EL SUSPIRO

1117 Words
{ABADÓN} Hay numerosos puertos por todo Estados Unidos que conducen a Yanna. Nosotros tomamos uno en California. Todo esto lo ha conseguido nuestra presidenta. Sé que tiene planes para restaurar el comercio, por ahora solo hay intercambios entre comunidades, pero planea implementar una forma de dinero, aunque aún queda mucho para que se pueda empezar a restaurar la sociedad de esa manera, hasta que la r**a humana no esté cien por cien segura, no habrá avances importantes. Según me ha contado mis padres, el mundo parece que va a mejor, antes había muchísimos más zombis pero entre que los han estado aniquilando y que se están deteriorando, su número es mucho menor y ahora son más débiles. Pero no contábamos con la sorpresa del otro día. Un zombi fuera de lo común. Una nueva amenaza. - "El suspiro"- murmuro leyendo el nombre del barco. No es ni de asombro tan grande como Abaddon pero es un bonito barco, nuestro transporte hacia nuestro hogar, Yanna, el corazón de los Nuevos Estados Unidos. - No, otra vez no- murmura Jade colocádose las manos en la boca. - Tranquila. Inspira y espira, no pienses en los movimientos del barco. Habla conmigo- la tranquilizo, los barcos son el peor enemigo de Jade, siempre se marea en ellos. - ¿No podríamos haber cogido mejor un helicóptero?- murmura con la cara muy pálida. - No había ninguno disponible- suspiro. - ¿Cómo crees que se tomará la presidenta lo que vamos a decirle?- me pregunta Jade, algo más calmada. - No lo sé, no tengo ni idea. Todo iba muy bien hasta ahora... Es una carga muy pesada esto que tenemos que comunicar... {HOPE} - Tengo ganas de llegar ya a casa- dice Andrew, abrumado. - Yo también- le digo apretándole una mano-. Yo también. - Si no fuera por ti, este viajecito se me haría eterno- me dice tumbándose sobre mis piernas, ambos sentados en la cubierta del barco. - Toma, ya va haciendo frío- le digo pasándole su chaqueta. - Gracias. Eso quiere decir que estamos cerca- sonríe mirando hacia el cielo nublado. - ¿Sabes? Tengo un mal presentimiento- murmuro y Andrew me mira de reojo-. Desde que vi a aquel enfermo supe inmediatamente que no era uno normal. Mis padres me han estado explicando al detalle toda su historia, cómo actúan, cómo se mueven, su origen desconocido, sus puntos débiles... Y jamás me hablaron de algo así, en concreto. - ¿En concreto?- Andrew ladea la cabeza para mirarme cómodamente. - Me avisaron de que podrían aparecer amenazas que no nos esperamos, al igual que aparecieron los corredores cuando antes no existían. Me dijeron que creían que había algo, un grupo, una secta, o solo una persona, que estaba detrás de todo esto, que nada era por casualidad. Y tengo mucho, mucho miedo. Se suponía que éramos la generación que terminaríamos con la débil amenaza de los zombis, no la que acabaría aniquilada por culpa de unos desconocidos que quieren ver la r**a humana acabada. - Todo esos son solo suposiciones. No se sabe nada de ello- me dice Andrew, acercándose a mí y rodeándome con sus brazos-. La r**a humana jamás acabará aniquilada, no mientras esté yo aquí para protegerte y procurar que sigas viva. - Déjate de tonterías, Andrew- me río sarcástica-. Deja eso de que el hombre tiene que proteger a la mujer. Nos protegemos mutuamente. Es más, soy más hábil que tú. No puedes moverte tan rápido debido a tu pierna. Y si quedara sola en el mundo, preferiría morir a estar en un mundo sin ti. - ¡Chicos, mirad eso!- nos interrumpe Alex, señalando al agua. Nos levantamos y miramos al exterior del barco, al agua por la que surcamos. Llena de c*******s. De enfermos. Algunos están tan destrozados que no se le puede distinguir el rostro, otros están rotos por las extremidades, una cabeza despegada del cuerpo flota con una expresión aterrada. Empieza a llover. El cielo se torna oscuro, tétrico. Se acerca una tormenta. Después de varias horas, llegamos a Yanna por fin, tras evadir la tormenta perfecta que podría habernos matado. No vamos a saludar a nuestra familia. Primero tenemos que informar a la presidenta. - Buenas, somos el pelotón 166. Exigimos hablar con la presidenta. Tenemos que informarle de la misión- le digo a la dependienta del ayuntamiento. - Para eso está vuestro capitán- nos dice esta. - Es información confidencial, nos gustaría que primero lo supiera ella y ya decidiera qué hacer, así que por favor, infórmale de nuestra llegada- le digo con una falsa sonrisa. La dependienta pone los ojos en blanco y le comunica a la presidenta que estamos aquí por un telefonillo. - Podéis subir- nos dice. Llamamos a la puerta de la habitación más al fondo de la segunda planta. - Adelante- dice la presidenta y uno de sus guardaespaldas, Luke, nos abre la puerta. - Bienvenidos- nos sonríe la presidenta de cabello violeta-. Estaba muy preocupada por vosotros. No teníamos ninguna noticia. - Verás... Tuvimos algunos problemas, nos arrinconaron y tuvimos que salir corriendo, se nos olvidó la radio en el coche y ya no pudimos recuperarla- le explico, como voz del pelotón. - Me imagino... No debí haberos pedido esto pero estamos cortos de material y necesitábamos provisiones para La Cura. Lo siento. Pero estáis todos bien, ¿no?- nos pregunta, preocupada. - No todos- le digo señalando el brazo herido y vendado de Alex-. Pero no es grave. Hemos conseguido lo que nos pidió. - Pero no habéis venido hasta aquí solo para eso, ¿verdad?- me pregunta y niego con la cabeza, algo seria. - El enfermo que mordió a Alex no la contagió. Y no era un corredor. Se movía demasiado bien y con demasiado me refiero a que podía saltar y a****r como un lince- le explico-. Estoy muy segura de que no era un corredor. Estábamos rodeados, tanto de lentos como de corredores y los alejamos a todos con la bengala sonora. A todos menos a aquel enfermo... - Entiendo- asiente Rachel Blair-. Gracias por compartir la información conmigo. Os ruego que no contéis esto a nadie más hasta que decidamos qué es lo mejor. Ahora, volved con vuestras familias, estarán muy preocupados. Asiento con la cabeza y salimos del ayuntamiento. - ¿Qué pasará ahora?- pregunta Jade antes de despedirnos e ir cada uno por una dirección. - Todo depende de lo que mi tía decida hacer- dice Alex. - No podremos hacer nada, solo somos un pelotón inútil y novato- dice Andrew. - Es la mujer de mi padre. Haga lo que haga, lo averiguaré. No voy a quedarme fuera de esto- dice Liam. - Estoy contigo- le digo-. No sé ustedes pero no pienso quedarme fuera de esta lucha.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD