Capítulo 2

3175 Words
Ariana se dirige al auto y sube del lado del copiloto. —Te odio — dice reprochándome, haciendo mohín viéndose mucho más adorable, mientras que yo río por su berrinche. —Joder lo siento, ¿Si?, Necesito que me ayudes a comprar un vestido para una cena que van a organizar en bienvenida a mis tíos y a mis primos — dije tan rápido que hasta me tocó recuperar el aliento. —Espera, espera — me miró con el ceño fruncido.— ¿El arrogante de tu primo va a venir? — cuestiona con su típica vocesita de antipática. Asentí. Hace unos años atrás mi primo me decía que Ariana no era buena para mí, que era una chica desordenada y sin metas por cumplir, y claro el decía eso como tenía los medios necesarios para estudiar la carrera que quisiera; en cambio Ariana con todo el sacrificio del mundo reunió dinero para pagar sus semestres en la universidad hasta que lo logro, él me había hasta prohibido la amistad con Ariana y me enoje con él, es un atrevido y mandon, ahora no me imagino la cara que pondrá cuando vea que seguimos siendo amigas y como ahora se cree el rey del mundo pues que le den. — Así es, y mamá dice que tengo que estar linda para ellos, por qué soy la única mujer de los Luján y bueno ya sabes — menciono soltando un suspiro, mi amiga suelta una carcajada y rápidamente pongo en marcha el auto hasta el centro comercial. ••• — Quiero hacerle la maldad a Christian — menciono tiempo después viendo uno que otro vestido, ambas nos miramos y sonreímos malévolas. — ¿Qué tienes en mente, señorita? — cuestiona sonriendo contenta, ella sabe que cuando de hacer maldades se trata, somos muy buenas. — Quiero que vengas a la cena del viernes, quiero ver qué cara pone cuando te vea. — Amiga, sabes que me gustaría pero, ¿Y tus papás? No quiero parecer mosco en leche, me sentiré excluida de ustedes todos elegantes y.. — No. Estarás conmigo, eres mi mejor amiga y acompañante — la interrumpo negando varias veces. Ella es la única chica a la que dejaría hasta quedarse en mi casa, ella es como mi hermana y tengo tanto que agradecerle, es de las amigas que si vale enbarrarte las manos tú para que ella las tenga limpias y si me toca hacerlo, lo haría una y mil veces por ella, está es de las amistades que vale la pena tener y no me arrepiento de nada. Ella suelta un suspiro y se encoge de hombros asintiendo derrotada. — Iras conmigo, quieras o no, eres mi invitada especial — sonrió. — Bien, veamos que podemos comprar — dice, y seguido a eso tomo diez vestidos a la vez.— Pruébate estos, y si no te gustan, buscaré más. — Bien — acepto tomando los diez vestidos encaminándome al probador. El primero era color lila, hermoso pero no quedaba con mi gusto, el segundo era amarillo, muy brillante y despampanante, no soy amante a lo exuberante, yo voy por lo más sencillo y elegante sin tener mucho que alardear, el tercero era fucsia, muy escotado, el cuarto color azul eléctrico, también muy brillante y las mangas muy grandes, y no me quedo. El quinto era de color blanco y largo con una abertura en mi pierna izquierda, es precioso, pero no va con la ocasión, es una cena, no una fiesta de gala. Suspire cansada de tanto cambiarme, al ver los otros me desanime y tampoco me gustaron. — ¿Qué tal este? — dice Ariana mostrándome un lindo vestido corto, rojo un poco escotado, muy sexy, me encanta. Mis ojos brillaron y de inmediato ella me lo entrego. Al ponermelo me sentí maravillada, está precioso, elegante y sencillo, perfecto. Ariana sonrió feliz ya la pobre estaba aburrida de tanto ver vestidos por doquier. Pagué en la caja cobradora y de inmediato me empacaron el vestido, necesitaba un lindo collar que combinará con él, aunque tengo muchos, pero este vestido es muy diferente a todos los que tengo, le falta ese toque especial. Entre a una tienda de joyas y mis ojos se iluminaron al ver el precioso collar que tenía la dependienta del local, estaba mostrándolo a una pareja. Era corto y traía una pequeña piedra brillante en medio. — Me llevo ese — dije sonriente, la dependienta alzó la mirada y de inmediato entendió, asintió y se fue a empacarlo. Minutos después lo traía consigo y después de entregármelo le di mi tarjeta de crédito, cobraron me la dieron de inmediato y sin esperar más me puse en marcha a mi casa. Minutos después lo traía consigo y me lo entrego, di mi tarjeta de crédito y cuando cobraron me la dieron de inmediato y sin esperar más me puse en marcha a mi casa. — ¿Joder ni un café le invitas a tu amiga? — mi amiga soba su estómago, sé que cuando hace eso tiene hambre, ella es una hambrienta de primera, asiento y me desvío para tomar el camino a algún Starbucks. ¿Qué creían? ¿Qué yo no comía en sitios como estos, y qué me parecía a las otras adolescentes ricachonas que no soportan si quiera tener una papa frita en frente?, Por dios prefiero comerme mil Starbucks o cualquier hamburguesa que ensalada o comida dietética, dug odio eso. Ya en el Starbucks, mi amiga pidió un americano y unas galletas y yo igual; nosotras somos unas duras cuando de comida se trata y lo que más nos encanta es que en cualquier comida que vayamos a comer haya pollo, sea frito o asado, combina espectacular. El mesero nos trae nuestras bebidas, dos batidos de fresa. Desde que llegamos el chico no ha dejado de mirar a Ariana. — ¿Estás emocionada por ver al odioso de tu primo? — dice Ariana minutos después. — Si viene bien y si no, también, me da igual — me encojo de hombros, era la verdad, no me hacía gracia la llegada de ese tonto. — ¿Y el hermano?, ¿Esta igual o más bueno que él? — solté una carcajada, la observo y su sonrojo la delata. — No lo sé, tengo ratísimos que no los veo, a ninguno. Además creo que Christopher seguro no vendrá, tengo entendido — digo con la boca llena de comida, parezco una loca hambrienta como Ariana. — Pues si es un grano en el culo como el tonto de Christian, que mejor ni venga por qué de mi parte no será bien recibido — dice sin mirarme, sonrojada, no estoy segura pero creo que Ariana puede tener algún cierto interés por mi primo. — ¿Por qué dices eso?, ¿Acaso pensabas ligártelo? — la molesto enarcando una ceja, levanta la mirada para después mirar hacia todos lados como si la estuviese viendo todo el mundo. — ¡Pensabas ligártelo, Bandida! — suelto una carcajada observando cómo ella me hace señas para que haga silencio. — Cállate, joder ¿Por qué a veces no es tan normal salir contigo? — menciona en voz baja sin mirarme. — La verdad yo también espero que ninguno de los dos vayan a quitarme la paz o a incomodarme — mis padres la mayoría del tiempo están fuera de casa, yo estoy o en el jardín o leyendo libros, pero más escándalo en casa, eso sí que no. Además que mis tíos son muy alegres y cuando hablo de que son alegres me refiero a que les gusta el escándalo, las fiestas, son muy buenas personas pero a veces se pasan. No hablo mucho con ellos por qué yo no cargo mi celular siempre, hay veces que salgo de casa sin él, y cuando lo encuentro siempre hay muchas llamadas perdidas. — Chris, Christian y Christopher, ¿genial, no? La manada de Chris. Prepárate amiga, vas a sufrir de lo peor. — Ni me lo digas, teniendo al arrogante y altivo de Christian, al sarcástico y molestoso de Christopher, y al bullero y alegre de mi tío, Dios mío apiadate de mí. — Vámonos, necesito llegar a casa para terminar algunos detalles del sábado y también para terminar de dormir ya que alguien no me dejó — dice rodando los ojos al cielo, me reí y asentí. Cuando lleve a mi amiga a su casa nos despedimos de beso y le agradecí por todo a lo que me respondió con una sonrisa. Ya ahora sí yendo a mi casa, no se por que se le metieron en la cabeza a mis tíos de venir a visitar, ellos son tan exuberantes igual a sus hijos, que se la pasan viajando de un lado a otro y comprando lujos. Mis padres son igual, mi madre se muere si me ve comiendo en un lugar que no sea digno de una señorita como yo, me da tanta risa y tristeza que piense así, yo no soy una niña mimada ni mucho menos. Al día siguiente mamá estaba como loca ya inventado que cena preparar para la familia, mamá puede ser muy extravagante pero de que tenía buen gusto, lo tenía. Mi papá es algo más sencillo, él con lo que sea se ve guapo, a pesar de su edad. En cambio