Por Leonardo Salgo del ascensor y encuentro a Denis con las piernas arriba del escritorio. Tenía puesta una pollera tipo campana o no sé bien, pero era amplia, la pollera estaba enrollada hasta sus muslos, y como la otra vez, ella tenía auriculares, por lo que no me escuchó llegar. Repetía unas palabras en francés. Mierda que dulce y sexi es su voz. Hace rato que al escucharla, tengo ciertos ratones con respecto a su voz… No hice ningún ruido, estaba mirando sus piernas, son perfectas, no vi mal el otro día. Desde la otra vez estaba esperando encontrarla en esa posición. Mi m*****o se estaba moviendo solito. -Buenos días Denis. Saludé porque tampoco quería que abra los ojos y me vea mirándola. La sobresalté. Perdió el equilibrio y la silla patinó, se estaba yendo para un costad

