La nueva paciente del purgatorio lungker

2718 Words
Como todas las mañanas me levando de mi cama, cepillo mis dientes meticulosamente, despojo mi cuerpo de las ropas con las que dormí, tomo un baño con agua caliente, salgo de la ducha para secar todo rastro de agua en mi cuerpo y me pongo la ropa que uso para ir a trabajar. Antes de salir reviso la correspondencia que me llega y noto una carta con el sello militar del imperio. La abro y reviso su contenido… “Buenos días Doctor Carter, mediante la presente se le informa que debe asistir esta misma noche a las instalaciones del centro de detención lungker. Para que atienda al recluso F-584, se le dará mayor información en el lugar previamente indicado, aparte encontrara dentro del sobre un permiso especial para que pueda circular durante el toque de queda y como siempre una medalla de presentación, recuerde llegar puntualmente. Hora 20:30” Bueno, al aparecer hoy no dormiré en casa…   ------------------------------------------------------------------------   —      Ahhh, este día sí que se me hizo largo— tal vez sea porque no he dejado de pensar en el trabajo de esta noche.   —      Lo que me recuerda que casi es la hora pautada, mejor voy a cambiarme para irme.   —      Mientras camino hacia la entrada del lungker, veo que los dos guardias de la entrada están hablando entre sí y riéndose a carcajadas. Quien sabe tal vez les paso algo bueno el día de hoy, será mejor que los salude.   —      Buenas noches caballeros.   —      Bu… Buenas noches doctor— me respondieron ambos guardias.   —      Y… ¿Qué lo trae esta noche tan fría al purgatorio? — me pregunta el guardia de mayor rango   —      Bueno, vine a atender a un paciente— saco de mi bolsillo la medalla de presentación.   —      Ambos guardias se sorprenden y tiemblan más por la sorpresa, que por el frió que hace en las calles. Al parecer, quien me dio la solicitud de hoy, no es ningún don nadie.   —      Disculpé mi rudeza, no pensé que sería usted el medico a cargo de esta noche — abre la puerta de madera a su espalda y me ofrece pasar.   —      El supervisor se encuentra dentro de la oficina principal, al final del pasillo — me señala con su dedo tembloroso el piso de arriba.   —      Subo las escaleras contiguas echas de madera, cuyo acabado profesional da la impresión de que este es otro de esos edificios militares donde los altos mandos se reúnen a pasar el rato.   —      Me dirijo hacia la puerta de la última habitación del lado derecho en el primer piso y procedo a tocar.   —      Adelante — exclama una voz masculina al otro lado, así que giro la manecilla de la ostentosa puerta para pasar.   —      Buenas noches doctor Carter, lo estaba esperando, mis muchachos en la entrada no le faltaron el respeto ¿o sí?   —      No para nada.   —      A pesar de que está viendo detenidamente unos documentos sobre su escritorio, puedo asegurar que no tiene más de 25 años de edad, por lo que es 10 u 11 años más joven que yo.   —      ¡Oh, por dios! Pero que falta de respeto de mi parte, se me paso por alto el presentarme, mucho gusto soy el Mayor Ricaurter.   —      El gusto es mío mayor, soy el Doctor Mettler Carter, aunque al parecer usted ya sabía eso.   —      Ja,ja,ja Doctor no existe ningún militar o persona dentro de la gloriosa ciudad “Zakatnova” que no sepa quién es usted.   —      Quizás no muchos estén al corriente a lo que realmente se dedica, pero… si sobre sus increíbles habilidades como médico— me lo dice con una mirada oscura, como si el supiera demasiado sobre mí.   —      Tome asiento donde más le guste doctor… aquí tiene un poco de café echo de kopi luwak, para que entre en calor— como siempre, se ve que los altos mandos no escatiman costos para darse sus lujos.   —      Ahora bien, los de arriba lo llamaron en esta ocasión, porque tenemos a un detenido especial al que se le dio por nombre F-584.   —      Se suponía que el doctor Andréi sería el encargado, pero justamente esta madrugada nos enteramos que cometió suicidio— con que Andréi era la primera opción.   —      Tenga — el mayor me entrega un sobre que viene con el mismo sello de la carta que se hallaba en mi correspondencia esta mañana.   —      Toda la información referente al detenido se encuentra aquí — procedo a destapar el sobre cuando….   —      ¡No, no, no! espere Doctor, se me ordeno que solo usted puede ver el contenido de lo que tiene en sus manos, si alguien más lo ve, rápidamente seria detenido y fusilado al instante— noto al mayor algo alterado… ha ya veo, seguro esta oficina está siendo monitoreada de alguna forma por el remitente de la carta.   —      Comprendo.   —      Entonces, podría por favor indicarme ¿dónde se encuentra mi paciente?   —      Por supuesto…   —      Como todos los demás acusados, se encuentra en los calabozos, llamare a alguien para que lo guié.   —      Muchas gracias.   El mayor tomo el enorme teléfono gris sobre su escritorio y llamo a un oficial de menor rango para que sea mi guía. A los pocos segundos alguien toca la puerta.   —      Pase adelante.   —      Buenas noches mayor — la persona que entro realiza un saludo militar, por su uniforme puedo deducir que es un capitán o un teniente.   —      Puede continuar teniente, su labor consistirá en ayudar al distinguido Doctor Carter durante su trabajo, así que acompáñelo a los calabozos — él mayor le entrega al teniente un juego de llaves para cerradura.   —      Entendido mi mayor.   —      Por favor, sígame doctor, lo guiare durante todo el camino.   Antes de retirarme de aquella oficina me despido del Mayor Ricaurter, inclinando levemente mi cabeza.   —      Por cierto, doctor, recuerde deshacerse de ese sobre una vez lea su contenido— acoto el mayor mientras se cerraba la puerta. Sigo al teniente hacia los calabozos, cuya entrada se encuentra dos pisos por debajo del vestíbulo que pase anteriormente para ir a la oficina del supervisor. Las escaleras de estos pisos inferiores están hechas de metal, el lugar es incluso más húmedo y frió que afuera. El teniente toma una de las llevas dentro del llavero y abre una robusta puerta de metal. Veo delante de mí un largo pasillo echo de concreto, el cual se encuentra iluminado por una serie de lámparas de techo colgante fabricadas en bronce, además hay un guardia que nos saluda y anota nuestra información en una especie de lista. Caminamos por aproximadamente unos 15 minutos, hasta que por fin llegamos a unas rejas custodiadas por dos soldados que parecían estar recién levantándose de sus camas. Sin mucho protocolo nos cedieron el paso. Mientras pasábamos por una intercepción, noto que hay un enorme trozo de pabellón auricular en el piso el cual está siendo roído por enormes ratas. A medida que continuamos nuestro camino comienzo a escuchar quejidos, sollozos, golpes y gritos de distintas personas al fondo del lugar al que nos dirigimos. Mi guía acelera su andar y yo le sigo con el mismo ímpetu, cuando llegamos al lugar, nos encontramos con una enorme puerta de madera con hierro reforzado totalmente abierta; dos jóvenes soldados; alguien que al parecer es el prisionero ya que tiene un saco de tela en la cabeza; equipo para someter personas regados por el piso y pequeños rastros de sangre fresca en el piso. Uno de los soldados cubre con la palma de sus manos una herida que tiene en la cara, su cabeza, rostro y hombro se hallan manchados en sangre. Ya veo de quien era esa oreja que hacía de banquete para las ratas. El otro soldado, se haya encadenando al techo de la celda las manos del que a mi parecer es, el prisionero F-584. —      ¡Que está ocurriendo aquí! Cielos casi me deja sordo el grito que dio el teniente, pero gracias a eso los soldados se impresionaron e inmediatamente se colocaron firmes delante de él. Como me preocupa la condición de mi paciente opto por pasar rápidamente y tomarle el pulso, después de todo, las condiciones del lugar solo me dan a entender que le propinaron una golpiza hasta dejarle inconsciente. —      Nos encontrábamos trasladando a la prisionera F-584 a la celda que nos indicaron cuando inesperadamente se abalanzo hacia mi compañero y le arranco su oreja con los dientes, mi teniente — por lo que puedo notar el prisionero no es el sino ella.   —      ¿Acaso se les olvido encadenar y colocar el saco de tela en la cabeza del prisionero antes de sacarlo de su celda? — puedo notar al teniente algo molesto.   —      Lo siento señor, el saco se lo colocamos justamente cuando llegamos a la sala, mientras que los grilletes no los vimos necesarios — solo un idiota subestimaría a alguien por su género o condición.   —      Ahhhhhh, que tan negligentes pueden llegar a ser los cadetes de hoy en día.   —      ¿aún está viva doctor? — percibo al teniente con algo de preocupación.   —      Mmm... a pesar de los moretones que puedo ver a simple vista se encuentra bien, solamente esta inconsciente.   —      ¿en dónde se encuentra su oficial a cargo soldados? — seguramente reprenderá al encargado de estos chicos.   —      El sargento, se encuentra descansando en las barracas de la entrada, señor.   —      Bien pueden retirarse y díganle a su sargento que no se retire hasta que se presente ante mí… por cierto, colócale algo a tu herida, más tarde le pediré a alguien que te atienda.   —      Entendido mi teniente.   —      Muy bien doctor, por favor haga lo que tenga que hacer.   —      Primero que nada, le pido que se retire de esta habitación teniente.   —      Pero… ¿está seguro de que estará bien doctor?   —      Se lo digo por su propio bien teniente, al parecer nadie más que mi persona puede ver los documentos dentro de este sobre, así que le pido que se retire para evitar futuros inconvenientes.   —      Está bien doctor haré guardia afuera en el pasillo mientras usted hace su trabajo, cualquier cosa que necesite solo pídemela. El teniente cierra la puerta y yo procedo a hacer mi labor, lo primero que hago es abrir encima de la mesa el sobre que se me entrego. Leo detenidamente toda la información que contiene y realmente quedo sorprendido por lo que encuentro. De repente, con el rabillo del ojo me percato que está despertando la chica, así que saco una jeringa de mi maletín y le suministro una dosis pequeña de Propofol para inducirle el sueño. Cojo las llaves que dejaron esos jóvenes soldados sobre la mesa y retiro las cadenas ubicadas en las manos y pies de la chica. Luego de eso la cargo con delicadeza mientras aun esta inconsciente y la llevo a una silla para dentista, la cual al parecer ha sido modificada para tratar con cierta clase de gente. Una vez que la siento, amarro firmemente con las correas de la silla, las regiones de sus tobillos, piernas, muslos, muñecas, antebrazos, brazos y pecho. Antes de colocar el amarre en la cabeza, noto que el saco que le colocaron, está demasiado ajustado, lo cual ocasionó que la sangre fresca de sus heridas se adhiriera a él. Mm… tal parece que también trataron de estrangularla con los cordones del mismo. —      Esto será difícil de quitar. Estiro mi mano y saco de mi maletín unas tijeras para traumatismo, guantes quirúrgicos, gasas y un kit de sutura. Corto cuidadosamente la tela alrededor de su cabeza y una vez termino, observo que su rostro es irreconocible. Hay múltiples laceraciones, hematomas, contusiones y heridas nasales. Los golpes que le dieron en el rostro fueron con tanta fuerza, que, con solo tocarlos, siento como sus huesos crujen. Sera mejor que coloque la silla en 180°, así su cuerpo estará totalmente horizontal y el cuello no sufrirá muchos daños al soportar el peso de la cabeza en ese estado… Ahora que lo veo debo cortar una buena parte de su cabello, ya que el mismo se encuentra sobre sus