No teníamos mucho de haber llegado al castillo. Recién cruzabamos las puertas de mi alcoba. Nigromante me observaba fijamente, mientras en mí ese sentimiento de tristeza se albergaba en mi corazón acrecentándose. No pude reprimir el profundo descontento, sabía bien lo que Jon llevaría a hechos sin permitirnos interferir. —Me mortifica tanto que Jon haya aceptado irse solo. Nigromante mostró un gesto entristecido, apretando sus suaves labios. —Me siento igual. Por eso hay algo que debes saber. El desconcierto se asomó seguramente en mis ojos al verlo con asombro. —He confabulado un plan y he decidido efectuarlo por el bien de todos. Iré en su lugar. Cada una de sus palabras me sobresaltaron. —¿Qué? No, por supuesto que no. Debe haber otra forma… —No la hay, al menos no menos p

