—Como te dije eres libre, pero prométeme que no volverás con ellos— dice mirándome a los ojos y yo asiento.
—Me quedaré en casa de una amiga.
—Si me necesitas solo llamame— dice dándome un telefono —mi número está guardado.
—Gracias por darme mi libertad.
—Tu sola te la ganaste— dice y salgo por la puerta del motel.
He llamado a Lisa para que viniera a buscarme ya que mi pequeña Harley quedó calcinada en el incendio.
Me subo al coche y ella sonrie mirándome y me abraza.
—Pensé que no volvería a verte Denisse— dice ella entre sollozos —¿ese es el cliente del club?
—Si y el líder de los lobos grises— digo mirando por la ventanilla del coche.
—¿Te ha tratado bien?— pregunta.
—Mejor de lo que podría esperar de un enemigo— respondo sinceramente.
Ella arranca el motor del coche y nos ponemos en marcha hacia su casa. Necesito descansar y dormir una semana entera pero eso no va a poder ser. En unas cuantas horas tenemos turno en el club.
Cuando llegamos a su piso me voy directamente a la habitación de invitados y me tiro sobre la cama. No dejo de pensar en todo lo que ha sucedido durante estos días. Luan puede que sea el hombre más cruel de esta ciudad, pero lo es cuando le dan motivos.
Me ha retenido pero no para hacerme daño, ni tampoco para hacérselo a los panteras. Hay algo que se me escapa pero poco a poco lo iré descubriendo.
Me quedo dormida dándole vueltas a todo. El tiempo pasa rápidamente. Necesitaba descansar y cuando despierto casi es la hora de ir a trabajar.
Salgo de la habitación y voy hasta donde se encuentra Lisa en el salón. Ella me mira sonriendo y hace gestos para que me siente a su lado.
—Deberías descansar hoy, estas agotada— dice mirándome y yo niego.
—Necesito el dinero ya lo sabes— sonrio de lado.
—¿Aún quieres irte verdad?
—Por supuesto, no puedo estar cerca de los panteras o no acabará esta pesadilla nunca— respondo.
—Esta bien, entonces a trabajar se ha dicho— dice levantandose del sofá y yo hago lo mismo.
En el club hay la gente habitual de estas horas. Lisa va directamente al camerino para cambiarse de ropa pero yo me quedo en la barra y me sirvo un whisky, lo necesito. Me siento sobre la barra tomándome la copa y alguien se acerca a mi sonriendo.
—Hola pantera— dice Jackson acercandose a mi.
—Jackson, ¿Que haces aquí?— pregunto confusa.
—Quería ver si eres tan buena bailando como dicen.
—Soy la mejor, te lo aseguro— digo sonriendo —gracias por sacarme del incendio.
—No tienes que darlas, lo hice porque quise— responde.
—Ahora me tengo que ir a cambiar para hacer mi trabajo— digo mirándole y él asiente.
Me marcho hasta los camerinos sintiendo sobre mi la mirada de Jackson. Entro y veo como Lisa se está maquillando, yo me acerco al burro donde están todos mis trajes y miro que me voy a poner. Hoy quiero algo... tentador, quiero ser el centro de las miradas.
Me quito mi ropa y me pongo un conjunto de encaje n***o, sujetador y tanga y lleva ligero. Me coloco una camisa blanca por encima y me pongo los tacones.
Hoy no quiero el pelo suelto, me hago una coleta pulida y me maquillo. Me pinto los labios de rojo y me miro en el espejo.
"PERFECTA".
Cuando salgo del camerino puedo ver como se ha ido llenando el club mientras estaba cambiandome. Jackson se da cuenta de mi regreso y me mira desde la barra, puedo ver como se le cae la baba admirando mi cuerpo.
Me subo en la tarima y empiezo a hacer lo mio. Bailo sensualmente para el grupo de hombres que se ha ido amontonando a mi alrededor y en un momento me quito la camisa tirandola al suelo. Me subo en la barra y comienzo a girar en ella, disfrutando de cada momento, sintiéndome libre de hacer lo que quiero. Mientras bailo busco con la mirada a Luan, pero no lo encuentro, un ápice de tristeza se apodera de mi pero saco una sonrisa para disimular.
Sigo bailando y moviéndome por la barra hasta que termina la canción. Varios hombres se pelean por meter los billetes en las tiras de mi tanga y yo sonrio. Me bajo de la tarima y Lisa me acerca una botella de agua, le doy un buen trago y cojo los billetes de mi tanga para dárselos a ella y que me lo guarde. Tengo dos minutos libres antes de volver a la tarima.
Sigo buscando a Luan con la mirada pero solo me encuentro con la mirada de Jackson, una mirada que conozco muy bien, una mirada de lujuria.
Cuando pasan los dos minutos vuelvo a subirme en la tarima y comienzo a bailar de nuevo al ritmo de la música. Uno de los hombres intenta subirse en la tarima conmigo pero le pongo el tacón encima sonriendo y le echo hacia atrás haciéndolo bajar. Vuelvo a la barra y me cuelgo de ella de manera sensual. Bajo de la tarima bailando y los hombres comienzan a meter billetes de nuevo en mi tanga. En ese momento mi mirada encuentra la suya, sus ojos azules y mi corazón comienza a latir rápidamente.
Cuando termino con el espectáculo voy hacia la barra y Jackson me sigue sonriendo.
—Tenían razón, demasiado buena para ser cierto— dice mirándome y se muerde el labio.
—Ya te lo dije— respondo mirándole.
—Te invito a tomar algo, ¿Que bebes?— pregunta.
En ese momento Lisa deja un whisky con hielo sobre la barra y me guiña un ojo.
