seremos más fuertes. Ninguno de los otros dragones, ni siquiera los ancianos del consejo deben saberlo ¿Me escuchas? Kean asintió, comprendiendo la gravedad de la situación. Sabía que su hermano había vuelto después de un largo sueño, pero nunca imaginó que ese retorno fuera incompleto y lleno de cicatrices. Sin decir nada, extendió su mano y tocó suavemente el hombro de Drage, un gesto silencioso de promesa. - Guardaré tu secreto, hermano, pero algún día… quizás debas confiar en los demás. Tu centinela debe saberlo. Nuestros hermanos. - ¿Crees que quiero preocupar a ese niño más de lo que ya está? - le preguntó sorprendido - ¡Es tan aprensivo como el padre! - Pfft - se rio Kean - Entiendo. Pero no olvides que somos más fuertes juntos, incluso en nuestra vulnerabilidad - le dijo Kean, firme, pero con comprensión. Drage inclinó la cabeza, agradecido, aunque con la mirada perdida. En sus ojos seguía ardiendo la desconfianza y el recelo, forjados a lo largo de siglos de traiciones y dolor. Kean lo entendía y supo en ese instante que, hasta que esa herida se sanara, el gran dragón n***o estaría siempre en guardia, protegiendo su último secreto. Drage soltó un suspiro contenido, observando la reacción de Kean y, finalmente, rompiendo el silencio con una explicación más serena. - La marca con mi compañera no será afectada solo porque falta una escama - murmuró, su tono firme, aunque marcado por cierta nostalgia - La unión, el vínculo predestinado, es algo mucho más profundo que esta herida. Y cuando llegue el momento… cuando el vínculo sea consumado entre nosotros, la escama podrá regenerarse. - ¿Eso es cierto? - preguntó Kean sorprendido. El dragón dorado lo miró con alivio, aunque aún cargado de preocupación. - Entonces… ¿No hay riesgo de que el lazo se rompa? - preguntó en voz baja, como si temiera que hablar en voz alta pudiera cambiar la verdad de las palabras de Drage. Drage negó suavemente con la cabeza. - No, Kean, pero tampoco es algo que pueda apresurarse. Cuando el vínculo se complete, será más fuerte de lo que imaginas, tan fuerte como el que une a cada dragón con su compañera destinada. Tu debes saberlo mejor que yo... Esa unión aumenta nuestra capacidad de regeneración y la inmortalidad. Esa es la verdadera protección de nuestra r**a. La unión de compañeros. Mientras tanto, no podemos permitirnos exponer nuestras vulnerabilidades, ni siquiera ante quienes consideramos aliados. Kean asintió, comprendiendo finalmente la calma de Drage. Aunque el vínculo aún estaba por completarse, no era una debilidad en sí, sino un paso hacia una fortaleza superior. Drage no era solo el dragón mas antiguo, sino el símbolo de esa profecía, la esperanza de una unión más grande. Y en ese instante, Kean supo que estaría ahí para ayudar a protegerlo, hasta que la marca fuera completa, hasta que se consumara el lazo entre Drage y su compañera y la escama se regenerara así el destino de los dragones estaría asegurado.
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