Faltaban solo dos días para volver a Miami, Elena se sentía cada vez más temerosa por el inminente regreso y por lo que los pudiera estarle esperando, se sentía preocupada y no podía disimularlo, Gabriel lo notaba y conocía la causa. No hablaban del tema, pero ambos estaban conscientes de la situación, aquella noche a pesar de la insistencia de Gabriel, ella no dio su brazo a torcer, no quiso bajar a cenar. —Vamos, Ele… —insistía Gabriel mientras la abrazaba sentados en uno de los mullidos sofás de la habitación—, bajamos y después de cenar nos tomamos algo, miramos el mar... —De verdad, esta noche no quiero bajar, prefiero quedarme aquí contigo... —dijo estrechando más a su esposo. —¿Qué pasa? —Es que vamos a volver a Miami... —Sí... Pero ¿Por qué esa actitud? —Tú sabes... tengo mie

