Comienzo a bailar lentamente al ritmo de la música, acariciando mi trasero por encima de los vaqueros y moviéndome sin mucha complicacion para no volverme a lastimar. Cuando termino sonrio y él me agarra de la mano tirando de mi y haciendo que me siente sobre él a horcajadas.
—Quiero que me bailes así, encima— susurra cerca de mi oído y yo me sorprendo.
"No creo que sepa que soy hija de Carl si eso fuera así no estaríamos en esta situación".
—Esta bien— digo moviéndome lentamente sobre él, de manera sensual.
—Bailas demasiado bien— dice observando cada uno de mis movimientos y pone una de sus manos sobre mi cadera.
Un hilo de electricidad recorre mi cuerpo con su contacto y sin dejar de bailar lo miro a los ojos. Unos ojos en los que podría perderme fácilmente y no recordar la salida.
—Creo que sobra esto— dice quitándome su chaqueta de encima y la tira a un lado. Su mano sube lentamente desde mi cadera hacia mis costillas y no puedo aguantarme una mueca de dolor al rozar la herida —¿Que tienes aquí?— dice señalando.
—No es nada, un pequeño accidente— sonrio intentando disimular y cambiar de tema.
—Es por esto que no has venido en un mes...— dice subiendo mi camiseta para quitármela y yo solo levanto los brazos dejando que me la quite.
Él mira la herida y pasa suavemente los dedos por encima y niega con la cabeza.
—¿Quien te disparó?
—No tiene importancia, cambiemos de tema.
—Por el momento— susurra.
Una nueva canción comienza a sonar y comienzo a bailar de nuevo sobre él. Sonrie admirando mi cuerpo. Me levanto de encima de él y bajo mi pantalón lentamente quedándome tan solo con el tanga y el sujetador. Muevo mi cuerpo volviendo a él y me doy la vuelta para que me vea por detrás. Muevo mi culo delante de él y puedo notar sus manos acariciando mi trasero.
Nunca me había sentido tan bien bailando para alguien y esta vez lo estoy disfrutando.
Vuelvo a girarme para ponerme frente a él y puedo ver sus ojos brillar por la excitacion. Esto no solo se está poniendo caliente para mi y eso me gusta.
—Eres preciosa, princesa— susurra mirándome bailar y vuelve a tirar de mi haciendo caer sobre él.
—No me llames princesa, no me gusta— respondo colocándome sobre él y muevo mi cuerpo sin dejar de bailar subida a él.
—Sus manos acarician mi cuerpo y una de sus manos baja por mi ombligo hasta mi sexo. Sus dedos me acarician por encima del tanga y la excitacion aumenta. Uno de sus dedos se cuela por el lateral de la tela tocando mi humedad e introduce su dedo en mi interior moviéndolo lentamente.
—Joder, estas tan caliente como yo y eso me pone aún mas— susurra.
Yo muevo mi cadera contra su mano haciendo que me penetre una y otra vez con su dedo y jadeo levemente en su oído. Esto hace que se desespere y con su mano libre libera mis pechos del sujetador y pega su boca a uno de ellos, subcionando el pezon. Echo mi cabeza hacia atrás sin dejar de moverme y aparto su mano de mi interior. Bajo mi cadera rozando mi humedad contra su notable ereccion bajo la tela vaquera de sus pantalones. Puedo notar lo gorda y dura que esta, deseosa de entrar en mi.
—Joder pequeña, nunca nadie me había puesto así de cachondo con un baile. Quiero probarte— dice con voz ronca y yo sonrio.
—Follame— susurro cerca de su oído y como si fuera la palabra mágica él me pone a un lado de la cama tumbandome y sonrie quitándome el tanga. Mira mi sexo y pasa uno de sus dedos por mi c******s haciendo círculos sobre él. Yo muevo mi cadera pidiendo más y él se hunde entre mis piernas pasando su lengua por mi humedad, devora cada centimetro de mi sexo sin dejar de prestarle atención a mi c******s.
