Zoé, al escuchar lo que el abogado decía, logró trastabillar. Él les mostró un documento a los de bienestar familiar que los hizo suspirar con pesadez.
—Es hora de irnos, efectivamente. Zoé León tiene la custodia de las tres niñas y no podemos hacer nada para cambiar la situación.
—¡No, no pueden hacer esto! —Mayela empezó a gritar —¿Quién les asegura que esa firma no es falsificada?
—Largo de aquí, tú no tienes nada que hacer acá—Zoé se levantó y le dio a las niñas a Leo.
—Zoé, no hagas algo imprudente.
Ella ignoró los comentarios de Leo y fue donde Mayela para sacarla a empujones de la casa. Aquella mujer tenía una mirada que era capaz de matar mil veces a la autora de todo esto.
—No te vuelvas a meter con mis niñas, si acaso se te ocurre alcanzarlas con tu veneno. Ten por seguro q
