Gabriel llegó puntual a la cita con Elena, al ella subirse al coche la saludó con una gran sonrisa y un beso en el rostro, se había levantado de buen humor con la mente mucho más clara que el día anterior y con la seguridad de que lo que tenía planeado era sin duda la solución a su problema, además, al verla esa mañana comprobó que no sería ningún sacrificio ser el hombre de esa hermosa mujer, el trayecto de ciento cincuenta y ocho kilómetros hasta la casa de playa les ofrecía una hermosa vista al horizonte, Elena disfrutaba del paseo enormemente pero más disfrutaba de la compañía de Gabriel que se mostraba mas cariñoso que nunca ofreciéndole picaras miradas acompañadas de su característica sonrisa ladeadas mientras tarareaba canciones románticas que sonaban en la radio. La casa era una m