—Otro para mi— dice él mirando a Lisa y está le sirve rápidamente su whisky.
Ambos bebemos de nuestros vasos y Jackson me mira sonriendo.
—Eres una caja de sorpresas— susurra.
—Bueno no soy como todos piensan— respondo.
—Me gustas— susurra acercándose a mi oido.
En ese momento Luan aparece por detrás de él y me coge por la cintura pegandome a él.
—Aquí estas, pequeña— dice pegando sus labios a los míos y me besa apasionadamente pillandome por sorpresa, yo le sigo el beso y se separa levemente de mi sonriendo.
—Será mejor que os deje solos— dice Jackson mirándonos y se marcha.
—¿A que ha venido esto?— pregunto enfadada.
—Solo les pongo límites a mis chicos— responde.
—¿Y yo soy uno de tus límites?— le miro.
—Eres lo que necesito ahora— susurra pegándose a mi y clava su ereccion en mi entrepierna.
—Eso no va a volver a pasar— respondo.
—Se que fui un gilipollas pero no pretendia ofenderte— dice mirándome.
—Demasiado gilipollas diría yo— digo mirándole y veo los restos de mi pintalabios en su boca, se lo quito con mis dedos —¿Porque el beso? La otra noche no hubo ni uno.
—Porque lo deseaba, deseaba probar tus labios, todo de ti— susurra.
—Luan esto no es buena idea— susurro.
—Me da igual quien seas— responde él.
—Ven conmigo— digo cogiéndole de la mano y camino hasta el camerino, él me sigue sin despegarse de mi.
Cuando llegamos cierro la puerta del camerino pasando el cerrojo y él se vuelve a pegar a mis labios besandome con exigencia. Me coge a horcajadas y me lleva hasta uno de los tocadores sentandome sobre él.
—Llevo pensando toda la noche en esto, en ti— susurra cerca de mis labios y aparta el tanga lentamente hacia un lado acariciando mi sexo con la yema de sus dedos.
—Luan...
—Dime pequeña— dice con voz ronca.
—Te deseo— susurro.
—Lo sé— dice sonriendo leve— tanto como yo a ti.
Sus dedos se hunden en mi interior y no puedo evitar gemir. Mis manos viajan hasta su pantalón y lo desabrocho dejandolo caer al suelo. Saco su pene duro del boxer y empiezo a masajearlo con la mano, recorriendolo de arriba abajo. Él jadea en mi oído sin dejar de follarme con sus hábiles dedos.
—Te quiero dentro— susurro y él asiente. Busca un condon en el bolsillo de su pantalón y lo rasga poniéndoselo.
Con un hábil movimiento su polla se hunde en mi caliente y húmeda entrada. Agarra mi trasero y comienza a embestirme una y otra vez. Yo gimo con sus embestidas y muevo mi cadera contra él. Aprieta uno de mis pechos pellizcando el pezon y este se endurece en respuesta. Me sigue penetrando con fuerza y lleva una de sus manos a mi humedad acariciando mi c******s con sus dedos, haciendo círculos y presionando. Poco tiempo después consigue que llegue al climax pero él no se corre aún. Le pido que salga de mi y puedo ver la confusión en su mirada. Me bajo del tocador y me arrodillo ante él, quito el condon de su hermosa polla y lo tiro a un lado, tras esto lo introduzco en mi boca y comienzo a chuparlo mientras acaricio la base con mi mano. Puedo ver en su rostro como le hago enloquecer con mi boca y sigo con empeño. Subciono la punta y paso mi lengua por ella. Él sujeta mi coleta acompañando mis movimientos y yo cada vez chupo más rápido y presiono más. Cuando se corre gime roncamente y yo disfruto de cada una de sus gotas. Me levanto y paso un dedo por mis labios, limpiandome y tras esto chupo mi dedo. Él sonrie con satisfacción y me besa pegandome a él.
—Podría estar toda la noche haciéndote mia— susurra.
—Pero esto no está bien.
—Ven conmigo— dice mirandome —se mía, mi mujer— susurra.
—¿Tu mujer? Sabes que deseo alejarme de aquí y ser libre.
—Nadie te pondrá una mano encima, jamás o mataré a quien se atreva— dice él —me vuelves loco Denisse y no te quiero dejar ir.
Él también hace que me sienta así y no puedo mentir, me encanta que me folle y me hable de esta manera, es tan sexy. Pero si me quedo seguiré siendo una mujer en un club de moteros y nunca tendré mi ansiada libertad.
—Deseo ser libre Luan— respondo girandome.
—¿Estas segura?— dice pegándose por detrás a mi y lleva sus manos a mi pecho acariciando mis pezones.
—Yo...— jadeo ante su contacto.
Él sigue jugando con mis pezones entre sus dedos para después bajar una mano hasta mi entrepierna y hundir sus dedos en mi.
—Tu cuerpo me desea Denisse, tu cuerpo no quiere irse tampoco— susurra.
—Luan...
—Estas tan caliente y lista de nuevo para mi...
—Para ti...
—Quiero que estés así siempre para mi...
—Luan.... por favor— jadeo.
—Que deseas... dime— responde sin dejar de penetrarme con sus dedos y los saca de mi interior para centrarse en mi c******s.
Oleadas de placer vienen de nuevo a mi cuerpo y él mueve sus dedos más rápido, exigiéndome, pidiéndome que le complazca con mi placer, con mi orgasmo. Yo jadeo sin cesar y él disfruta con ello, sigue moviendo sus dedos sobre mi c******s hasta que me dejo llevar y tiemblo entre sus brazos de placer.
—Se mía— susurra.