Quedé profundamente dormida. Me había costado mucho conciliar el sueño, no podía dejar de pensar en Jon. Una gran parte de mi corazón quería ir a él para no volver a dejar pendiente ese beso que Carmina interrumpió. Ya habían pasado varias noches en las que no podía hallarle en sueños, sin importar mis esfuerzos.
Moví los parpados todavía incrédula, su voz llegó claramente a mis oídos.
«Princesa… Sé que me escucha, siga mi voz que ansío verla»
Me senté de inmediato observando a mi alrededor aturdida. Para mi suerte al echar una vista en deredor no había nadie custodiándome. A toda prisa me coloqué el calzado, y con pasos lentos y sin hacer ruido me asomé a la entrada. Me alegré enormemente al ver a nadie impidiendo mi salida.
“Ternura mía si observa el cielo, verá que una de entre to
