{MARY} Ordos, China, Asia. Mi hogar. El cielo se tiñe de un color tenebroso, como advirtiendo de las nuevas amenazas que están por llegar. - No puedo, shifu- me dice Minerva, mi alumna, una chica de quince años, de origen a******o y americano. La chica me enseña sus puños rojos, casi sangrientos, en carne viva, tras haber estado golpeando una tabla de madera. - No te preocupes, yo pasé por lo mismo. También estuve a punto de rendirme pero no lo hice. Y mira hasta donde he llegado. Recuerda, no dejes que tu mano tema a la madera, debe ser la madera la que tema a tu mano- le explico. - ¡Pero me duele!- se queja. - Quejándose no se llega a ningún lado. El dolor solo se combate con más dolor. Dime, ¿qué es más doloroso, que te duela el puño o la verguenza al no poder atravesar ese troz