La Fortaleza de Hierro
La brisa fresca del amanecer envolvía la fortaleza de hierro mientras los rayos del sol se filtraban a través de las nubes, iluminando el paisaje con una luz dorada.
En el horizonte, tres figuras majestuosas se recortaban contra el cielo, sus alas extendidas dejando una estela de sombras en el suelo. Eran dragones, inmensos y gloriosos, volando con la gracia de los reyes del aire.
Leoni, sentada cómodamente sobre el lomo de Drage, sintió como el poder del dragón vibraba a través de ella. Cada batir de alas resonaba como un trueno en su pecho y una oleada de emoción la invadía mientras miraba hacia abajo, viendo la vasta extensión de tierras que se desplegaba bajo ellos.
La fortaleza de hierro se acercaba al aproximarse, un castillo imponente que parecía desafiar al tiempo y su corazón se llenó de orgullo al estar allí, en la compañía de Drage y sus hermanos dragones.
- Es impresionante, ¿verdad? - le preguntó Drage con la voz profunda y suave resonando en su mente, como un eco de las vibraciones del vuelo.
Leoni sonrió concentrada en su compañero, acariciando sus escamas iridiscentes, que reflejaban la luz del sol con destellos brillantes.
- Es absolutamente hermoso. - respondió hablando de él y no de la construcción, dejando que sus dedos se deslizaran por la superficie de su lomo, sintiendo la textura suave y cálida de sus escamas. Era una experiencia embriagadora y no podía evitar la conexión que sentía con él. Drage dejó escapar un susurro que vibró en el aire, un sonido bajo que resonaba entre las corrientes de viento.
-Tienes que tener cuidado con eso, compañera. - advirtió Drage con el tono lleno de una mezcla de diversión y advertencia - Esa caricia… me excita y mis hermanos se darán cuenta.
Leoni rio suavemente, sintiendo una chispa de emoción ante la idea. Las palabras de Drage la hicieron sentir un cosquilleo en el estómago. No era solo un dragón, sino el dragón que había elegido y que ahora la llevaba en su espalda.
- ¿Y qué pasa si se dan cuenta? - preguntó, un atisbo de desafío en su voz. Drage giró su cabeza, lanzándole una mirada que parecía ser un cruce entre la advertencia y la diversión.
- Significa que no dejarán de molestarme. Ya sabes cómo son mis hermanos. Y el último lugar donde quiero que me interrumpan es en medio de este vuelo contigo.
Leoni se rio de nuevo, disfrutando de la idea de que, aunque eran seres inmensos y poderosos, los dragones también tenían sus propias dinámicas familiares. Esa imagen de Drage intentando mantener su dignidad mientras sus hermanos lo molestaban la hizo sentir más cerca de él y no pudo evitar continuar.
Drage ronroneó y los otros dos dragones que volaban a sus costados giraron las cabezas con sorpresa por lo que Drage les gruñó para que regresaran la vista hacia adelante escuchando gorgojeos divertidos salir de sus fauces.
Drage, sintiendo que la diversión había ido demasiado lejos, se volvió hacia Leoni con una expresión más seria.
- De verdad, no sigas acariciando mis escamas así. - le advirtió de nuevo, aunque su voz estaba teñida de complicidad. Sin embargo, su advertencia no hizo más que despertar el deseo juguetón de Leoni.
- ¿Y si lo hago de nuevo? - le desafió, sus ojos brillando con una mirada traviesa.
La respuesta de Drage fue un siseo bajo de placer que reverberó en el aire y de inmediato, la atmósfera cambió.
Los dragones a su alrededor se miraron entre sí, desconcertados por el sonido.
- ¿Qué ha sido eso? - preguntó Darren en el enlace con la curiosidad creciendo.
- No lo sé. -respondió el dragón azul, aunque una sonrisa burlona comenzaba a formarse en sus labios - Pero parece que a nuestro hermano le gusta mucho.
Drage se sintió un poco acorralado, la risa de sus hermanos resonando en su cabeza. Leoni, sin embargo, no podía contenerse. La idea de provocar a Drage, de ver su reacción, la llenaba de una alegría juguetona que no podía resistir.
- Deberías tener cuidado, cariño. - le dijo con el tono travieso mientras se acercaba un poco más, sus dedos acariciando de nuevo las escamas en su lomo - Aún estamos en vuelo.
El siseo de Drage se volvió más intenso y el dragón azul soltó una risa estruendosa.
- ¿Hermano, la cuñada te está dando problemas? ¡Esto va a ser divertido! - exclamó, mientras el dragón verde se unía a él con una risa que resonaba por todo el campo.
- Cierren la boca ¡No la alienten! - les gritó con voz ronca y solo causó más risas entre ellos.
En ese momento, dos figuras más se unieron a la escena, un dragón dorado y otro blanco, que se acercaron volando desde la fortaleza con una gracia que solo los dragones podían poseer.
-¿Qué está pasando aquí? - preguntó el dragón dorado con una chispa de diversión en sus ojos al mirar a Drage.
- Parece que Drage está perdiendo el control por su compañera humana. - respondió el dragón blanco con la voz melodiosa llena de burla.
Los hermanos de Drage se rieron aún más, creando un ambiente caótico de risas y burlas. Drage, intentando mantener la compostura, pero sintiéndose cada vez más expuesto, dejó escapar un resoplido frustrado que Leoni pudo reconocer.
- No tengo que dar explicaciones sobre mis sentimientos, especialmente a ustedes. - les dijo, cruzando sus patas delanteras en un gesto de frustración.
- Oh, pero claro que tienes. - insistió Kean - Eres el primero en sucumbir al toque de una humana y tienes que admitir que es un gran espectáculo.
- Tu compañera también es humana...- le dijo Drage.
- Pero creo que tengo mejor autocontrol que nuestro hermano mayor...- se jactó.
- Eso lo veremos, hablaré con Émer... - amenazó el dragón n***o.
- ¿Sacarás tu lado de dragón de la venganza? - exclamó Kean girando su cuerpo hacia arriba y poniendo las garras en el pecho.
- Si me presionas, lo haré. - desafió.
- Todas las compañeras tienen un lado travieso. - meditó Marat - Tienen que acoplarse a nuestro instinto de caza.
- Se ha portado desobediente...- gruñó Drage resoplando y los otros dragones parecieron reírse de él.
Leoni, completamente envuelta en la diversión, se rio ante la reacción de Drage. La energía que la rodeaba era contagiosa y, en ese momento, se sintió libre y alegre. Sin embargo, sintió también una chispa de preocupación en el fondo de su corazón. El juego estaba bien, pero las burlas podían volverse serias si Drage se sentía demasiado expuesto.
- ¡No lo molesten! - les gritó seria y los dragones obedecieron tomando la formación
Drage a la cabeza, Darren a la izquierda y Kavan a la derecha, tras ellos Kean a la izquierda y Marat a la derecha y en la retaguardia debería ir Reese para proteger su salida.
- Lo siento, cariño - se disculpó Leoni - Sólo estaba bromeando.
- Ahora podemos jugar, pero en una emergencia o si nos enfrentamos a un combate debes mantenerte alerta. Todo puede ser rápido y te necesito a salvo.
- Lo entiendo...
-Thalias te protegerá. Es tu escolta si no estoy cerca de ti. - le dijo - Los centinelas protegen nuestras cuevas y a nuestras familias aparte de pelear junto a nosotros si se requiere.
- ¿No puedo pelear contigo?
- Puedes hacerlo, pero me dejaría vulnerable y a la horda por cuidar de ti. La compañera y las crías siempre serán la prioridad para un dragón vinculado. Si sabemos que están a salvo nadie nos detendrá para regresar a ustedes.
Leoni meditó las palabras de Drage y comprendió que sus órdenes expresadas para su seguridad eran por algo. Recordó cuando el general trató de atacarla y Drage le ordenó que se fuera con Thalias para poder luchar con libertad. Aún recordaba la imagen cuando se giró para mirarla, bajando la guardia y el general lo apuñaló. Además, mientras ella estuvo en la habitación él no luchó con todas sus habilidades.
- Obedeceré... - le dijo convicción - Entiendo lo que dices...Lo vi cuando peleaste en Sax.
- No hay otra razón...Sólo la de mantenerte a salvo, compañera. Te lo dije...Eres mi corazón. Si algo te pasa, no podré vivir.
A medida que se acercaban a la fortaleza, los otros dragones comenzaron a descender, sus alas inmensas creando corrientes de aire que ondeaban las banderas de la fortaleza. Leoni se sintió más viva que nunca, el viento acariciando su rostro y el latido del corazón de Drage resonando en su pecho.
Cuando finalmente aterrizaron en un espacio abierto dentro de los límites de la fortaleza, ésta se erguía imponente ante ellos, con sus murallas y torres recubiertas de un metal oscuro que reflejaba la luz del sol. Drage aterrizó con gracia, sus patas poderosas golpeando el suelo con fuerza que resonó en el aire. Leoni se deslizó de su lomo, aterrizando suavemente sobre el suelo ayudada por Thalias y sintió la vibración del poder del dragón aún recorriendo su cuerpo.
Los otros dragones descendieron cerca y se transformaron frente a ella para luego acercarse con miradas curiosas.
Leoni sintió su presencia y su energía y pudo ver a los otros hermanos de Drage en forma humana. Se detuvieron a su alrededor, sus ojos brillantes observando la conexión entre ellos.
- ¿Qué tal el vuelo? - preguntó Kavan, su voz resonando como un trueno amistoso.
- Maravilloso. - respondió Leoni, sonriendo cuando el brazo de su compañero la rodeó desde atrás - No hay nada como volar con Drage.
Darren la miró con una expresión de interés, una sonrisa burlona asomándose en sus labios.
- ¿Y qué tal las escamas? - le preguntó, alzando una ceja mientras giraba hacia Drage - Dicen que son hermosas para los humanos.
Drage resopló cuando vio sus intenciones y desplegó sus alas para golpear a Darren en el brazo haciendo que una ráfaga de aire caliente envolviera a Leoni.
- ¡Basta! - protestó, aunque su voz estaba llena de risa - Dejen de molestarla.
Leoni se rió, disfrutando del juego.
- Todo está bien, Drage. No lo sabía. - le dijo, sintiéndose audaz y emocionada.
El dragón azul se unió a la diversión, acercándose a Drage con un aire juguetón.
- ¿Vas a dejar que una humana te domine, hermano? - preguntó con una sonrisa traviesa - Yo pensaba que los dragones negros eran serios e imponentes.
Drage, sintiéndose un poco abrumado, pero divertido, miró a Leoni y le guiñó un ojo.
- Solo algunos dragones son más imponentes que otros. - respondió, su voz llena de orgullo mientras acariciaba suavemente la cintura de su compañera, mostrando su afecto - Esperaré para molestarte cuando encuentres a tu compañera.
- ¡Hermano! - exclamó Kavan y los demás se rieron.
Leoni sintió una oleada de alegría al ver la camaradería entre ellos. Era un recordatorio de que, a pesar de las diferencias, había lazos que unían a todos y ella se sentía honrada de ser parte de ese mundo.
Mientras los dragones intercambiaban bromas y risas, Leoni se sintió más en casa que nunca, rodeada de la fuerza y la energía de estas criaturas magníficas. En ese momento, entendió que no solo había forjado una conexión con Drage, sino que también se había convertido en parte de su familia, en parte de un legado que trascendía razas y dimensiones.
- Bienvenidos...Soy Elder, el centinela del dragón rojo. - les dijo un elfo acercándose al grupo y haciendo una inclinación respetuosa - Hemos preparado habitaciones para que descansen. Sus acompañantes los esperan en el salón. El maestro está entrenando con los caballeros. Los verá más tarde.
- Gracias por recibirnos Elder. - dijo Thalias a nombre de los otros centinelas y los dragones - Ayudaremos en lo que se necesite para apoyarte mientras los maestros y las compañeras estén aquí.
Al igual que con los dragones si estaban reunidos, el de mayor rango o edad era quien presidía la interacción y conversaba con el interlocutor. En el caso de los elfos, al ser Thalias el centinela de Drage, era el de mayor rango y por ende, el interactuaba a nombre de sus hermanos.
- Lo agradezco, Thalias... Excelencia, mi señora, maestros...por favor. acompáñenme.
A medida que avanzaban hacia la fortaleza, con los dragones riendo y conversando a su alrededor, Leoni supo que estaba lista para enfrentar cualquier desafío que el destino le presentara. Había encontrado su lugar entre ellos y eso la llenaba de una alegría y un propósito indescriptibles.