Soberbia

1488 Words
-       No tengo intensión de oír nada de ti – eso me había dolido como un latigazo en el pecho. -       Pero tendrás que hacerlo. Me gustas – le dije y la sujete fuertemente antes de que huyera de mi -  ¿lo comprendes? Bese sus labios como si quisiese robarlos y algo que comenzó por la fuerza nos termino llevando a sillón, recostándonos sin poder separarnos. Hasta que ella llegó. Leonor abrió la puerta y después de vernos se puso furiosa y soltó la bolsa que llevaba en las manos. Magenta y Orión salieron de la habitación  en donde estaban y la miraron asustados. Sus ojos estaban negros completamente. Magenta corrió a su lado sin  que Kana lograra verla, y la saco de la casa lo más rápido posible, antes de que atacara y asesinara a Kana. Orión se acercó a mí y al oído me pidió que me llevara a Kana a su casa y, que si era posible, que no volviera por esta noche. Le hice caso. Las cosas no parecían estar bien. Llegue a casa de Kana y allí me quede con ella hasta muy entrada la noche. Nos dormimos en su sillón hasta que fuimos despertados por sus padres. Unas gentiles personas que parecían ancianos. Me despedí de ella antes de que me invitara a quedar. No iría a casa, eso era claro. Con la locura de Leonor no sería la mejor idea. Mientras caminaba por las calles  comencé a sentirme mareado ¿Hace cuánto que no comía? entonces caí al suelo golpeándome la cabeza fuertemente. Cuando volví a recobrar la conciencia los brazos de  mi madre me sostenían. De inmediato sentí un golpe que me hiso girar al suelo de vuelta. Leonor estaba envuelta en ira y me mostraba sus colmillos, su maldito orgullo estaba en juego esta vez. -       ¿Cómo pudiste demonio imbécil? – me grito mientras Magenta la detenía. Ella me gritaba maldiciones mientras caían lágrimas de su orgullo destruido. La había herido y humillado. A mi propia sangre. A quien mi vida esta destinaba. -       Lucy, has algo  - le dijo mi madre a mi padre que parecía entretenido con la situación. -       ¿Así que te has enamorado de una humana? ¿Rechazaste a tu propia sangre, Near? ¿Qué tienes en la cabeza? – dijo entre dientes mi padre. Mientras miraba a Leonor en los brazos de Magenta que lloraba desesperada. -       ¡La devoraré! - grito Leonor mientras lloraba - ¡Lamentaras haberme rechazado! IMBÉCIL – seguía gritando y disparando hacia mí. -       Sabes perfectamente que como tus hermanos, tú estaba comprometido con Leonor, no puedes enamorarte de nadie más. Tu hermana está hecha para ti ¿lo sabes? – dijo mi madre.  –ahora Leonor deberá vengarse y asesinarla ¿Eso igual lo sabias? No te comprendo hijo. -       No fue mi intención – le dije y mi padre soltó una carcajada por lo bajo. -       Hijo. No eres un ángel, ¿Qué sientes? Deseas a esa humana nada más… -       No quiero dañar a Leonor – le dije – si debo olvidar a la humana. Lo haré. -       ¡No! – grito Leonor  -no quiero tu maldita compasión. No la quiero. Puedes podrirte con la asquerosa humana. ¡Ya no quiero nada de ti! -       Calla, Leonor – dijo mi madre – nos has llamado porque tú hermano se enamoró de una humana. Deja que tu padre se encargue de él. Mi padre medito un momento y luego habló. -       Me importa muy poco tu orgullo, Leonor – dijo mi padre  - me parece que esta situación se les fue de las manos. Además, es algo divertido ¿sabes que al final querrás devorarla? no resistirás la tentación - me dijo con una sonrisa malévola. Todos los demonios se alimentan de personas. Las poseen y terminan devorándolas desde el interior cuando ya no los divierten.  -       Lo sé - respondí -       ¿Qué? – Leonor volvió a enfurecerse  -lo perdonaras ¡dejaras pasar esto como lo haría tu hermano, padre! – le gritó mostrándole los colmillos. – ¡Eres débil! -       ¡Cállate! – le ordenó  - A nadie le importa lo que tu pienses. Ese aire de grandeza solo provocará que yo mismo te destruya, Leonor – dijo con dureza - Harás esto. Te quedaras con la humana – me dijo – pero si algo falla los mataré a ambos. Y en cuanto a ti, Leonor. No te la comerás ¿me oíste? Ésta solo lo ignoró volteando su rostro para otro lado. -       ¿Me oíste? – le gritó -       Si, padre – respondió humillada. Mis padres besaron a Magenta y Orión y luego se marcharon. Leonor que estaba de rodillas se levantó y se acercó  mí. -       Sabes muy bien que nunca me rindo – me dijo – serás mío de todas formas, me pertenecerás hermanito quieras o no. Siempre has sido de mi propiedad – luego se marcho de la casa hecha una fiera. Mis hermanos se abrazaron y subieron como si hubieran sido separados  por un largo tiempo. De igual manera subí a mi cuarto y allí  me dormí.   Cuando desperté por la mañana un miedo se apodero de mí. Había un cuerpo a mi lado, estaba lleno se sangre y sin cabello. Sabía que era una mujer ¿pero quién? El cuerpo estaba un tanto arrugado, parecía un cuerpo viejo por la edad, también tenía tierra en la piel ensangrentada. Con terror gire el cuerpo para poder ver el rostro de lo que parecía ser una mujer. Entonces la vi. Me dieron unas ganas horribles de vomitar, era algo asqueroso, tenía su corazón en la boca, la lengua en las manos. Estaba totalmente desnuda. Su estómago estaba hecho trizas, como si un animal la hubiese atacado y desgarrado sus intestinos sacándolos de su lugar. Entonces me levante de la cama. Mire el rostro con asco, pero no la reconocí. Note como algo de su ropa se asomaba bajo mi cama, la saque y en uno  de los abrigos halle su billetera con su identificación, donde encontré su nombre. Era María Magdalena Leal Soto. Sentí un calambre en mi cabeza, seguido de un calor doloroso. Era la madre de Kana. Esto no estaba nada de bien. Una nota estaba en mi velador “No sabes cuán cerca estuve de arrancarle la cabeza anoche. Pero tranquilo, cada día es una nueva oportunidad”. Leonor. Pensé Leonor la había visitado anoche. Rapto a la madre de Kana y la asesinó, luego la dejo en mi cama. Está loca. No resistí más y me fui a vomitar al baño. El olor del hierro era insoportable.    Después de la hora común de almuerzo llame a su casa para saber cómo estaba, pero nadie  me respondió. Leonor tampoco volvía -       ¿Dónde crees que estará? – me dijo Magenta – estará con Kana. Tú sabes como es de loca. Loca como una cabra.  -       Debe estar muy furiosa – dijo Orión desde el sillón – ya sabes como es de orgullosa. -       Se siente humillada – dijo Magenta  -ahora la odiara – se refería a Kana. -       ¿Acaso no dirás algo? -       Ir al Instituto será lo mejor. No quería pensar en nada. En absolutamente nada. Pero ahí estaba ella. Asistiendo al Instituto. Se sentó junto a Magenta con una sonrisa de oreja a oreja. Como si nada hubiese pasado. Hablaron un buen rato hasta que yo me acerque a ella y le hablé. Todo parecía normal en ella. Pero yo sabía bien que no era así. Su madre había aparecido muerta esta mañana en mi cama. ¿Cómo podía actuar como si todo anduviera bien? -       Ya te dije. Mi madre salió temprano esta mañana, no la he visto – me respondió un poco molesta.  –ahora puedo preguntarte algo yo. ¿Por qué te peleaste con Leonor? Anoche llego a mi casa muy tarde así que mi madre la invito a quedarse. Dormimos juntas. Intente consolarla, pero no paraba de llorar y de decir que tú tenías la culpa de lo que le pasaba. No le respondí nada. Eso quería decir que Leonor asesinó a la madre de Kana esta mañana. ¡Esa maldita! El día fue normal para ella. Trate de que lo pasara lo mejor posible antes de que se enterara que su madre no aparecía. De que estaba muerta. El actuar de Leonor ya me estaba molestando. ¿Por qué no se resignaba? Quería asesinarla. Para más, se hizo la inocente delante de Kana, ya que ella no le vio el rostro. De seguro que manipulo la mente de la madre de Kana para que ésta no nos avisara de que ella estaba en su casa, también sería lo más seguro que ella le dijese a Magdalena que saliera más temprano de lo normal y así poder asesinarla. Esa maldita todo lo planeaba demasiado bien.
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