Los jefes

1969 Words
Romper no es fácil. Ya sea con los viejos hábitos o con el amor… Si no, díganselo a Tamara. Ella se había quedado en la casa de sus papás antes de que la remodelaran. Un apartamento, dos habitaciones: la principal se convirtió en el cuarto de las tres niñas, con un camarote y una cama individual; la secundaria, en la de mamá y papá, con una cama que pegaba contra ambas paredes. Era un milagro que la hubiesen podido encajar. Ella le había hecho renovaciones al lugar: cada vez quedaba más a su estilo, más a gusto, y cuando no tienes ni un gato, pues el espacio se hace grande. Ese día había empezado conversando con la casa productora de su tío. Tenían un evento planificado para Grillo, y para ella era la oportunidad de empezar a vender su siguiente álbum. Se reunió con Grillo en la disquera y él le mostró el disco, le explicó las canciones, ella tomó fotos, aprovechó para grabar videos de Grillo explicando todo y le mostró sus propuestas de campaña. —Podemos hacer lo que ya te ha funcionado, que básicamente es lo más antiguo: salir en Spotify y ya. O sumergirnos en la experiencia. —Me gusta sumergirme en cosas. Ahora dime… ¿cómo funciona? —Por ejemplo, un día conmigo trabajando: dejar bits, subir fragmentos, enamorar a los fans de tu música. Esa anticipación sexy, pero sin ser unos cabrones. Tú te caracterizas por realizar eventos: haz uno para vibrar con tu gente. Una versión acústica que, en realidad, es una prueba para tu próximo disco, porque es lo que quieres hacer. Él asintió sorprendido por la atención al detalle de Tamara y siguió escuchando sus ideas y planes, mientras revisaba el feed de Brianne. No sabía si escribirle o no… pero se metió en los DMs y escribió: Hola… Se quedó ahí, dudando unos segundos mientras asentía con la cabeza para que Tamara siguiera hablando. Borró el mensaje y, en cambio, buscó uno de los clips de su video, y se lo reenvió: Creo que hemos protagonizado el evento del año. Para que sepas, no solo la prensa está obsesionada contigo. Se quedó mirando la pantalla, pensando en borrar todo y mudarse de planeta. Reflexionó como Tamara en la posibilidad de que se filtrara. Emma lo mataría. Definitivamente esa mujer no aguanta un escándalo más en su vida. ¿Cómo será tener a Emma de mamá? se preguntó, mientras buscaba a su psicóloga en r************* . Encontró un perfil con fotos de sus hijos, un par de perros, imágenes con sus nietos… cosas de mamá sobreprotectora. Sonrió. —¿Dejaste de poner atención en qué parte? —Qué tal si me haces un resumen. —Grillo, yo tengo una vida personal, ¿sabes? Me encantaría estar viendo r************* y sonriéndole al teléfono, pero es una falta de respeto y ahora mismo estamos planificando temas de trabajo. —Sí, y traes mucha energía a la mesa. Confío mucho en ti, y lo que me dices no lo había visto así, pero creo que puede funcionar. ¿Cuándo empezamos? —¿Mañana? —pregunta ella. Él asiente. Tamara sonríe y se comunica con sus hermanas para que envíen equipo al día siguiente para pasar un día con Grillo. Ambas escuchan la propuesta publicitaria y le piden una versión por escrito, además de toda la papelería y contratos de confidencialidad para las personas que iban a participar. Mientras más las escuchaba, más le parecían un par de fastidiosas… pero se tragó el orgullo y les dijo que sí. —Necesito una asistente, y Melissa me parece genial. —¿Por cuánto tiempo? —Necesito alguien que pueda encargarse de los papeles, moverse y facilitarme el trabajo mientras dirijo diferentes operaciones. Es necesario que ustedes dos me consigan a alguien. Confío en Melissa porque ya trabajamos juntas, y estar sentada viendo a la gente pasar no debería ser algo por lo que paguemos un salario. —Ay, qué linda, la que cree que manejar planilla es fácil. —No estoy diciendo eso. —Me pensaré si te doy a alguien —responde Lucía. —Te estoy comentando que me vas a dar a alguien. —Ya, las dos, qué infantiles. Está bien, ten a la vaga de Melissa, pero luego no la puedes despedir —responde Verónica. Tamara se dirige a la oficina para reunirse con su equipo de audiovisuales y con su nueva asistente. Ni siquiera pasa a saludar a sus hermanas. Revisa el teléfono y lee un correo de Lucía, que está a tres metros de distancia. La ignora y ve un mensaje de Igor: Igor ¿Cómo estás? Tamara Bien, mucho trabajo. ¿Y tú qué tal? Igor Organizando mi salida de MainVillage. Estaré fuera unas tres semanas. Pensé que, si tienes un hueco hoy o mañana, puedo retrasar un poco mi viaje, por esa cita. No me gusta irme con cosas pendientes. Tamara No me gusta que me cosifiquen. Igor JAJA. Lo siento. Eres la persona que más ocupa mis pensamientos, entonces me gustaría quedar contigo hoy y mañana, en lugar de solo un día. Y mucho más si no tengo que esperar tres semanas para poder verte, porque tengo el sentimiento de que, si no me pongo las pilas, no vas a querer ni contestarme los mensajes. Sus compañeros entraron a la oficina y ella les saludó, les explicó su estrategia, el de marketing aportó ideas, el de audiovisuales también, y el camarógrafo estaba listo para cualquier proyecto que le pusieran. Su hermana se pasó solo de oyente, muy empresarial y seria. Conversaron con Melissa sobre las nuevas especificaciones del trabajo y la joven parecía perfecta: soltera, joven, ansiosa por aprender y muy ingeniosa. Tamara estaba brillando, emocionada con lo que