08 - Carolina

1565 Words
Sigo ahí, frente a ese lago, tratando de procesar todo lo que Karla, mi loba, me dijo. Me parece increíble, casi irreal. Siempre creí que solo era una humana, sin nada especial en mí. Pero esto es... diferente. La idea de que soy algo más, algo que ni siquiera imaginaba, me está desbordando. -Oye, Karla... -digo después de un largo silencio, intentando asimilar lo que acabo de escuchar. -Sí, dime -me responde ella con una voz cansada, casi desinteresada. -Bueno, hay un chico en mi salón de clases... -empiezo, buscando las palabras-. Él tiene un aroma que no sé cómo describir, pero me trae loca. No en el buen sentido... -mi voz tiembla un poco al admitirlo, y es que cada vez que está cerca de mí, me siento fuera de control, como si mi cuerpo tuviera vida propia. Es algo extraño y desconcertante. Karla permanece en silencio unos segundos, como si estuviera procesando lo que acabo de decir. Finalmente, responde. -La verdad no sé de qué chico hablas, pero mañana, cuando vayamos a la universidad, te diré con certeza. Pero creo que podría ser nuestro mate... -su tono cambia un poco, como si estuviera tratando de explicarlo de la mejor forma posible. Y en el fondo de su voz, detecto una mezcla de miedo y nostalgia que me desconcierta aún más-. Por lo que describes, podría ser él... El aroma de tu mate es único. Solo tú puedes sentirlo, y te hace reconocerlo como parte de ti, como tu otra mitad... -dice, con una sinceridad que me hiela. Mi cabeza da vueltas. Esto es demasiado para procesar. ¿El aroma de mi mate? ¿De quién me está hablando? Pero no tengo tiempo para procesarlo. Mi mente está llena de confusión y dudas. Karla no deja de hablar, y ahora su voz tiene un tono más grave y autoritario. -Su voz es idéntica a la tuya, pero más profunda, más ronca. Y cuando se vuelve dulce, se apaga por completo, confundiendo completamente a tu ser. -Puedo escuchar el susurro de sus palabras, como si estuviera analizando el tema más de cerca. Me quedo en silencio, todavía intentando comprender lo que está sucediendo. Entonces, trato de desviar el tema, algo más sencillo. -¿Puedo transformarme en humana otra vez? -pregunto, buscando una manera de alejarme de toda esta confusión. -Sí, solo piensa en ti regresando a la normalidad... Pero no tendrás ropa. La transformación hace que tu ropa se dañe, así que no te preocupes por eso. -Karla responde con un tono casi aburrido, como si fuera lo más obvio del mundo. Suspiro, algo resignada. Cierro los ojos, me concentro y trato de regresar a mi forma normal. Poco a poco, siento como mi cuerpo se ajusta, disminuyendo hasta alcanzar mi tamaño humano. Me miro y noto que estoy desnuda, lo que solo añade más estrés a la situación. -¿Cómo vamos a hacer con la ropa? -pregunto en voz alta, mirando mi cuerpo desnudo. No escucho respuesta, así que llamo a Karla, un poco frustrada. -Karla... ¿puedes ayudarme? -Lo siento, me distraje... -su voz se oye lejana, como si estuviera alerta-. Agudiza tu oído y olfato. Se acercan cinco personas y cada vez están más cerca... -me advierte, algo alterada. Mi corazón late con fuerza, el nerviosismo empieza a invadir mi cuerpo. La situación se vuelve cada vez más difícil de manejar. -¿Y la ropa? -vuelvo a preguntar, sintiéndome más inquieta. -Déjame pensar... -responde ella, claramente molesta. Pasan unos segundos antes de que añada-: Haz un conjuro rápido. Di esto: "Umbra vestis, forma nova." Y aparecerá un cambio de ropa frente a ti. Tienes que hacerlo rápido, porque ellos están muy cerca. Siguiendo sus instrucciones, respiro profundamente y digo las palabras mágicas: "Umbra vestis, forma nova." De repente, siento cómo mi cuerpo se cubre con un conjunto de ropa sencillo, pero adecuado. Me visto lo más rápido que puedo mientras escucho las pisadas de los hombres acercándose. -Ellos no sentirán tu aroma a licántropo, así que solo inventa algo para que crean que eres humana. Di que solo viniste a disfrutar del lugar, o algo así... -me dice Karla, su voz aún distante y desinteresada. Me recuesto rápidamente en el muelle del lago, mirando hacia el agua. A lo lejos, veo cómo los cinco hombres se aproximan, tal como Karla había predicho. El miedo se apodera de mí, pero trato de mantenerme tranquila. Uno de los hombres, el que parece ser el líder, se adelanta. -¿Qué haces aquí? -su voz suena autoritaria, pero también algo curiosa. Su mirada se posa en mí, y puedo ver que está evaluando cada detalle. Se acerca más, como si no tuviera miedo de mí, y