Cuando llegué a la casa, ya era de noche, fui a ver a Leo y no dejé que Sofía me acompañara. Él seguía dormido en la cama y miré que a su lado habían varias botellas. —Bueno, supongo que esta es tu manera de llevar el luto. Espero que no se te haga costumbre. Recogí las botellas y las metí en una bolsa de basura, Sofía se encontraba en su cuarto haciendo tareas cuando llegué a su cuarto. —Mi vida, tenemos que hablar de lo que pasó en la casa de la señora Cristina —ella me miró y sus ojos se inundaron de lágrimas —si quieres llorar, puedes hacerlo. Bien sabes que no es bueno que te quedes con esos sentimientos atravesados. —Tía Zoé, no quería decirle eso a mi abuelita Cristina. En serio que solo hablé porque me sentía muy enojada por la manera que nos trató. —Lo sé, es necesario que se

