Intrusos
Drage resopló frustrado, sin abrir los ojos, escuchando los movimientos del grupo de humanos que estaban en la entrada de la cueva. Con sus sentidos aumentados, podía calcular 1 humanos, escuchaba el sonido de los pasos y el choque del metal de las armaduras al caminar.
- Milord - escuchó decir a un hombre - ¿Está seguro que es el lugar correcto? Parece abandonado.
- El mapa dice que este es el lugar...
- Es un mapa de 500 años, Milord - dijo otro hombre - Lo compró a un mercader nómade.
- Según los diarios del primer emperador, este dragón es muy poderoso. Lo suficiente para hacer que el emperador lo buscara por todo el imperio.
"Claro, pensó Drage. Ese bastardo me quería muerto"
- ¿Y cómo sabremos si es el correcto? Los dragones han evitado el contacto con los humanos después de la tregua de los dioses. Sólo se han visto unos cuantos en todos estos siglos. Ni hablar de los elfos o las hadas.
- Lo siento en mis huesos...
Hubo una pausa y luego unas risas contenidas de varios hombres. Hasta Drage tuvo que contener la risa acostado en la cámara interna. La única forma en que "pudiese sentirlo en los huesos" sería que ese humano fuese un "centinela"...
Los Centinelas eran elfos que tenían habilidades y fuerza excepcionales para resguardar las cuevas y nidos de los dragones. Los acompañaban como escuderos o caballeros al pie de sus montañas y velaban su sueño o los cuidaban en el período de anidación en caso de tener huevos a su cargo. Era una alianza conveniente para ambas partes.
El centinela que tenía en su anterior cueva, lo cuidó y veló por él hasta que conoció a Dylan...El estúpido dragón, embobado por el discurso del humano lo liberó de sus funciones y Glenn (que significa "Valle de las montañas") regresó al bosque sin que lo volviera a ver. Ahora que lo pensaba, el alejar al centinela de sus funciones dejó su montaña desprotegida mientras acompañaba al humano en sus misiones y eso fue lo que el maldito deseaba para poder saquearla y llevarse tus tesoros.
Al recordarlo, su pecho vibró con un gruñido y este pareció retumbar en toda la cueva alertando a los humanos.
- ¡Mierda! ¡Hay algo vivo aquí! - gritó un caballero con la espada desenfundada.
- ¡Te lo dije! - exclamó el hombre que los guiaba - ¡Guarda eso! ¡No quiero que piense que vamos a atacarlo, necesitamos su ayuda!
- Si es un dragón como dices, no puedo entrar con las manos descubiertas - alegó otro.
- ¡No queremos lastimarlo! - exclamó el hombre - Por la marca en el suelo, es él. Está en el mapa.
Esa frase bastó para poner en alerta al dragón. No había humanos que supieran el detalle de las marcas a menos que fuesen cazadores de dragones y esos malditos no existían en el mundo desde hace siglos.
Las marcas de dragón eran como su emblema. Cada dragón tenía una marca distintiva en la escama sobre su corazón la que indicaba también su punto vulnerable y que sólo era visible cuando estaban en forma humana al parecer como un tatuaje sobre su piel. Además, como una forma de marcar sus territorios de otros dragones o seres de otros clanes, la marca se tallaba en el suelo de las cuevas de su propiedad y en grandes lápidas de piedra que delimitaban su territorio.
Debido a que se estaba escondiendo de Dylan, no preparó las lápidas en el exterior de su territorio por lo que sólo alguien que lo hubiese visto en forma humana podría asociar la marca en forma de tatuaje con su marca de dragón. Estaba seguro de que se había escondido de forma eficiente, llevaba cientos de años dormido ¿Quién podría reconocer la forma de su marca si todos los humanos que conoció con Dylan ahora estaban muertos? Además, el antiguo emperador siempre le inculcó de que no era bueno que sus enemigos vieran su forma humana por lo que el 99% del tiempo estaba en su forma original. Las únicas veces que compartía con humanos era cuando iba a los pueblos para escuchar los cuentos en las plazas o comer cosas en los festivales disfrutando la música y los bailes y la última vez fue cuando enfrentó a Dylan y este le enterró su propia daga en el pecho.
El miedo de volver a ser usado por humanos se ancló en su pecho.
- ¡¿Cómo sabes sobre la marca, humano?! - gritó furioso saliendo de la cámara interior con grandes pasos que estremecían el lugar - ¡Qué quieren en mi dominio?!