AL RESCATE

1070 Words
🦋✨ VALERIE ✨🦋 Mi corazón golpeaba contra mi pecho con tanta fuerza que llegué a pensar que me lo iba a reventar en cualquier momento. Mi respiración estaba tan agitada y caliente, que parecía que iba a echar humo por las fosas nasales, como un toro embravecido. Sentía que la locura se estaba apoderando de mi raciocinio, porque unas tremendas ganas de ir a la cocina a ponerme a hervir agua para echárselas encima, me estaban invadiendo. —¿Tu posición? No me salgas con idioteces —replicó Samantha con una risa de diversión—. Sabes muy bien que mi familia también tiene dinero. —Dinero, sí. Pero no poder, como mi familia sí lo tiene. —Quizá, pero estoy más cerca de tu posición que esa idiota. No sé qué le viste a esa pobretona que no tiene ni dónde caer muerta. Seguramente, vendrá a pedir mi ayuda, ya que no tiene a nadie más a quién recurrir. Ya me tiene harta. —No la ayudes —le ordenó Nick—. Así se sentirá acorralada y sabrá que su única opción es regresar a mí. Por la rendija que formaba la puerta, pude ver que Samantha estaba molesta. Ambos estaban desnudos sobre la cama. Sus ropas esparcidas por el suelo. —¿Para qué la quieres, Nick? Nunca he entendido tu obsesión con ella. No es la gran cosa y todos los chicos siempre le han rendido gran pleitesía, detrás de ella para que les diera una oportunidad. —Es hermosa, sumisa y los hombres ricos y poderosos como yo, necesitamos mujeres así para vernos más poderosos. —Maldito hijo de puta —gruño por lo bajo y luego me tapo la boca con la mano. Samantha se ríe burlonamente. —¿Tú, poderoso? El poderoso es tu padre. Tú solamente eres un niño que hace lo que su papi quiere. —Cállate —le exige Nick, furioso, y se endereza, alarmado. —¿Te molesta que te digan la verdad? —bufa Samantha. —No seas estúpida y obedece. Hay alguien allí afuera. Samantha se sobresalta y ambos guardan silencio, mientras observan hacia la puerta desde la cama, esperando ver u oir alguna otra cosa . —Seguramente te estás volviendo loco. —Escuché un ruido. Como un gruñido. Más silencio y a mí se me descontrola por completo la respiración. Cierro las manos en puños y comienzo a resoplar. —¿Quién anda ahí? —pregunta Nick con un tono exigente. No lo pienso mucho. No puedo, porque mi parte racional ha desaparecido. Al igual que pasó en el hotel, empujo la puerta e interrumpo dentro. —¡Eres una vil traidora, Samantha! —rugí embargada por la furia. La mujer que supuestamente era mi mejor amiga y en la que pensaba que podía confiar, retrocedió en la cama hasta arrinconarse contra la pared, tratando de huir de mí cuando se dio cuenta que iba contra ella—. ¡Lo esperé de todos, menos de ti! ¡De ti que se suponía eras mi mejor amiga! Nick se levantó de la cama y me sujetó, para detenerme. No quería que atacara a Samantha y la defendió. Como pude, le di un empujón y me solté. Nada quería más que irme encima de Samantha y arrancarle el cabello, pero en un breve lapso de lucidez que tuve recordé que en el hotel Nick quiso golpearme y si no lo hizo fue nada más porque mi padre lo detuvo. «Al menos para algo sirvió». —Espero que ambos se pudran en el infierno por traidores —les escupí antes de volver a salir de ahí corriendo. Oí los gritos de Nick, hablándome por mi nombre y exigiéndome que me detuviera. Llegué al ascensor y lo llamé apretando el botón. Estaba en el primer piso. Volví a escuchar el grito de Nick y volteé a ver, ya venía saliendo del departamento. Se había puesto el pantalón y no traía camisa. Como no deseaba tenerlo cerca y temiendo que hiciera cualquier cosa, como golpearme o algo así, decidí dejar el ascensor y bajé corriendo por las escaleras. Crucé el vestíbulo sin detenerme, a pesar de que escuché el ascensor. Salí por la puerta y empecé a caminar sin rumbo, solamente trataba de largarme y había olvidado la presencia de Sebastien, que me esperaba al otro lado. Sin embargo, apenas avancé unos pasos desde la salida, una mano se cernió alrededor de mi codo y me detuvo. —¿Adónde crees que vas? —inquirió Nick. —¡Suéltame! —le exigí cuando lo enfrenté. —No puedes irte, Val. Me debes demasiado. Tú no eres nadie sin mí y yo te he dado todo lo que tienes. —Pues quédate con todo eso. No me estoy llevando nada. —Eres una puta malagradecida —gruñó con furia en mi cara—. Puse el mundo a tus pies, Valerie. Te di cosas inimaginables que tú no hubieras podido tener jamás y por una pequeña infidelidad ¿ya me haces el peor de los hombres y me haces pasar una humillación tan grande como la de cancelar la enorme boda que teníamos que llevar a cabo? Me sacudí intentando soltarme. —¡Déjame! ¡Aléjate de mí, Nick! —¡Jamás! ¡Tú no vas a ir a ningún lado! ¡Si no vas a casarte, vas a pagarme cada una de las cosas que me debes! Sus dedos se enterraron en mi carne con tanta saña que me causó daño. Tiró de mi brazo con fuerza y me arrastró tratando de hacerme regresar al edificio. Forcejeé con él y comencé a lanzar golpes contra su mano, para que me soltara. Al no lograrlo, opté por lanzarle el golpe a la cara y eso lo enfureció. Tiró tan fuerte de mi brazo que el impulso provocó que mi cuerpo chocara con el suyo. Alzó la mano, la cerró en puño, tomó impulso y cerré los ojos para recibir el golpe. Sin embargo, pasó más de un segundo y el golpe no llegó. Volví a abrir los ojos y me di cuenta de que otra mano había detenido el puño de Nick. Con mis ojos seguí la longitud de aquella mano hasta que me encontré con el enfurecido rostro de Sebastien. Una vez más, ese sexy hombre se interpuso, vino a mi rescate y actuó como mi salvador.
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