se venía, pero sabía que no podía reunirse con Grillo hasta tener una propuesta fija. Él le había dado libertad creativa. Por otro lado, decidió reunirse con el equipo de coreografía, audiovisual del tour, sonido y algunos de sus bailarines permanentes, para comenzar a organizar el evento que su tío le había mencionado antes de irse. Grillo apenas lo había sentido, lo cual le preocupaba, porque su dispersión ya rayaba lo normal. Grillo saltó cuando su teléfono vibró y suspiró decepcionado al ver que solo era Tamara. Tamara ¿Estás de camino? Grillo Te mentiría… pero estoy en mi casa. Tamara ¡¡¡NO PUEDE SER!!! Ella lo llamó y le preguntó si iba a ir a los premios a tocar o si simplemente había dicho que sí para zafarse. Él, con tono calmado, respondió que sí, que iba. Ella le preguntó por qué no se estaba reuniendo con su equipo. —Ya les mando un w******p —le promete. —Estamos todos sentados en la disquera esperándote. —Qué maja… qué organizada. Grillo prometió que saldría directo para allá sin demora, ni siquiera se iba a cambiar las chanclas. Ella le ordenó ponerse zapatos y pegarse el cerebro con goma para ver si funcionaba. —¿Les parece si tomamos un refrigerio mientras nuestra estrellita llega? —propuso el coreógrafo, y todos rieron, porque sabían que Grillo ni enterado estaba de que la reunión era ese día. —Bienvenida a la familia, Tamara —le dijo el coreógrafo, mientras iba por café. Ella buscó un lugar privado para llamar a Igor. Él contestó animado: —Qué emoción, esta lamada solo puede significar dos cosas: me vas a batear a la luna o vas a aceptar. —Sí, hoy vamos a cenar. Te parece, me avisas el lugar y la hora, y saco el rato para ti. —Claro. —Soy malísima coqueteando, pero me puedo comprometer a dedicarte unos mensajes al día cuando no estés. —Eso es un buen inicio con la mejora del coqueteo —bromeó Igor—. Escríbeme lo que quieras, llámame si te parece mejor. —¿Vas a contestar siempre? —Depende… —¿De qué? —De cómo vaya la cita. Ella sonrió, y justo en ese momento escuchó un par de golpes en la puerta. Era Grillo, que entró sonriendo y le anunció que se había pasado todos los semáforos en rojo solo por ella. Tamara se puso seria y le advirtió: —Te pones serio o empiezo a multarte. Los dos rieron. El celular de Grillo vibró tres veces, el de ella una, con todos los datos de la cita. Grillo, curioso y metiche de corazón, alcanzó a ver de quién se trataba. —¿Tienes una cita con Igor? —preguntó emocionado. Ella asintió. —¿Y tú sí quieres ir? —Sí. —Entonces, ¿por qué tienes ese pánico brillándote en los ojos? —Igor tiene experiencia, ha sido insistente, es maduro, formal, se ve bueno… está buenísimo. —Es solo una cita. —He tenido pocas citas. —¿Eres virgen? —preguntó Grillo con tono de preocupación. Ella rodó los ojos ante el pánico en la voz y los sojos de Grillo proque no se trataba de eso,s e trataba de no teener experiencia en relaciones adultas, consensuadas, con honbres de verdad. —No, pero ¿qué tal si soy… mala en la cama? —Con esa publicidad que te estás dando, quiero mandarle un mail de cancelación a Igor —respondió Grillo. —Vamos a ir a esta reunión estúpida. Es más, la voy a dar yo, y vamos a resolver vestuario y habilidades de conquista y… seducción. Pensó en decir “sexuales” o “de pasión”, pero estaba seguro de que Tamara saldría corriendo. Grillo la tomó de la mano y vio el celular un par de segundos mientras entraba. Saludó y, de paso, notó que Brianne le había escrito. Le respondió rápidamente, abrió el chat y tomó una captura por si ella se arrepentía. Después digitó su número de teléfono: “Te doy mi número, porque creo que es más fácil que esperar mil horas por acá. Voy para una reunión, en cuanto salga leo todos esos mensajes.” Guardó el teléfono en el bolsillo de su pantalón y luego sonrió hacia su equipo. —Equipo, siempre es un placer verles, compartir con ustedes. Quiero iniciar recordándoles que confío en ustedes, amo el trabajo que ponen, el esfuerzo. Este no es mi show, es el de cada uno de nosotros. Es nuestro momento de brillar con las habilidades impresionantes que Dios nos dio. Es momento de comercialmente vendernos y presentarnos al mundo como los mejores como empresa ante el mundo, de dar lo mejor. Son meses de trabajo los que vienen encima y no espero menos que disciplina y buenos shows. —Mañana practico con las bailarinas temprano, a las seis de la mañana. Saben que no estoy jugando. Quiero una evaluación de la planeación de música y sonido por parte de los ingenieros. Los músicos tienen una práctica en la tarde conmigo, y que sepan —y les comuniquen a sus compañeros— que Tamara está a cargo de este tour. Su voz pesa tanto como la mía. Va a estar coordinando con ustedes todos los detalles, ya saben cómo me gusta que se hagan las cosas, y Tammy baby va a ayudar con todo eso. —Tamara, preséntate y terminamos. Tamara miró a Grillo, confundida. —Mañana conversas directamente con cada uno de ellos—Le explica para tranqilizarla proque está cambiando de color. —, pero hoy tiene una cita caliente y no vamos a dejar que se excuse con el trabajo.—Todos se ríen ante la mortificaciónd e la chica con la s mejillas enrojecidas y la sonrisa infantil de Grillo.—Comentenle mi lema: —¡No se le niega el sexo a nadie! —Responden todos al unísono. Tamara negó con la cabeza, mientras todos reían a carcajadas.
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