La pareja había sido tomada con la guardia baja, era bastante lógico que les hicieran esa pregunta, pero con el cerebro tan ocupado por pensar y procesar información a mil por hora de todo lo que les estaba pasando, habían dejado de lado el ponerse de acuerdo a responder esa pregunta tan obvia e incómoda, que los puso a sudar en cuanto llegó a sus oídos. Enith comenzó a mover tanto las piernas, que Elio por un momento pensó que se trataba de un sismo, hasta que colocó una mano sobre el muslo de su esposa para que se tranquilizara, y supiera que el problema que tenían en ese momento era de ambos y no solo de ella. La muchacha fue quien habló primero en un acto de valentía por tratar de darle punto final a la conversación. — ¡Ahhh! Creo que nos han descubierto —dijo Enith con un suspiro d