mamá, nuevamente hablando de ella, ella es quien tiene todo al margen, de nuestra 'imagen', vestimenta...de hasta el cepillo de dientes que usamos, ella es una loquita obsesionada con lo perfecto. En el comedor, mamá no dejaba de hablar con mi padre sobre la llegada de la familia, al parecer yo soy la única que no está muy emocionada del todo. Papá me mira, se encoge de hombros y suelta una carcajada, lo hace por qué sabe más que nadie que este tipo de festividades es el tema y pasatiempo favorito de mamá. — Elena, calma, ya todo está listo, no veo por qué ponerte así de histérica — dice mi padre casi sin aliento por culpa de las risas provocadas por ella, es tan alegre cuando de organizar y hacer festividades se trata. — Amor viene mi hermano, tengo razones por estar así. Además, vienen mis sobrinos adorados y mi querida cuñada — menciona con clara emoción en su voz. — Bueno, la verdad no me agrada la llegada de mis primos, dicen que son unos orgullosos y arrogantes — objeto después de beber mi jugo de frutas. No me hacía gracia verles la cara a mis primos. — Oh vaya, hija, ellos son todos unos hombres de bien, serán así con sus empleados, más no con la familia. — ¿Y qué?, ¿Acaso por qué tienen dinero y los demás no, eso los hace superior y pueden humillar a quien sea? — bufo cruzándome de brazos.— Por favor.. — Hija, somos su familia, somos los menos indicados para hablar mal de ellos, ¿Que ocurre contigo? ¿Acaso no quieres ver a tu familia? — cuestiona con cierta forma de importancia. Espero que aquí no vengan a barrer él piso con nuestros empleados, eso sí que no. — Como sea, espero que no compliquen nada, y hablo de Christian y Christopher. — Al contrario hija, van adorarte y los vas adorar. — Eso lo dudo — menciono incrédula y es que es verdad, si Christian es arrogante y engreído no creo que me dirija la palabra. — Bien yo tengo que irme, me espera una junta muy importante — dice papá poniéndose de pie. — Que te vaya muy bien, querido. Beso a mamá en la mejilla y a mí en la frente. — Adiós papá. Papá tomo su maletín y lo vimos desaparecer. Mamá me miró con su cejo fruncido. — ¿Pasa algo? — asintió. — He pensado mucho hija y...sabes que he soñado con tu boda algún día — dice como si fuese un tema de agrado, mientras que yo solo la observo incrédula.— Y quiero que te cases con un heredero. Negué varias veces. —Jamás vas a casarme con alguien que no quiero y.. — me interrumpe negando. — Vas a casarte, además...tú no eres virgen hija, necesito que ya muestres a todos que estás casada y qué.. — la miro anonadada, no podría creer que esto estuviese pasando. — ¿Qué te pasa mamá?, ¿Cómo se te ocurre decir eso?, Soy TÚ HIJA no una persona cualquiera a la que puedes mandar y hacer lo que te plazca. ¿Qué le pasaba? ¿Cómo se le ocurre casarme? Y solo por la estupidez de que no soy virgen, eso nadie lo sabe, jamás voy hacer lo que mi madre me dice, eso jamás. — Hija tienes que tapar esa falta.. — dice como si nada, como si fuera lo más normal del mundo, no reconocía a mi mamá en estos momentos. — ¿Mi falta? ¿Yo acaso mandé a que me violaran? — musitó con la voz quebrada, me mira y suspira. — Ya quiero que mi hija este casada, quiero nietos. — Mama tengo 17 años, ¿Cómo me pides estas cosas? — Hija ya estudiaste, puedes hacer lo que te plazca — asentí dándole la razón. — Que bueno que lo dices, puedo hacer lo que me plazca, ¿Sabes que pienso hacer? Voy a estudiar en la universidad ¡No voy a casarme, ¿Entendido? — demandó en voz alta levantándome de la mesa. Esta loca si piensa que voy hacer lo que ella dice y piensa. Voy a entrar a la universidad el año entrante, pienso graduarme y vivir aparte, empezar a mirar desde otros horizontes, pensar diferente y tomar mis propias decisiones sin que nadie me este obligando a nada, decisiones para mi futuro. Entro a mi habitación dando un portazo, después todo se vuelve n***o y me quedo plácidamente dormida. Despierto después de.. miro el reloj que está colgado en la pared y son las 6 de la tarde, falta poco para bajar a cenar. Aún sigue rondando por mi cabeza el que mamá quiera casarme tan pronto, no podía creer