eso me pone aún más nerviosa. -¿Señorita? -pregunta, esta vez con más cercanía, haciendo que mi incomodidad aumente. No sé qué hacer. Quiero saltar al lago y desaparecer, pero no puedo. La situación es demasiado extraña. -¿Lo siento? -digo, casi con hastío, levantando una ceja y mirándolo con una mezcla de confusión y desinterés. -Sé más amable... -gruñe Karla, como si me estuviera regañando. -No lo haré. No soy así. -me defiendo, un poco irritada. Pero no puedo evitar sentirme completamente incómoda. -Bien. Haz como quieras. Si les quieres dar guerra, hazlo. Pero no te transformes, así no tendrás más problemas con ellos. -Karla me da su consejo con un tono autoritario. En ese momento, el hombre me llama de nuevo, su mano morena pasando frente a mi rostro para atraer mi atención. -¿Señorita? -su voz me saca de mis pensamientos. -¿Sí? -respondo, parpadeando varias veces mientras frunzo el ceño. La tensión es palpable. Él parece no notar lo incómoda que me siento. Me aparto un poco, mirando al lago. -¿Hay algún problema con que esté aquí? -le pregunto, tratando de mantener la calma. Mi voz suena un poco desafiante, pero también cansada. No tengo ganas de pelear, pero quiero que me dejen en paz. -No es eso... -dice él, pero no continúa. Yo, sin embargo, no quiero más interacciones. -Solo quería ver el lago. Es hermoso... -digo, un poco más tranquila, aunque algo sorprendida por la belleza del lugar. Este lugar es tan tranquilo, tan diferente a todo lo que he conocido. -Sí, lo es... -responde él. Su tono cambia, como si estuviera más relajado. Luego, se presenta-: Soy Matías. Un gusto. -Carolina -respondo, cortante, sin mirarlo. Mi mente está demasiado ocupada procesando todo lo que está pasando. -Supongo que un gusto también... -agrego, mirando de reojo a Matías. Él sonríe, y me doy cuenta de lo atractivo que es. Tiene el cabello castaño, los ojos verdes, y su piel morena contrasta con la luz del atardecer. Su cuerpo está bien trabajado, es un chico apuesto, pero no estoy en el ánimo de fijarme en esas cosas ahora. -Pueden irse a seguir recorriendo la zona -dice él a los otros cuatro hombres que están con él. Ellos asienten y se alejan sin decir nada. Matías se sienta junto a mí. -Es muy hermoso aquí. Este era el lugar favorito de mi madre... -su voz cambia, y noto una tristeza en sus palabras. -¿Por qué dices "era"? -le pregunto, sin pensar. Inmediatamente me siento incómoda por haberlo mencionado, pero ya es tarde. Matías me mira fijamente, pero no cambia su sonrisa. Él tiene una mirada profunda, que me hace sentir como si pudiera ver a través de mí. -Murió... -dice, y la tristeza en sus palabras me golpea como un puño. Sus ojos se llenan de dolor, y puedo ver cómo lucha por mantener la compostura. -¿Por qué? ¿Qué le ocurrió? -pregunto, sin poder evitarlo. Al instante me arrepiento de ser tan entrometida. Trato de retroceder, pero ya es tarde. -Lo dije en voz alta... -me regaño a mí misma mentalmente. Luego miro hacia otro lado y me disculpo rápidamente. -Lo siento, no debí preguntar... -me disculpo de inmediato, avergonzada por ser tan curiosa. -Tranquila -me responde con una sonrisa cálida-. Mi madre murió a manos de... -se detiene, como si estuviera buscando las palabras correctas-. A manos de un hombre. Era el ex de mi madre, el cual la mató cuando descubrió que estaba con mi padre... -explica lentamente, con cuidado en su tono. Yo lo miro sin comprender del todo, pero respeto su necesidad de no hablar más sobre el tema. Mi curiosidad no me permite preguntar más, aunque sé que lo que me contó fue solo la punta del iceberg. -Oh... ya veo... -digo, tratando de no hacer más preguntas. Me acerco un poco a él y le doy un leve codazo, buscando aliviar la tensión. -Lo siento, no debí sacar el tema... -me disculpo nuevamente, esta vez con una sonrisa más cálida. Estuvimos hablando durante un rato. Le conté algunas cosas sobre mí, y él sobre él. La conversación fluyó hasta que, de repente, Matías se levantó del suelo, como si algo lo hubiera alertado. Estaba visiblemente preocupado. -Quédate aquí -dijo, mirando al bosque, y sin decir más, corrió hacia allí rápidamente, desapareciendo entre los árboles. -Espe... -intenté llamarlo, pero ya se había ido. Suspiré profundamente, observando cómo se alejaba. Ahora, de nuevo sola, la inquietud me invadió mientras observaba el lago, preguntándome qué estaba pasando realmente y cómo mi vida había dado un giro tan inesperado.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD