Enith vio que Aquiles sostenía entre su puño frente a su rostro, una fotografía de ella saliendo de casa de Elio en su auto de siempre, la imagen la dejó pasmada en sus pensamientos ante la posibilidad de haber sido descubierta ¿desde cuando había sido vigilada? No tenía certeza pero los nervios le erizaron la piel, al sentirse acorralada por la víbora. — Yo … —fue lo único que le salió al ver cómo Aquiles agitaba la prueba frente a sus ojos. — ¡No me vas a decir que fue una foto vieja! —gritó Aquiles, por suerte eran los únicos que estaban fuera del edificio, Enith respiró profundo para guardar la calma, se aclaró la garganta y se armó de valor. — Mi vida privada no es de su incumbencia señor Berestain, no sé de dónde sacó la foto pero si tanto quiere una respuesta, si, esa persona