como mi madre pensaba en casarme con alguien a quien no conozca o que no quiera, eso jamás iba a permitirselo. Estaba muy cansada, sentía mis párpados caídos, mis ojos picaban del sueño. Me puse pie, y me adentre al cuarto de baño. Después de darme una larga y relajante ducha, me puse un short deportivo con un suéter común y corriente, para después bajar descalza. — Hola papá, ¿Cómo te fue? —bese la mejilla de mi padre y el sonrió de inmediato. — De maravilla hija, ¿Y a tí? — la mirada de mi madre y la mía se encontraron y ella sabía que por su culpa no estaba bien. — No tan bien como a tí — dije y me senté en mi respectivo lugar, frente a mi madre, cosa que no quería ni verla. Esta bien que quiera lo mejor para mí, pero ya eso de casarme eso es mucho, soy una adolescente aún, tengo muchas cosas por hacer, disfrutar la vida, trabajar, y mi madre lo único que quiere es atarme a un hombre desde temprana edad. — Hay mucha tensión, ¿Aquí pasó algo? — cuestiona mi padre, ambos nos miramos y asentí. — ¿Qué mamá no te ha dicho nada de la locura que piensa hacer? — ¡No es una locura, hija!, eso es precisamente lo que debiste hacer desde que te paso..eso — dice mirando su copa para luego beber de ella. — Papá, mamá quiere casarme,¿Puedes creerlo? — papá me miró y frunció el ceño, luego miro a mamá y negó varias veces. — Por Dios Elena, ¿Qué rayos te pasa?, ¿Por qué quieres hacer eso? — se exalta mi padre con algo de enojo en su voz, mi padre no es que quisiese que yo estuviese malcriada. Muchos piensan que el me tiene mal acostumbrada y cosa que no es así, papá me cree por sobre todas las cosas, mis metas, principalmente estudiar en la universidad, el me apoya en que yo salga adelante y sea una profesional. — No puedes condenar a tu hija a que se case siendo menor de edad y peor aún, ¿Qué tal si sale embarazada?, ¿La condenaremos a que crié niños a tan temprana edad? — cuestiona molesto tomando la mano de mi madre dulcemente, ellos se aman por sobre todas las cosas y eso lo admiro demasiado. Mamá puede tener muchas locuras en su cabeza pero es la mejor de todas, y la amo, pero esta vez se pasó. — Tener un bebé no es malo — se defiende mi madre viéndome. — ¿Aún siendo menor? ¿Crees que sí casas a tu hija con cualquier muchacho sin que se conozcan como debe ser, será feliz? — cuestiona a mi madre, ella no me quita la mirada, ella quería verme feliz pero no quiero que sea de esta forma. No así, no con alguien a quien no quiero. — Mejor cambiemos de tema — dice soltando un fuerte suspiro—. Al igual nadie me hace caso. — Mama aún no quiero casarme, cuando yo pueda y tenga el tiempo para conocer a alguien, lo haré.. — dije y ella a duras asintió. — ¿Les conté que soy nuevo accionista en la fabrica de textiles de los Gómez? — habla papá con una enorme sonrisa, mamá sonrió y beso los labios sus labios. — Eso está muy bien cariño, me alegro por tí. — Enhorabuena papá — sonrió orgulloso. Papá es un importante empresario en Houston, es accionista en fábricas de textiles, es dueño de los supermercados Luján, también es accionista en una cadena de hoteles y hasta de clubes y varias sociedades más. Estoy orgullosa de mi padre y no solo por tener dinero, pero el hace un buen trabajo y se esfuerza para que a mi madre y a mí no nos falte nada. — Así es Laura, mañana tengo una reunión muy importante sobre los costos de este año. — Supongo que te va muy bien — habla mamá. — De maravilla — dijo y ambas asentimos. Al terminar de cenar cada quien fue a su habitación, yo me recosté y me quedé dormida de inmediato. Al día siguiente, hice lo mismo de siempre, me bañé me cambié y bajé a desayunar. — Laura, la niña Ariana la espera en la sala — apareció Nana y sin esperar respuesta se marchó. —Atiende a tu amiga, hija — dice mamá bebiendo su jugo, asentí y fui a ver a la loca de mi amiga. Nos fundimos en un abrazo y luego soltamos unas carcajadas. — ¿Cómo está la amiga más sexy de toda la historia? — vuelvo a reír y niego varias veces. — Pues estoy bien Ariana y ahora cuéntame, ¿Ya todo listo para el sábado? — ella asintió.
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