Me llevaron a una camioneta del gobierno mientras veía las lágrimas de Sofía deslizarse por su rostro. No pude escuchar nada y quise gritar, pero todo fue inútil. —Necesito saber quién hizo la denuncia —le hablé a uno de los agentes y se quedó callado —no soy tonta y sé bien que alguien debe estar detrás de todo esto. Dudo mucho que ustedes vayan a las casas de las personas para preguntar si están ilegales. —Le aconsejo que no hable y busque cómo conseguir un buen abogado, se encuentra metida en serios problemas. Solo esperaba que no fuera la persona que tanto sospechaba, quería tener un poco de fe en que no sería capaz de hacerme esto. Llegué a un edificio y de ahí me llevaron a una celda, me encontraba ansiosa. Pensar en arrastrar a las niñas conmigo era algo que me causaba pavor. —