—Voy a hacer que pases la mejor noche de tu vida— susurra volviendo a devorar mi sexo.
Su lengua y sus dedos son hábiles en mi intimidad. Con cada roce mis ganas de dejarme llevar van en aumento y él lo sabe. Aumenta la presión que ejerce y sigue jugando en mi sexo hasta que me hace llegar al orgasmo.
Sonrie saboreando sus labios y se desnuda sin dejar de mirarme.
"Joder, este lobito es el hombre más sexy que he visto en mi puta vida".
Saca un condon de su cartera y se lo pone. No puedo apartar la mirada de su enorme y gordo m*****o.
"Oh dios, todo eso es para mi".
—No voy a hacerte daño, tenemos que tener cuidado con tu herida— susurra colocándose sobre mi y me penetra lentamente.
Se siente tan bien tenerlo dentro. Acaricio cada centímetro de su espalda mientras él se centra en mi pecho. Muevo mi cadera contra la suya al compas. Poco a poco vamos enloqueciendo y dejándonos llevar sin importar nada. Le quito de encima mía y me acomodo sobre él. Muevo mi cadera en círculos y él aprieta mi culo entre sus manos.
Puedo ver sus ojos llenos de placer y lujuria. Lo está disfrutando tanto como yo. Aumento el ritmo dejándome llevar por el placer que estoy sintiendo y él me acompaña en mis movimientos. Ambos llegamos al orgasmo y me dejo caer sobre él. Estamos empapados en sudor.
—Voy a ducharme— digo levantándome de la cama y él me mira.
—¿Podría acompañarte?— asiento mientras camino hacia el baño.
Cuando abro la mampara de la ducha dejo que el agua caliente corra y me meto dentro, él lo hace tras de mi.
Dejo caer el agua por mi cuerpo y me enjabono poco a poco. Él hace lo mismo y me mira de pies a cabeza. Se pega a mi y besa mi cuello, después lo muerde y yo jadeo. Estoy lista para más, sin duda.
Sale de la ducha y vuelve con un condon puesto, sonrie picaramente y me coge a horcajadas.
—Esto no tendría que estar pasando— susurro.
—No tiene nada de malo— dice él.
Me penetra de nuevo y hace que suba y baje por su dura polla. Las embestidas cada vez son más fuertes y el placer poco tarda en hacer acto de presencia. Ambos nos dejamos llevar acabando a la vez.
Una vez terminamos acabamos de ducharnos. Él sale del baño tirándose en la cama únicamente con los calzoncillos y yo me termino de secar y seco mi pelo. Me pongo la ropa interior y me visto con los vaqueros y la camiseta. Cuando salgo del baño voy a por las botas y me las pongo.
—¿Ya te vas?— pregunta.
—Tengo que hacerlo— respondo.
—Quédate conmigo— dice mirándome.
—Yo tengo que ir a casa... y después trabajo.
—Yo te llevaré al trabajo, lo prometo— dice mirándome.
—Esta bien— digo quitándome la ropa y quedándome en tanga y sujetador y me tumbo a su lado.
—Luan— dice él.
—¿Como?
—Me llamo Luan— repite.
—Denisse— respondo.
—Un nombre precioso para una mujer preciosa— susurra.
Yo sonrio levemente y me quedo pensando en su nombre. Luan... es.. es.. Luan Grey. Es el líder de los lobos grises. Ese hombre tan temido por todos en esta ciudad y él único que le impone respeto a mi padre. Según dicen es peor que Carl aunque visto de esta manera es difícil de creer.
—Luan Grey— susurro.
—¿Ya sabías quien era?— pregunta y yo niego.
—No es difícil al ver la chaqueta y decirme como te llamas. Eres el líder de los lobos grises.
—Lo soy. ¿Tienes miedo?— pregunta mirándome.
—Si soy totalmente sincera, no— respondo sorprendida por mi propia respuesta.
—Debes de ser la única persona en esta ciudad— responde.
—Quizás no soy como el resto y no me dejo manipular por lo que los demás digan y piensen— respondo.
—¿Quien eres realmente Denisse?— dice mirándome y acaricia mi pelo.
—¿A que te refieres?
—Una bailarina a la que han disparado... es un tanto extraño. Los clientes del club solo van a disfrutar de veros bailar.
—No es lo que te imaginas.
—¿Tienes novio?— pregunta.
—No, si lo tuviera esto no habría pasado.
—Uno menos de quien librarme— susurra.
—¿Que quieres decir?
—Nada, solo pensaba en alto.
Las horas pasan entre esas cuatro paredes de la habitación del motel. Nunca el tiempo había corrido tan rápido. Estoy con un enemigo pero me parece más amigo que el resto al que debería llamar familia.
Nos vestimos y me lleva de vuelta al club. Apenas queda un rato para empezar mi turno.
—Aquí tienes— dice sacando la cartera y ofreciéndome dos mil dólares.
—¿De qué vas?— digo mirándole enfadada.
—Es un agradecimiento por el baile y pasar tiempo conmigo— dice encogiendose de hombros.
—Quédate con tu dinero y tu ego de machito— digo quitándome su chaqueta de cuero y tirandosela a la cara, después me giro y entro en el club dejándole allí plantado.
Cuando entro Lisa esta feliz, demasiado diría yo.
—¿Que sucede?— pregunto mirandola.
—No es nada, solo estoy feliz porque dentro de poco es tu cumpleaños y tenemos que celebrarlo— dice sonriendo.
—Aún falta una semana— digo rodando los ojos.
—¿Y que? Estoy feliz— dice ella sonriendo.
La dejo en la barra y entro a los camerinos a cambiarme. Miro los trajes uno por uno y busco algo que pueda ponerme y tapar mi herida. No necesito que todo el mundo sepa lo que me ha pasado. Encuentro un conjunto con varias tiras y adornos en el abdomen. Este seguramente lo tape o al menos lo disimule.
Me cambio de ropa rápidamente y me maquillo, me queda poco tiempo para salir a bailar, he llegado demasiado justa por culpa de pasar tiempo con Luan.
Cuando salgo el bar esta lleno de clientes. Puedo ver los ojos de Jake mirándome y hago una mueca de asco. Esta claro que ha vuelto a las andadas. Le he dado vía libre para ello al volver al trabajo. Este mes se ha mantenido alejado por mi herida pero al ver que ya estoy mejor ha vuelto.
Subo a la tarima y la música comienza a sonar. Empiezo a bailar lentamente y a hacer florituras en la barra. Subo y bajo por ella intentando no hacerme demasiado daño, echo la cabeza hacia atrás y veo esos ojos azules. Vuelvo a ponerme bien y sigo bailando, varios clientes enganchan billetes a mi conjunto y yo sigo sin dejar de moverme. Cuando la música termina me bajo de la tarima y camino hacia la barra necesito beber algo.
—Ponme un whisky por favor— le digo a Lisa sonriendo.
—Ella rápidamente prepara lo que le pido y me lo pone delante.
Me lo bebo de un trago y ella me mira sorprendida.
—Vaya, o es una noche complicada o tenias mucha sed— dice ella divertida.
—Jake esta aqui— digo señalando con la cabeza.
—Vaya, puto desgraciado. Ojalá te dejase en paz algún día.
—Ojala— digo.
—¿Podemos hablar?— dice alguien a mi lado, cuando me doy la vuelta y le veo mi cara de preocupación debe de delatarme.
—Por favor vete— respondo.
—Escuchame se que lo hice mal, solo quiero pedirte perdón— dice él acariciando mi brazo.
Jake nos está mirando desde la distancia y no se acerca porque sabe que no puede comenzar una guerra, no ahora.
—Luan por favor, vete— respondo sin dejar de mirar hacia Jake.
—¿Porque estas nerviosa?— pregunta.
—Hazme caso, vete, nos veremos mañana en el hostal— susurro y él asiente marchándose.
Yo sigo haciendo mi trabajo y vuelvo a la tarima a bailar.