heridas. Me acerco a la ventanilla de la puerta, la abro y le solicito al teniente que me traiga de la sala medica del calabozo, un collarín blando, bolsa con hielo y una manta. El teniente no se demora e inmediatamente me trae lo que le pedí. —      ¡A qui tiene doctor! Lo primero que hago es colocar el collarín alrededor del cuello de la joven, curo cada parte de su rostro lo mejor que puedo y, por último, verifico que no tenga ningún otro daño en el resto de su cuerpo, aparte de los moretones. Una vez termino de revisarla, tomo la manta y la cubro desde los pies hasta el pecho, dado que no me resultaría beneficioso que muera en estos momentos a causa de hipotermia. Me siento nuevamente al frente de la mesa y continúo leyendo la información que estaba dentro del sobre. Tal parecer que esta chica, está siendo acusada de espionaje, su verdadero nombre y linaje no están muy claros, las fotografías que me dieron son totalmente inútiles si no puedo reconocerla, según los guardias ella es la presionará F-584 pero hasta que no lo confirme no puedo hacer nada. Además, la única pista que tengo por el momento es la medalla del cliente que me solicito venir hasta aquí y su petición escrita. “le ordeno que obtenga toda la información posible sobre las actividades ilícitas de esta joven, no me importa que método uses para hacerla hablar, luego me reportas todo a través de un informe, el cual debes entregarle a Ricaurter, él sabrá cómo hacérmelo llegar después, por último, manténgala con vida todo el tiempo que puedas. Te digo esto último, porque se cómo eres de apasionado cuando te metes en tu papel al interrogar a alguien. Por cierto, si me ayudas con esta labor estaré dispuesto en recompensarte con aquello que tanto deseas.” Esto no me gusta para nada, no sé quién es este sujeto, pero me molesta que me utilice sin darme la cara. Bueno, sí solamente tenían como opción al depravado de Andréi y a mí para este trabajo, significa, que los guardias no pudieron sacarle nada a esta pobre chica, así que por eso recurrieron a los golpes para hacerla hablar, eso explicaría el porqué de tantas heridas sin sentido. Ya deberían saber, que eso solo funcionara con personas comunes y no con alguien que posee un fuerte espíritu o sentido de compromiso. Les hace falta estilo, glamour y conocimiento para hacer que alguien con una mente fuerte, tenga el terror necesario para cantar como un lindo canario. Bueno será mejor que me prepare un poco de café, tabaco y algo para leer, porque esta noche, es una de esas largas… --------------------------------------------------------- Veo mi reloj y noto que casi es media noche, el cenicero está repleto, el café casi se termina y la joven esta pronto a despertar, por lo que mejor termino mi libro en otro momento. Observo que entre abre los ojos, no los puede abrir por completo debido a la hinchazón en sus parpados, seguro a de sentir un dolor tremendo, los efectos del Propofol están desapareciendo lentamente. Intenta de mover la cabeza, pero al parecer no puede y como todo su cuerpo esta inmovilizado entra en pánico. Me levando de mi cómoda silla y me paro a un costado de la joven, miro hacia abajo y ella trata de distinguir quien soy. Decido colocar la silla para dentista nuevamente en su posición original, amarro la cabeza de la chica con las correas correspondientes, tomo nuevamente el asiento donde me encontraba y me posiciono cara a cara de la supuesta prisionera F-584. Ella, no mueve para nada ninguna parte de su cuerpo, su respirar es totalmente normal lo que me indica que no está para nada nerviosa, si pudiera ver mejor las expresiones de su rostro obtendría más información. Pero bueno, no puedo hacer nada más que esperar. —      Mucho gusto señorita, me llamo Carter Mettler y a partir de hoy seré tu doctor personal— me presento ante ella con una cara seria…  
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD