Testarudo

1135 Words
Narra Leyla Al escuchar la conferencia en la clase de finanzas, tomo notas en mi computadora portátil mientras mi grabadora graba las palabras de mi profesor. Es importante que no deje que mis pensamientos se escapen pensando en Henry. No necesito un hombre que interrumpa mi educación. Tengo que mantenerme en el camino. Me voy a graduar en Licenciatura en Ciencias de la Computación en un par de meses. Miro mi reloj, me doy cuenta de que tengo tres clases más. Más tarde al finalizar la jornada es hora de ir a casa. —¡Leyla!—escucho mi nombre cuando estoy caminando hacia mi auto rojo, miro por encima de mi hombro y sonrío. —Hola Carlos ¿Cómo estás? —Estoy bien. ¿Entendiste la clase de finanzas de hoy? Señalé hacia mi mochila. —Mi grabadora registró todo. Leeré los capítulos esta semana antes del examen del jueves–respondí. Abrí la puerta del lado del conductor. —Déjame ayudarte– Carlos me quitó la mochila del hombro, abrió la puerta y colocó mi bolso en el asiento trasero. —Gracias. Esa bolsa es pesada. —Si no caminaras tan rápido después de clase, te lo cargaría—me dijo. —Gracias. Necesito estudiar un poco antes de ir a trabajar. Él sonrió. —¿Puedo salir contigo el sábado?—preguntó. —Carlos eres dulce. Pero necesito concentrarme en la universidad —agarré su mano sosteniéndola fuerte—.Gracias, por siempre pensar en mí. No me importa salir como amigos, pero nada más. Tal vez podamos estudiar la semana que viene para Física–agregue. Bajando la barbilla, frunció el ceño —Siempre pensaría en ti, Leyla— una sonrisa amarga tomó sus labios. Los pelos se erizaron en mis brazos. Carlos es simpático, pero no estoy interesada en salir con él. Él es atractivo. Sin embargo, ahora mismo, no puedo quitarme a Henry de la cabeza. No sería justo para Carlos tener una cita sabiendo que quiere más. Se frotó la barbilla bien afeitada, de color marrón oscuro. —Está bien, Leyla. Podemos estudiar la próxima semana solo como amigos. Emocionada, lo jalé en un abrazo. —Gracias por entender—dije. Me abrazó más de lo que pretendía. Lentamente, me aparté de él. A veces, Carlos me hace sentir incómoda. —Hasta luego, Carlos. —Adiós, Leyla. En mi camino a casa, recordé mi turno de trabajo la noche despues de conocer a Henry. No es que estuviera buscandolo, pero no lo vi en el club. Bueno, lo admito, lo busqué un poco por el club. Dijo que estaría allí todas las noches. ¿A quién estaba engañando? Sabía que no debería haberme hecho ilusiones. Es mejor que me olvide de él. Después de estudiar durante dos horas, tomé una siesta. Me quedé mirando por la ventana de gran tamaño, viendo los autos acelerar. Sonreí y luego salí corriendo por la puerta para ir a trabajar. —¡Hola, Mauricio! –Candy, ¿cómo te va esta noche? — preguntó, abriendo la puerta de mi auto. —Estoy bien—respondí pasándole las llaves de mi auto. El aire de la noche me atravesó. Me puse una sudadera y botas mi atuendo habitual. —¿Qué tipo de hombres estamos recibiendo esta noche? —Al igual que ayer. Una celebridad y su séquito pidiendo las mejores strippers en su mesa—respondió. Sonreí. —¡Genial, gracias Mauricio! Mauricio trabaja como ayudante y es uno de los gorilas del club. Este lugar a menudo está lleno de celebridades. Pero algunos piensan que porque son famosos las reglas no se aplican a ellos. Trato de no agacharme en sus caras, porque demasiadas veces mi coño fue lamido por una celebridad en estado de embriedad. Pero los gorilas los echan. Juran no volver nunca, sin embargo, regresan un par de semanas o un mes. *** Después de balancearme alrededor del poste boca abajo, me salí, haciendo los splits contra el suelo del escenario. Las luces estroboscópicas violetas bailaban sobre mí, reflejándose en mi tanga violeta. El jefe nos informa para quién bailaremos antes de subir al escenario. Por lo general, la primera mesa de nuestro turno es la mesa de dinero. Llevo un biquini que hace juego con la carpa de la mesa codificada por colores. El cliente cuándo se siente especial por lo general me da una buena propina. La celebridad de esta noche no fue tan mala como la de ayer. Que me den palmadas en el culo, puedo manejarlo, pero si tiran de mí hacia abajo sobre su regazo, moliendo sus p***s contra mi trasero, eso sí me enoja. Bailé y socialicé con la celebridad durante una hora. Solemos bailar, hablar y servir champaña hasta que se emborrachen. Así es como ganamos buen dinero con las celebridades. Tomé un descanso rápido en el bar, bebiendo un vaso de agua. Pero alguien tocó mi brazo. —Candy— me volteé hacia la voz. –Hola, Celeste. —Hay un tipo oscuro y misterioso sentado en la esquina trasera. Él está preguntando por ti. —Está bien, gracias—respondí. No es nada nuevo. Los clientes habituales a menudo preguntan por mí, pero por lo general no se sientan en la esquina trasera del club.Lentamente, caminé pavoneándome con mis tacones de aguja plateados hacia el hombre misterioso que se escondía detrás de unas gafas de sol de aviador con montura dorada oscura y una gorra de béisbol negra. Inclinándome ligeramente hacia adelante en el club lleno de humo, reconocí esos labios delgados y sexys. Me detuve en seco. Mi corazón se desplomó a mis pies. Henry se levantó, atrayéndome hacia él. Este hombre, mierda, me va a matar. Estoy tan nerviosa en este momento, espero que no pueda ver que estoy temblando. Se sentó recostado contra el largo banco n***o de la cabina, jalándome a su regazo. Mis dedos se deslizaron a través de mi largo cabello rubio—.Henry, ¿qué haces aquí? La sonrisa diabólica curvó sus labios. —Te dije que estaría aquí todas las noches hasta que tuvieras una cita conmigo. Me crucé de brazos. —Bueno, te perdiste una noche. No estuviste aquí ayer. Él sonrió de nuevo. —¿Me estabas buscando? —¡No! Es sólo que... lo sabría si estuvieras aquí. Anoche cubrí cada centímetro de este club. —Esta bien. No tienes que admitir que me estabas buscando— su mano se deslizó arriba y abajo de mi brazo tembloroso. Luego se inclinó hacia mi oído. —Estuve aquí hermosa. Estaba sentado justo aquí, viendo a esa celebridad abofetearte el trasero, besarte la nalga y luego intentar follarte con los dedos frente a su séquito—dijo. Me dejó sorprendida, no tenia idea que estaba de observador. Este tipo es testarudo.
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